martes, 22 de diciembre de 2009

Sobre las elecciones en el PSUV

SOBRE LAS ELECCIONES DEL PSUV

El proceso convocado por la dirección política del PSUV es una lección importante para la democracia. En primer lugar, se trata de una convocatoria pendiente desde el año 2006 cuando el propio presidente Chávez hablo de la necesidad de generar coherencia ideológica en los partidarios de su gobierno, procurando con ello avanzar en la consolidación de lo que el pensador italiano Antonio Gramsci denomino el bloque hegemónico.
En segundo lugar, este proceso permite abrir el espacio acerca de la direccionalidad socio-política del principal partido en la actualidad. Se trata no sólo de pensar cuál es el camino por recorrer, también incluye la forma como se percibe ese camino y ello debe significar una gran discusión con las bases. Resolver la contradicción existente entre las bases y la burocracia del partido es vital, no solo para el futuro del PSUV también para el propio avance del proyecto bolivariano.
La disyuntiva de qué hacer es uno de los principales temas de discusión de los partidos revolucionarios. Esa disyuntiva intento ser respondida por Vladimir Ilich Lenín en los preludios de la revolución rusa y ahora pretende ser respondida por quienes militan en el PSUV. Pero así como señalamos a dos importantes pensadores del socialismo para validar este proceso de democracia que debe finalizar en una gran discusión sociopolítica, señalamos lo que denominamos peligros de esta recién consumada elección.
León Troski, decía en la revolución traicionada (1936) que la mezcla de la estructura del partido con la burocracia del Estado había matado la capacidad de crítica y de avance del partido revolucionario. ¿A qué se refería Tronski con esto? Se refería a la progresiva eliminación de los liderazgos sociales surgidos a la par del dinamismo de la transición política de la Rusia Zarista a la Rusia revolucionaria. En ese tránsito se dieron un conjunto de acciones de organización surgidas del entusiasmo popular logrado por la propuesta de cambio radical de la Revolución de Octubre, sin embargo esta fue lentamente adormecida por el excesivo celo y control del burocratismo del partido, que fue despojando de su animosidad revolucionaria a sus militantes para sustituirla por la obediencia y los propios intereses de una nueva elite: el funcionario burocrático. Ese riesgo se hace presente en los resultados de este domingo. No estoy de acuerdo con el hecho que diputados, concejales, alcaldes, miembros del aparato del estado también pasen a controlar el aparato del partido. Con ello se quita un espacio que puede ser ocupado por esos actores que se encargan de organizar las respuestas sociales desde su accionar en los Comités de Tierras, de Agua, los Consejos Comunales, las mesas técnicas de energía, los miembros de las misiones, en fin de un conjunto de actores que han adquirido protagonismo y que ahora se ven amenazados por algunos de estos “funcionarios” que solo están inmersos ahí para cuidar sus propias cuotas de poder. Debemos ser justos al decir que no todos esos funcionarios entran en este parámetro, pero sí buena parte de ellos.
Este peligro, no solo había sido advertido por Troski. El propio Gramsci también lo había dicho en sus escritos políticos filosóficos y en los Cuadernos de la Carceli (1929-1933) cuando advertía que el partido comunista italiano se había convertido en un partido de funcionarios y había dejado de ser un partido obrero revolucionario.
El hecho que en el Congreso ideológico estén presentes este conjunto de funcionarios del Estado, hace que se pierda el impulso revolucionario. Eso es así por una sencilla razón: el burócrata no piensa la realidad, solo actúa como una pieza más de la maquinaria del estado; llenando papeles, cumpliendo procedimientos. Mientras eso ocurre, el actor social revolucionario y comprometido tiene que interactuar con los problemas de la realidad, organizarse y solucionar al mismo tiempo. La lógica de acción del actor comprometido es sustancialmente menos complicada y fosilizada que la del funcionario. Eso lo sabían Troski, Gramsci y Rosa Luxemburgo, para solo nombrar a tres (3) connotados pensadores del marxismo. Incluso Iztvan Meszaro, que acaba de ganar el Premio Libertador lo advierte al señalar las amenazas de este tipo de comportamiento en la construcción del socialismo.
La experiencia del domingo, nos indica que quienes han sido elegidos para el Congreso ideológico que sentará las bases futuras del partido y la revolución, deben analizar estos peligros y amenazas que acabaron con el socialismo del siglo XX y que pueden ser un ultimátum para el socialismo del siglo XXI. Hace tiempo alguien me decía que el socialismo del siglo XXI no existía, eso es cierto. Tampoco existió el liberalismo y el capitalismo antes que Hobbes, Rousseau, Locke lo pensarán, por eso el compromiso de todo militante revolucionario es pensar esa realidad pero viéndola desde la experiencia de lo sucedido – y sus errores- en el siglo XX. Esperaremos a ver sí este congreso ideológico es capaz de visualizar esta problemática. Tengo esperanza en que sí.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
18/11/2009

