jueves, 29 de marzo de 2012

LOS TEMAS O AGENDAS DE LA GUERRA SICOLÓGICA Desde mediados de la década de los años 70, del pasado siglo XX, se viene desarrollando el denominado enfoque de “agenda setting”. Este enfoque desarrollado en EEUU, señala que los medios no nos dicen como pensar, sino “sobre qué pensar”. Se trata de entender que los medios de comunicación (impresos, audiovisuales o webs/blogs) señalan un conjunto de temas, que son repetidos automáticamente, construyendo una “agenda” temática que es repetida por la “agenda política” (los actores políticos con visibilidad en los medios y la vida pública) como en la “agenda pública” (la que maneja el ciudadano común). La agenda setting, muestra como desde los medios se “selecciona” – a través de los periodistas, y de los jefes de información o responsables de medios- cuales temas aparecen en el día a día, permanecen o desaparecen en los noticiarios, en la prensa o en las páginas web o redes sociales. Se trata de “direccionar” las expresiones de los actos de habla de cada ciudadano. Se trata de establecer una línea de dirección de las discusiones, comentarios y análisis que hacemos en nuestra vida cotidiana. Todos los estudios realizados – Latinobarómetro, Datanálisis y otros- demuestran que cada vez con mayor frecuencia, en toda Nuestra América los ciudadanos se informan según lo que es comentado y reseñado en los medios impresos y audiovisuales. Es sobre este estudio – que corresponde a una realidad concreta- que desde los EEUU se adelanta las Operaciones de Guerra Sicológicas (OPGUS) contra Venezuela. Medios de Comunicación como El Nacional, El Universal, Tal Cual, diarios de circulación regional como El Impulso, La Verdad, El Carabobeño, Amanecer, Versión Final, siguen este enfoque de agenda setting, sobre todo relacionado con un conjunto de temas que podemos enumerar: 1) la salud precaria del presidente, 2) la existencia de disputas internas para definir el sucesor de Chávez, 3)los problemas de inseguridad de los venezolanos, 4) las carencias en el cumplimiento de los programas públicos del Gobierno, 5) la próxima (y segura) crisis alimentaria (leche, carne, café, entre otros rubros claves) y 6) fallas en el servicio público (electricidad, transporte, agua). Todos esos temas conllevan a una misma operación de guerra sicológica: el fracaso inevitable del proyecto bolivariano y por lo tanto, de la construcción de una respuesta contrahegemónica al capitalismo. Esos temas de agenda, vienen acompañados de otros sub-temas, enmarcados en el mismo enfoque de “agenda setting”: 1) el carácter “popular” de la candidatura de Capriles Radonski, 2) la captación del descontento “interno” dentro de las filas del PSUV, procurando un “goteo” de líderes importantes (gobernadores, alcaldes, concejales, diputados, funcionarios públicos de importancia) y 3) la posibilidad de una “transición” no traumática post-Chávez. Se trata de una estrategia, destinada no a los sectores “duros” – militantes, con claridad política- del PSUV, sino aquellos grupos que se han “adherido” oportunamente al beneficio de las políticas del proyecto bolivariano, pero que carecen de un verdadero compromiso revolucionario. Se trata de avanzar sobre las confusiones y la falta de claridad, derivadas de las carencias y debilidades en la formación política, que sí bien ha sido intentado ser superado a través del Sistema de Formación Socio-Política, no ha tenido el éxito esperado. Debe entenderse además, que el contexto internacional, con un precio del petróleo por encima de los 100 US$, con las necesidades de elevar la popularidad del presidente Obama, inventándose nuevos conflictos que motoricen el “patriotismo” del pueblo norteamericano en un momento electoral, aunado a hechos concretos internos de la dinámica venezolana, manifestado por el innegable liderazgo carismático de Chávez que “nubla y oscurece” el débil discurso de Capriles, la brecha entre la intención de voto en el escenario polarizado Chávez/Capriles. Estas condiciones generan desesperación y alarma en los círculos y redes opuestas – y en plena acción conspirativa- contra el gobierno venezolano. Esta situación ya ha tenido paralelismos en nuestro país: debe recordarse que en los años 2001-2002 se dio un proceso de movilización y agresión violenta (Fedecamaras/CTV/Gente del petróleo) que precedió las acciones del golpe de abril de 2002 y el paro petrolero, basándose en situación de presión social (paralización de la industria petrolera, asesinatos selectivos que impulsen una reacción social) y el “goteo” de personajes ligados al gobierno (Luís Miquilena, militares y políticos). Por ello, las operaciones de guerra sicológica (OPGUS) vienen