El socialismo en Venezuela

EL SOCIALISMO EN VENEZUELA: DEL MAS AL PSUV

El debate en torno a la construcción del socialismo en Venezuela ha pasado por dos actores realmente significativos. Uno de ellos, el Movimiento al Socialismo (MAS) surgido en los inicios de la década de los años 70 del pasado siglo XX, producto de una división del Partido Comunista de Venezuela (PCV). El otro, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), surgido de una estrategia de unidad de fuerzas planteado por el presidente Hugo Chávez inmediatamente después de su triunfo en diciembre de 2006.
Existe, en nuestra modesta opinión como estudioso de la historia de las ideas en Venezuela, un tronco común entre ambos proyectos: la negación al dogmatismo soviético o del denominado socialismo real. Tanto el MAS como el PSUV, llegaron a manifestar en boca de algunos de sus principales representantes (Teodoro Petkoff, Hugo Chávez) críticas muy fuertes a la desviación del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), que condujo a la toma de decisiones excesivamente limitantes al debate y la discusión, terminando en la construcción de una sociedad muy rígida, negadora del carácter revolucionario del socialismo planteado por Marx, tanto en El Capital como en otros trabajos.
La forma como lo negaron establece una diferencia entre ambos movimientos. Mientras el MAS, inicialmente se definió como un partido socialista de afiliación marxista-leninista, progresivamente fue cediendo paso a la discusión en torno a la construcción del socialismo para desplazarlo por un reformismo que terminó en esa estructura caduca y pragmática que es hoy. La posición ejemplificada en la actitud de antiguos dirigentes del MAS, como Julio Montoya o mi buen amigo Willian Barrientos, que hoy están del lado de la socialdemocracia – representada por Un Nuevo Tiempo- refleja una vieja discusión que se planteó en lo interno del MAS, acerca de la imposibilidad de construir un proyecto socialista alternativo al hegemónico de AD y COPEI en las décadas de los 70 y 80, y por lo tanto concluían que era imperativo subsumirse en estos movimientos políticos para ser una opción de poder.
Por su parte el PSUV, también se encuentra en la disyuntiva de reforma o revolución. Y esa situación debe conducir a una revisión histórica que impida que terminen como el MAS. Por una parte, ciertos elementos de la estructura del PSUV están más dedicados al disfrute de las condiciones de privilegio que derivan del ejercicio hegemónico – en el sentido gramsciano- del poder que a la construcción del socialismo. Estos sectores dentro de la estructura del PSUV son profundamente burocráticos, fosilizados y ven como una amenaza a sus privilegios los procesos de organización social que se dan bajo las figuras de comunidades movilizadas a través de mesas de aguas, energía, consejos comunales entre otras. En la visión de estos sectores reformistas, carentes de compromiso y ética revolucionaria, lo esencial es el disfrute del poder y la utilización del mismo para su propio beneficio.
Existe – y menos mal que así ocurre- otra sección en el PSUV, estructurados en el sentido ideológico de la revolución, encabezado por el propio presidente Hugo Chávez y algunos otros actores, que plantean seriamente el debate acerca de la construcción del socialismo. Para ellos es prioritario el proceso de construcción de un partido de cuadros, formados y curtidos en las ética revolucionaria de la cual hablaban el Che y el propio Marx, al mismo tiempo que insisten en la organización y formación política de los ciudadanos, como una condición del ejercicio de la participación. Marchan sosteniendo la necesaria revisión y modificación de las relaciones que marcan el accionar del capital y el trabajo. Es el camino sostenido por Marx en los Grundrisse (el título completo es Grundrisse der Kritik der politischen Oekonomie o Líneas Fundamentales de la Crítica de la Economía Política hecho público en 1939 en Moscú) donde habla de la vía al “proyecto socialista” como un camino que conduce a la disolución de las condiciones de explotación y alienación del capitalismo.
El planteamiento de Marx, que de cierta forma es recuperado por esa vertiente verdaderamente revolucionaria del PSUV encabezada por Chávez, habla de la necesidad de un “desarrollo universal” de los individuos en contraste con el desarrollo “unidimensional” del capitalismo, sobre el cual se basan las relaciones de alienación que permiten la explotación del hombre por el hombre. Se trata, y de cierta forma está visión es incorporada en el Plan Simón Bolívar (2007-2013) de construir socius (amigos, colaboradores). Ese proceso implica una acción múltiple: por un lado, la revolución del aparato productivo y por el otro, la revolución de la conciencia, sobre la formación socialista. Es este punto, la marca de escisión entre los revolucionarios y los reformistas dentro del PSUV. Los reformistas, se resisten a la modificación de las condiciones objetivas de la explotación capitalista, pues ello significaría el fin de sus posibilidades de enriquecimiento y al mismo tiempo, se resisten al proceso de formación que los haría “visibles” ante el resto de los militantes realmente comprometidos. Por ello, quienes militamos en el lado de la construcción socialista propugnamos la formación, el debate y la construcción de condiciones objetivas de disolución del carácter alienante del sistema capitalista. Creemos que el PSUV debe revisar con cuidado la experiencia histórica del MAS, para no terminar como lo hicieron sus antecesores. La historia es maestra vida¡¡.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
05/05/2009
Juane1208@gmail.com

EL PSUV: CRISIS EN EL ZULIA

EL PSUV: CRISIS EN EL ZULIA

El funcionamiento del PSUV es sumamente contradictorio, sobre todo es espacios geográficos como el Zulia. Sí bien debe reconocerse el esfuerzo de organización y movilización adelantado entre 2008 – 2009, no podemos dejar de criticar la inacción en la que se encuentra inmerso el partido de Chávez.
En el Zulia, hay una situación que en otro contexto debería ser aprovechada. La huida de Manuel Rosales se traduce en un sólido golpe a la estructura de liderazgo de la oposición en el estado. Aunque no tenemos duda que la estructura de poder no ha sido desmontada, el hecho de la ausencia de Rosales ha desatado una lucha por el control del aparato entre quienes apoyan a Pablo Pérez y los que apetecen alcanzar espacios de poder.
La salida de Rosales, desató los demonios de las apetencias personales en el PSUV Zulia, las diversas facciones – que aun sobreviven al interior del partido- se encuentran en la disyuntiva de aglutinarse en torno al liderazgo de Omar Prieto, Alcalde de San Francisco o alinearse con Luís Caldera, Alcalde de Mara. A pesar de ello, no puede dejar de advertirse que la desorganización operativa del PSUV es notoria en la ciudad de Maracaibo. La estructura política del partido no ha hecho nada por recuperar espacios electorales en la capital del estado, que es clave para la concreción de cualquier triunfo electoral. Mientras eso ocurre, el Alcalde – encargado- Daniel Ponne se ha lanzado a una feroz presencia en todas las parroquias, adelantando planes de inversión, repartiendo prebendas y beneficios, buscando con ello convertirse en el candidato oficial de UNT, cuando así lo convoque el CNE.
El PSUV, no ha reaccionado ante la gestión de gobierno de Ponne y mucho menos ante lo hecho por Pablo Pérez, quienes silenciosamente incrementan el control político heredado de Manuel Rosales. No obstante, el desenvolvimiento del PSUV en el Zulia, continúa como siempre: epiléptico.
De continuar esa inacción, sometida a la terrible competencia interna, el resultado de cualquier elección será el mismo: la derrota del chavismo. Eso es un indicativo que la labor ideológica ha sido – por decir lo menos- deficiente. Por otra parte, parece que la propuesta de las 3 R – revisión, rectificación y relanzamiento- no ha sido entendida. Pongamos cifras concretas a lo que decimos: veamos el caso del Municipio Maracaibo. La diferencia entre Pablo Pérez y Di Martino fue de casi 120.000 votos (333.955 vs 219.256), con derrotas contundentes en parroquias populares, donde se supone que los programas y la acción del gobierno nacional actúan. En esos espacios, la oposición a Chávez ha incrementado su presencia, disminuyendo la ventaja que tuvo el PSUV en Antonio Borjas Romero y Francisco Eugenio Bustamante, mientras que UNT aumenta su ventaja en parroquias como Chiquinquirá, Cristo de Aranza, Bolívar, Coquivacoa, Cecilio Acosta. Estas cifras nos hablan de inacción en la capital del estado, comportamiento que no tiene ninguna justificación al considerar que el principal líder opositor se encuentra huido y que el gobierno incrementa la actividad económica a través de PDVSA.
La situación es aún más preocupante al analizar otros municipios donde el PSUV ganó espacios. Tal es el caso de Cabimas, donde se recupero la Alcaldía del control ejercido por AD-UNT. Sin embargo, los resultados de diciembre 2008, cuando el candidato del PSUV gano con escasa ventaja puede revertirse sí no se consolida la presencia local, pues sí llegará a producirse la unificación de los partidos de oposición el control del PSUV en Cabimas se perdería. Este caso, es un excelente ejemplo de las dificultades para consolidar una acción de gobierno en el Zulia. Es paradójico analizar como contando con el apoyo económico de PDVSA, no se ha logrado triunfar en el corredor electoral petrolero (Simón Bolívar, Lagunillas). La explicación debe buscarse en la perfecta manipulación cultural que ha venido construyendo la oposición, al apropiarse de la identificación con los valores socio-históricos de la región. Mientras esto sucede, el PSUV sigue en luchas intestinas, sin sentido en cada espacio. Bajo ese escenario, rescatar al Zulia del control de la oposición luce, por decir lo menos, imposible. Habrá que ver sí la dirigencia regional tiene la voluntad de aplicar las 3 R, en mí parecer eso no ocurrirá.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
30/09/2009