perfectamente articuladas y sincronizadas, más aún en el caso venezolano, donde vemos una acción externa – marcada por anuncios sobre la inevitabilidad del desenlace mortal de la salud de Chávez- y otra interna – marcada por “mostrar” un candidato opositor joven y sano, que contrasta con un presidente “enfermo- buscando con ello lograr alcanzar el desplazamiento del poder a los militantes del proyecto bolivariano. El manejo de crisis del derrame en Monagas, la alarma sobre la calidad del agua, la “salida” del Gobernador de Monagas, la visibilización de un Capriles grabado jugando futbol o baloncesto, rumores sobre el deterioro de Chávez, son sólo parte de las acciones iniciales de esta nueva etapa de Guerra Sicológica que antecede el escenario electoral del 7-O. Debemos estar atentos al accionar de esta agenda de medios y sus ejecutores en Venezuela y el exterior. Dr. Juan E. Romero Historiador Juane1208@gmail.com 21/03/2012
EL DISCURSO DE CAPRILES O FALSEAR LA REALIDAD Hemos señalado en otros artículos que el discurso expresa más que verbos, predicados o complementos directos. Se expresa una forma de ver la vida, una visión ideológica de la realidad, donde se interpreta lo vívido desde nuestro campo de expectativas y necesidades. El discurso es un mecanismo esencial para lograr el convencimiento. Eso es un aspecto clave del control hegemónico. No solo se puede lograr la dominación mediante un ejercicio físico coactivo o violento, ese tipo de control es momentáneo e inestable, pues toda acción genera una reacción; por eso debemos “convencer” al otro. Un pensador extraordinario, Michel Foucault, señalaba que como todos los hombres tenemos capacidad del habla, construimos “mecanismos prohibitivos” que hacen que un discurso sea más eficaz que otro. Esos mecanismos, hacen que un discurso se reproduzca y se amplié en el uso colectivo; son entre otros el autor (el especialista que dice o hace sobre un tópico determinado), la verdad-mentira, la razón-locura. Así, un autor reconocido – y por ello los programas de opinión llevan especialistas- dice “algo”, lo que dice es verdad y está basado en la razón. Quién no es un autor autorizado y especializado, no dice la verdad y sus expresiones son una locura. Esa imagen la vimos en un momento en el proceso histórico venezolano, cuando se intentó estigmatizar a Chávez, pues “estaba loco”, era un maniático egocéntrico. Con ello se procuraba iniciar un proceso parecido al que le ocurrió al ex presidente de Ecuador Ortiz Bucarán, que fue juzgado y expulsado de la presidencia por “actos de locura”. En el caso del discurso de la oposición, desde el inicio del proceso de las primarias, los candidatos dejaron entrever que el ciudadano-presidente basaba su actuación en actos “irracionales”, que producían la exclusión, que dejaba fuera a la “mayoría de los venezolanos”. Asistimos de esta forma, a una estrategia de ocultamiento, mediante la cual se busca falsear la realidad cotidiana. La verdad, es que “los excluidos” (grupos propietarios, grupos económicos, la elite propietaria) han sido los que históricamente han excluidos a los sectores populares; sólo que ahora, la gestión presidencial ha tenido como sujetos protagonistas las poblaciones más humildes y tradicionalmente excluidos – los trillados estratos D y E- y ese cambio en la agenda política no es tolerado. La transformación -a través del discurso del presidente- de los sectores tradicionalmente excluidos en sujetos protagonistas de la política pública ha sido tomada como un “acto irracional”, que debe ser revertido. Sin embargo, no se anuncia públicamente, pues esos sectores representan el 81% de la población inscrita en el REP. Como no se puede decir públicamente, se disfraza con un llamado a alcanzar todos los progresos y la felicidad. Es el llamado al “capitalismo popular” de María Corina Machado. Se trata de disfrazar la realidad. Eso viene acompañado con el discurso que quienes impulsan el socialismo, son pobres, ignorantes, salvajes y bárbaros. Hay una formulación del “nosotros” y del “ellos” muy claro. El Nosotros – es decir los militantes de la derecha- son civilizados, educados, proclives al éxito como clave del capitalismo. Los “otros” – los socialistas- son violentos, son hordas, proclives a la violencia irracional. En ese proceso, debe “rescatarse” un discurso de igualdad, pues este gobierno – esa es la tesis del falseamiento de la realidad- ha generado una división que no existía. Esa afirmación es una mentira histórica. Las divisiones sociales existen históricamente desde finales del siglo XVI. Hemos construido una sociedad donde se privilegia el poseer sobre el ser, sólo que los mecanismos de control social – la escuela, la