CHÁVEZ, VARGAS LLOSA Y LOS INTELECTUALES

CHÁVEZ, VARGAS LLOSA Y LOS INTELECTUALES

La realización del Foro de CEDICE sobre Libertad y Democracia en Caracas, fue propicia para reunir a otro grupo de intelectuales latinoamericanos de izquierda. Se trata sin duda de la demostración que nuestro país es el epicentro de un muy serio debate político acerca de la prospectiva del cambio político.
La naturaleza de la reunión facilita ahondar sobre el tema de la relación entre discurso político, discurso del poder y manipulación. Cuando hablamos de discurso político, nos referimos a las formas de reproducción del poder político, la dominación o el abuso del poder, entendido como la capacidad de modificar el comportamiento del otro. En ese sentido, el discurso del poder, constituye la expresión de las relaciones sociales manifestadas a través de diversos medios de difusión (audiovisual, escrito, espot propagandísticos, etc) y que tiende a ser objeto de manipulación, entendida como una práctica comunicativa e interaccional, a través de la cual el manipulador ejerce control –o pretende hacerlo- sobre otras personas. La manipulación, implica poder y abuso de este. La pregunta obligada sería: ¿ qué relación hay entre discurso político, discurso del poder y manipulación con la visita de los intelectuales a Venezuela? La respuesta viene dada por el contexto y el texto de producción de los actos del habla de los actores comprometidos: el presidente Hugo Chávez, el intelectual Marío Vargas Llosa, Jorge Castañeda, Enrique Klause, Fernando Buen Abad, Luís Brito García y Roberto Hernández Montoya. Se trata de un momento o coyuntura socio-política donde un conjunto de actores coinciden en una cobertura mediática – impresa y audiovisual- a través de la cual emiten conceptos y categorías que pueden lograr el convencimiento del otro.
El discurso político, como discurso del poder – o contrapoder- es esencial para “convencer” en torno a una posición, proyecto político o percepción de la realidad. El discurso del poder trata de ejercer un control sobre la mente de los receptores de ese discurso es clave para aquellos actores que tienen acceso a los medios de comunicación. Sin duda es el caso de todos los nombrados. Ahora bien, las posiciones de uno y de otros varían. Mientras Chávez, Brito García y Hernández Montoya defienden un modelo de ruptura con la lógica de dominación capitalista, Vargas Llosa, Castañeda y Klause se inclinan por el modelo tardo-capitalista liberal. Ello conlleva que los actores en pugna intenten emplear su acceso a los medios para convencer al público en general.
Estamos hablando de una lucha de poder en su más clara expresión. Y esa lucha se llevó adelante a través de los medios. Chávez, Montoya y Brito emplearon el Sistema nacional de medios Públicos, mientras que Vargas Llosa y compañía los medios privados (Globovisión, El Nacional, El Universal entre otros). Estos medios, hicieron uso de la manipulación a través del uso de la memoria de corto plazo (MCP) y la memoria de largo plazo (MLP). La MCP busca hacer análisis inmediatos, que permiten la percepción del hecho sin interpretaciones profundas. La MLP, por el contrario, busca el conocimiento, las actitudes y la ideología. La MCP es un paso para consolidar posturas que permanecen en la MLP. Para ello, se hace uso de la manipulación, presentándose con estrategias que consisten en: uno, enfatizar las posiciones propias, la superioridad moral del hablante y sus fuentes, y por lo tanto la inferioridad del otro. Este elemento, resulta claro en la entrevista que El Nacional (domingo 31/05/2009, N-8) le hace a Vargas Llosa cuando afirma: “es un personaje muy prototípico – (Chávez)- de América Latina y del Tercer Mundo en general… y es un problema para que prospere una cultura realmente democrática”. Esa intervención, presenta a Chávez como un retroceso histórico en la historia latinoamericana y con eso minimiza su valor político.
Dos, enfocan las nuevas creencias que el manipulador – Vargas Llosa- pretende sean aceptadas. En el caso de la mencionada entrevista, se trata de presentar a Chávez y su modelo de democracia como un accidente histórico, como un modelo de la izquierda tradicional que es peligrosa para la convivencia: “Hay un espacio en el que la izquierda y la derecha se confunden si son democráticas y si son liberales, lo que hay que combatir son las formas extremas de izquierda representada por un Chávez”. Tres, desacreditan fuentes o creencias alternativas; el escritor peruano lo hizo cuando al referirse a Chávez y la propuesta de debate señaló: “"Él jamás propuso seriamente tener un intercambio (...) jamás ha aceptado debatir con nadie, siempre ha sido un monólogo autista" (BBC Mundo). Con ello buscaba restarle seriedad no sólo a las posturas del presidente, también a su propia condición política de defensor de un modelo de democracia participativa. Finalmente, la cuarta estrategia de la manipulación viene dada por la apelación de ideologías, actitudes y emociones relevantes para los receptores del discurso. Vargas Llosa hace uso de una postura en donde él y los intelectuales que lo acompañaban son la representación del diálogo – que es un valor esencial de la democracia- pero los “otros” – Chávez y compañía- no son proclives a ello: “Nosotros estamos para el diálogo, lo que representamos es el diálogo, la racionalidad, deponer las pasiones para hacer política" (BBC Mundo 29/05/2009).
La prensa y los medios audiovisuales, cercanos a la oposición a Chávez, aprovecharon finalmente esta visita de el grupo de intelectuales encabezados por Vargas Llosa para levantar una matriz de opinión que señalaba varios elementos: 1) Chávez es un peligro para Latinoamerica, 2) el modelo de democracia propuesto por su gobierno es profundamente contrario a los valores y elementos culturales del latinoamericano, 3) hay una incapacidad teórica en la definición del socialismo del siglo XXI. Esa estrategia, insistimos, busca impactar en la MLP de los ciudadanos, ahondando las matrices discursivas que se van tejiendo en la red de medios – impresos y audiovisuales- alineados con el capitalismo liberal. Por ello resulta esencial desmontar las matrices que sirven para construir la manipulación de los medios, que buscan con justificar y legitimar la acción propia a la vez que se deslegitima la del “otro”. Esa manipulación, se encuentra firmemente aliada con el discurso académico, tratando con ello incidir en la denominada “memoria episódica” que está asociada con la identidad histórica. Se propone producir generalizaciones que no buscan indagar en los elementos conceptuales implícitos en las afirmaciones discursivas del adversario, por el contrario, el objetivo primordial es la levedad en el tratamiento de temas cuyo contenido ideológico sea esencial. Un ejemplo claro, es el manifestado por otro de los invitados Plinio Apuleyo Mendoza, cuando al referirse al Socialismo del Siglo XXI establece una asociación – inexacta- entre el modelo propuesto por Chávez y el fracasado Socialismo Real, empleando para ello el referente de “comunismo”: el "socialismo del siglo XXI" que propugna el gobierno nacional no es tal, sino "lo que se conoce comúnmente como comunismo, y eso es lo más insólito que se le pueda ofrecer a un país después del fracaso de ese modelo en el siglo XX" (BBC Mundo 29/05/2009).
Esa asociación, busca incidir sobre la “memoria episódica” – o histórica- de forma tal que el lector de las declaraciones del periodista colombiano piense inmediatamente que el modelo propuesto por el presidente de Venezuela tiende – indeteniblemente- al fracaso, tal como paso con la URSS. La manipulación, se basa en el uso de las creencias de los receptores para ejercer un control de la mente, que busca dominar las acciones de los receptores en base a esas mismas creencias manipuladas. Por ello, el debate acerca del papel de los medios no es un asunto fútil, por el contrario el verdadero reto del proceso bolivariano en los actuales momentos estriba en desenmascarar esa manipulación, cuyos efectos sobre el voluntarismo y la participación alrededor del modelo sugerido en el proyecto bolivariano, puede ser fatal.
En este contexto de manipulación, la generación y divulgación por medios impresos y audiovisuales del discurso político en sí mismo es un refuerzo de la propia manipulación. Es por ello, que vemos titulares como el del Diario El Universal (domingo 31/05/2009) en la columna del periodista Roberto Giusti que titula: Por qué Chávez arrugó ante el debate con Mario Vargas Llosa. La estrategia general de la manipulación consiste en presentar una situación de manera tal, que esta – sin ajustarse a la realidad- corresponda con los intereses y percepciones que pretenden ser transmitidos a los receptores. Lo planteado busca – como propuesta manipuladora- que los grupos dominantes – o por lo menos aquellos que tuvieron control hegemónico en el pasado- amplíen su control del poder, generando informaciones, instrucciones y otras prácticas sociales que tienen como objetivo influir en el conocimiento de los receptores acerca de la realidad, lo peor de todo es que ese proceso se realiza bajo prácticas abiertas que son asumidas como totalmente legitimas bajo el manto de la “libertad de expresión”. Con ello se trasgreden las normas sociales de eticidad, equilibrio y equidad, generando una comunicación ilegítima, al favorecer sólo a una forma de representar la realidad.
Sin duda, al revisar el contenido de la crónica de Roberto Giusti, vemos refrendado claramente los elementos que señalamos. El periodista, haciendo uso del principio de la libertad – que es parte fundamental de la justificación del modelo capitalista- señala que la causa de la no realización del debate entre intelectuales era el propio Chávez y no la resistencia de los intelectuales de derecha para debatir con sus pares. Giusti señala contundente que “la causa de fondo que lo llevó (a Chávez) a hacer mutis responde a una de las características del autócrata, acostumbrado a ordenar y a ser obedecido, a hablar y no escuchar y a sentenciar sin derecho a réplica” (El Universal 31/05/2009 1-2). La manipulación se manifiesta a través de un falseamiento de la realidad, y para ello desencaja la realidad misma para adaptarla al objetivo de dominar la percepción de los receptores, planteando que el debate no se realizó por el “temor” de Chávez a discutir y a escuchar ideas contrarias. Se trata de insistir en ignorar que quienes no se presentaron al espacio Aló presidente fueron los intelectuales encabezados por Vargas Llosa, y esa situación es sustituida por la representación de “cobardía y temor” al debate en condiciones de libertad.
Con ello, se completa la transformación de lo aparente en lo real. La fantasía que sustituye la realidad, y todo con la anuencia de los medios audiovisuales e impresos, perfectamente articulados en el ejercicio de la manipulación.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
01/06/2009

VENEZUELA: 10 AÑOS DE AJUSTE SOCIOPOLÍTICO

VENEZUELA: 10 AÑOS DE AJUSTE SOCIOPOLÍTICO

La obsesión por las fechas no permite ver los procesos en su contexto. Sí bien, son diez (10) años de la aprobación de la Constitución, no puede perderse de vista la dinámica general del ajuste sociopolítico. En 1er lugar, todo ello se encuentra enmarcado dentro de un proceso más amplío de agotamiento de las formas de hacer política que prevalecieron a partir de la 2da mitad del siglo XX. Se trata de un enfoque que hace hincapié en la “virtud” de los sistemas de representación política, a través del cual se asume la “necesaria” obligación del distanciamiento de la participación del ciudadano, mediante la restricción sólo al momento electoral.
No es fortuito observar como en Latinoamérica en su conjunto estas formas de articulación de la vida democrática terminaron en conflictos y movilizaciones de gran peso, tal como lo ocurrido en Caracas y Buenos Aires en los años finales de la década de los 80, en el pasado siglo XX. Los sistemas políticos basados en relaciones corporativas, donde los grandes grupos de presión (económico, político, gremial) establecían alianzas sobre las cuales repartieron los beneficios de la renta capitalista, no pudo mantener ese clima de confianza y paz forzada y cedieron a las propias conflictividades y contradicciones que generan.
En 2do lugar, no se puede perder de vista el hecho que los cambios en las formas de gobernabilidad democrática se tradujeron en mayores exigencias de participación directa de los colectivos. Se trata de analizar el nuevo significado que se le da a la ciudadanía política y al concepto de soberanía popular. Cada vez se hizo más común en los años finales del siglo XX, las exigencias de mayores espacios de articulación y participación ciudadana. La resistencia de los factores de poder a esta exigencia nos habla de la aparición del fenómeno de la “antipolítica” como un rechazo a las formas de representación de los partidos históricos.
En 3er lugar, los efectos desastrosos de los ajustes neoliberales al sistema económico y a la arquitectura del Estado Nacional son otro elemento que explica los cambios históricos generados. Estas tres (3) dinámicas señaladas someramente, son significativas para entender el ajuste socio-político que se produce con la Constituyente en Venezuela. Por otra parte, no podemos dejar de señalar el impacto que tuvo el proceso constituyente en Colombia en 1991. Se trata de entender que se da inicio a lo que se denomina el Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano, que propone que las constituciones no son cuerpos perfectos e inmutables en el transcurso del tiempo, que por el contrario deben ser objeto de ajustes periódicos para permitir su adecuación con los procesos de cambio social. En el caso nuestro, la Constitución selló un déficit histórico de derechos que se tenía desde la propia independencia. Procesos ligados a tres problemas no resueltos, tales como el acceso a la propiedad, el tema de la participación política y la igualdad real ante la sociedad, son tratados en la Constitución de 1999 y han permitido un dinamismo de gran significado en cuanto al desarrollo de la ciudadanía.
No hay que dejar de notar, que ese proceso de ajuste socio-político fue posible debido a la articulación de un discurso de cambio, encarnado en la figura de Chávez junto a las expectativas de mejora de una población, cuyos estratos D y E, pasaron a constituirse en el electorado clave en el proceso político venezolano. La capacidad del discurso de Chávez, para articularse con esas demandas es lo que ha hecho posible su permanencia en el poder, por ello observar detalladamente los descontentos que expresan los ciudadanos por problemas ligados a su calidad de vida, la falta de respuestas a sus exigencias, la lentitud del aparato del estado, deben ser llamados de advertencia para quienes se alinean en el lado de la revolución bolivariana.
Diez años después, el compromiso con la construcción y articulación de una sociedad que realmente modifique las condiciones de apropiación y explotación del hombre por el hombre, sigue siendo el motor que impulsa la reflexión, sin embargo en el ínterin se ha venido articulando un sector peligroso para la continuidad de este proceso: la boliburguesía. Es el reformista que se viste de rojo y se aprovecha de su condición, es el funcionario burócrata, es el diputado que no rinde cuenta a sus electores, en fin es el peligro del más de los mismo. Diez años después debemos reflexionar sobre lo que puede ser y lo que ha sido, no hacerlo es asumir el título de lo dicho por Trosky en su obra de 1936: La revolución traicionada.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com

ROSALES: RELIGIOSIDAD, HISTORIA Y MANIPULACIÓN

ROSALES: RELIGIOSIDAD, HISTORIA Y MANIPULACIÓN

Sí aceptamos que el poder – siguiendo la definición de Max Weber- es la capacidad de modificar el comportamiento de los otros por parte de un conjunto de individuos, también debemos aceptar que el ejercicio del poder sí bien lleva implícito nociones de violencia, no siempre puede estar basado en esos mecanismos para lograr el convencimiento. En muchas ocasiones, quienes ejercen el poder hacen uso de diversos constructos culturales, ideológicos e históricos. Es ese el caso del Manuel Rosales y del actual Gobernador del Zulia, Pablo Pérez.
La identificación que subyace en la propaganda oficial de la Gobernación, en el sentido que los representantes políticos del partido Un Nuevo Tiempo – Manuel Rosales primero y Pablo Pérez actualmente- son la encarnación de la zulianidad, es una manifestación de la máxima que anunciamos al principio.
Todo el tejido discursivo de las acciones oficiales, se estructura sobre la insistencia en la diferencialidad cultural del zuliano con respecto al resto del país. En la práctica hay que reconocer esa diferencialidad, pues no hay duda de las particularidades del zuliano, sin embargo sin parecer contradictorio, ese reconocimiento no significa que compartamos la representación que busca construir un sentimiento de distanciamiento con la propia venezolanidad. Para ello, se ha estructurado una muy lógica manipulación del carácter identitario del zuliano, alimentado desde las investigaciones históricas y sustentado adecuadamente desde el aparato oficial de nuestra entidad regional, mezclando elementos de carácter histórico, ideológico y religioso.
Históricamente, es sabido que el espacio histórico marabino – pues hablamos de la región histórica que comprende el actual estado Zulia y los estados Mérida, Táchira y Trujillo, así como parte de Lara y Falcón- tuvo una pujanza derivada del impacto que el puerto de Maracaibo adquiere desde inicios del siglo XVII, producto de haber servido de salida a las mercaderías y productos venidos de los Andes. Ese comercio, aunado al hecho que nuestro estado toma forma de una herradura, por el conjunto físico que lo rodea – al oeste la Sierra de Perijá, al sur-este la Cordillera Andina y al este el sistema Lara- Falcón- incidió en el particular aislamiento de este espacio histórico y su escaso contacto con el resto del territorio de la Capitanía general de Venezuela y la posterior república. Sobre ese aislamiento y la pujanza – insistimos en ello- se desarrollo una elite multifuncional, por sus lazos sociales, culturales, políticos y económicos que utilizó – y utiliza- esa prosperidad en su propio beneficio. La tantas veces nombrada autonomía e identidad del zuliano, ha sido y es una excusa para el propio beneficio de esa elite, que enmarcada en el regionalismo ha subyugado, explotado y usufructado las riquezas sin ningún tipo de escrúpulo. Hemos dicho, que Rosales – al igual que Jorge Sutherland y Venancio Pulgar- ha sabido emplear el enorme orgullo histórico del zuliano para sus propios objetivos. Han convocado a LOS CIUDADANOS DEL Zulia a enfrentarse con el poder central, en una “supuesta” defensa de la autonomía y han terminado abandonando a quienes prometieron defender.
La pregunta obligada es: ¿ cómo se ha generado ese fenómeno?. Tanto en el siglo XIX como en los años finales del siglo XX e inicios del presente siglo, se ha construido un marco interpretativo, entendido como un conjunto de normas, rituales y símbolos que sirven para justificar la hegemonía de esa elite polifuncional. El culto religioso a la Virgen de Chiquinquirá, la estructura formal de la Iglesia Católica, los sectores culturales controlados por esa elite, así como la capacidad económica que manejan sirvió – y sirve- para asociarlos a ellos con la zulianidad. Es interesante ver como la propaganda de Rosales y Pablo Pérez habla del gobierno del Zulia y emplea en los medios el Himno del estado para acompañar la divulgación de sus obras. Es conocida una de esas propagandas, que durante buena parte de su duración lo que hace es acompañar las imágenes de obras, carreteras y remodelaciones realizadas por el ejecutivo con el Himno. Encontramos ahí un mensaje sugerido: quienes gobiernan son el Zulia, los “otros” son presentados explícitamente como agresores de “esa zulianidad”. Cualquiera que pretende señalar en esos responsables políticos cualquier tipo de crítica, no hace sino atacar al Zulia. Vemos así como se construye una identificación entre el representante político y la identidad del zuliano. Esa estrategia no es nueva- insistimos en ello- pues fue implementada en el siglo XIX con éxito, y se vuelve a hacer con la anuencia y asesoría de un conjunto de intelectuales e historiadores – de gran respeto y estima por mí- que forman parte del equipo de apoyo institucional de Pablo Pérez y Manuel Rosales. Lo grave de ello, es que a través de esa asociación- manipulación se oculta el interés de impulsar sentimientos de profunda diferencialidad con la venezolanidad toda y a partir de ahí, sostener ideas de secesionismo o autonomía riesgosas para la integridad territorial.
Se trata de hacer sentir que existe una gran “injusticia” manifestada por el aporte que hace el Zulia y lo que recibe, con ello se busca movilizar al zuliano en “defensa de lo propio”. Esa defensa es enmarcada en la acción política del gobierno regional, y sus cabezas políticas, quienes surgen como “verdaderos” adalides de la identidad del zuliano, cuando en verdad no hacen sino defender sus propios intereses económicos.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
26/05/2009

PERSPECTIVAS SOCIO-POLÍTICAS 2010

PERSPECTIVAS SOCIO-POLÍTICAS 2010

Los historiadores no acostumbramos establecer escenarios, sin embargo como militantes de la historia inmediata que somos, hacemos uso de los análisis prospectivos para plantear posibles contextos socio-políticos para el 2010. Lo primero es que hay que reconocer que la popularidad de Chávez se mantiene, sí bien se ha visto afectada por los efectos de la crisis en el sector eléctrico, así como por los casos de corrupción. Los últimos estudios de encuestadoras (no precisamente cercanas a Chávez) indican que su popularidad oscila aun entre el 40 y 45% (Datanálisis, IVAD, Consultores 21). Eso se traduce en que desde el punto de vista comunicacional la figura de Chávez sigue siendo una referencia y lo peor de ello (para la oposición) es que no aparece nadie que compita con él.
Lo que esto significa es que al contrario de lo que comienzan a decir algunos personajes de la oposición, las posibilidades para ellos de obtener una mayoría en las elecciones legislativas del 2010 no son muy altas. Lo que nos ayuda a entender porque el chavismo, a pesar de estar lleno de unos cuantos malos candidatos, de los escándalos de corrupción, de los excesos de burocratismo, será mayoría en el 2010 es el tema de la agenda pública y la agenda política. En los estudios de comunicación política, cuando se habla de agenda pública se trata de explicar la importancia o relevancia que adquieren ciertos temas o tópicos para las audiencias o públicos. Esta se diferencia de la agenda política, que es aquella que busca establecer la respuesta que los actores políticos dan a los temas surgidos desde los ciudadanos comunes. Lo que decimos es que la agenda política de la oposición no coincide en ningún momento con la agenda de los públicos, a pesar de los intentos de los medios de comunicación para hacer coincidir y encajar lo que no pega. Para ejemplo algunas cifras provistas de la última encuesta tanto de Datanálisis y Consultores 21 (noviembre 2009). Los grandes temas para los ciudadanos – en orden de prioridad- son: el desempleo es el principal problema 24%, mejorar la economía 18,6%, seguridad 18,3%; vivienda 5,6%, mejorar el sistema de salud 5,3%; solucionar problemas sociales 4,9%; educación 4,4%; continuar con la ideología 3,9%; paz-armonía 3,8%; acabar con la corrupción 3,1%; acabar con la revolución 1,5%; mejorar las relaciones con otros países 1,2%, vivir en democracia 1,1%. Como se ve, son todos temas relacionados con lo que en psicología política denominamos el mundo intrapersonal. Mientras esto piensan los venezolanos, los políticos de oposición siguen empecinados en el tema de la “dictadura de Chávez”, las locuras de Chávez, la idea de “cubanizar a Venezuela” de Chávez, todo gira en torno a la figura presidencial. Con ello, lo más importante en la agenda de los políticos no es lo más importante en la agenda de los venezolanos. Y eso tiene su peso político específico, más aun sí se considera que el tema de lo social, de lo económico, de la igualdad y el acceso social es el principal tema del chavismo.
Con ello queremos decir, que ese distanciamiento entre la agenda pública y la agenda política le costará caro a la oposición a Chávez, a pesar de los errores, despilfarros y desaciertos que pueda cometer el gobierno, esté mantiene la agenda social como principal tema de la agenda política, haciendo coincidir su discurso con el casi 82% de electores de los estratos D y E que conforman el universo electoral del país.
Insistimos, bajo este panorama podemos ver tres escenarios: 1) la oposición mantiene ese distanciamiento discursivo y en ese caso el chavismo obtiene entre 120-130 plazas en la Asamblea Nacional, 2) la oposición democratiza la elección de sus candidatos y renuncia al consenso como fórmula para conformar sus listas, sin embargo no es suficiente pues siguen sin una agenda política, en este caso el chavismo obtiene entre 90 y 110 curules y la oposición entre 46 y 75 y el último escenario (casi imposible), es aquel donde la oposición no sólo elige democráticamente sus candidatos, los acompaña con una agenda política sino que además esos candidatos no están asociados con los actores tradicionales (como se ve son muchas variables que cumplir) entonces y solo entonces, la oposición puede alcanzar 76 a 90 curules colocando a Chávez en una minoría. Este último escenario depende del estricto cumplimiento de todas las variables, cuestión que vemos muy difícil dadas las características de la situación política. En conclusión, duélale a quién le duela, hay chavismo para rato a pesar de sus propios errores.

Dr. Juan Eduardo Romero J.
Historiador
Juane1208@gmail.com
23/12/2009