iglesia, la familia, la televisión, los medios audiovisuales- han “invisibilizado” esas divisiones. El gran éxito de Chávez, ha sido hacer evidente las contradicciones sociales que han estado vigentes en el transcurso de la historia de Venezuela. Por eso el discurso de Capriles Radonski, habla de “un camino”, esa vía es la de readoptar el pensamiento neoconservador, donde la oportunidad de superación no viene por el accionar del individuo, sino a través de la “educación”, pero no una educación dialógica – al estilo propuesto por Paulo Freire- sino una educación repetitiva, dominante, subyugadora. Capriles además ha utilizado la estrategia de mostrarse como un sujeto humilde, tranquilo, dispuesto al diálogo. Esa estrategia se corresponde con un plan destinado a relegar al olvido su accionar violento en los acontecimientos del 12 y 13 de abril de 2002, cuando penetro en espacios territoriales de Cuba – la embajada en Caracas-, procedió a la detención – sin garantías- de funcionarios de Chávez, en fin, dio al traste con ordenamientos jurídicos de conservación de derechos. Se trata de una estrategia que busca obtener beneficios del “chavismo descontento”, ese chavismo popular maltratado por la derecha endógena enclaustrada en el PSUV, que hace negocios, que trafica con las necesidades y que no comparte el proyecto bolivariano. La estrategia discursiva de Capriles va a buscar mostrar su capacidad física, sobre todo ante la recaída en la salud del presidente, se trata de hacer hincapié en que su salud no da para más y que sin Chávez, no hay proyecto bolivariano, buscando crear miedo e inhibir la movilización popular a favor del PSUV, favoreciendo su proyecto neoconservador. Ese discurso será progresivo y debe generar un debate profundo. Dr. Juan E. Romero Historiador Juane1208@gmail.com 3/03/2012
EL RECORRIDO DE CHÁVEZ: 18 AÑOS DESPUÉS (1994-2012) Cuando el 26 de marzo de 1994, el comandante de la insurrección cívico-militar del 4-F, Hugo Chávez Frías fue liberado se daba inicio a un ciclo de movilización social, que debe ser comprendido en sus dimensiones nacionales e internacionales. Lo primero, es que la insurrección del 4F se da en un contexto de desencanto y aparente preponderancia del pensamiento neoliberal. La estrepitosa caída del llamado socialismo real – el modelo soviético levantado por V.I Lenin, Trosky y Stalin- presagiaba una época de total control del pensamiento neoconservador, representado en la tesis de Francis Fukuyama y su libro El fin de la Historia y el último hombre. Esa visión neohegeliana del orden y de un “estado ideal”, era sostenida sobre las bases “productivas” del pensamiento liberal con Freeman y Hayek a la cabeza, desde las escuelas norteamericanas de economía, que impulsaran una reducción del Estado – el estado de Bienestar surgido en el marco de la crisis del capitalismo en 1929- la apertura comercial y financiera de las economías, una política de privatización y eliminación de subsidios, que excluía a todo aquel sin capacidad propia, en el marco de la economía de mercado. La izquierda militante, que tan duramente había sido golpeada por igual en Nuestra América, tanto por las dictaduras férreas del Cono Sur como por las democracias representativas, se había edulcorado en sus propuestas de cambio institucional. Habían sido progresivamente penetradas y controladas, bien por la fuerza – caso de Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Chile- o bien por su institucionalización democrática (caso de Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, Costa Rica, México). Internamente, el fracaso militar de la insurgencia significó un triunfo político, que no podría ser saboreado inmediatamente dada la detención, encarcelamiento y aislamiento de los comandantes del 4F. Por otra parte, la detención de los responsables militares dejó abierta una discusión que tendría su impacto en el proceso histórico posterior. Nos referimos a una discusión entre dos tesis: la insurgente y la de quiebre institucional. La tesis insurgente – cuya cabeza visible es el Comandante Chávez- sostenía la imposibilidad de construir un cambio político-institucional sobre las bases vigentes del sistema democrático liberal-burgués instaurado a partir de la constitución de 1961. En esta tesis, se plantea la vía insurgente, con la característica de impulsar la movilización y protesta popular, generando una crisis que “abriera” el ascenso de las fuerzas populares y la toma del poder. Esta vía, insistía en la posibilidad del uso de la violencia “revolucionaria” tal como fue sostenida en el pensamiento político del siglo XIX y XX. En contravía, se encontró la tesis del quiebre institucional, a cuya cabeza se estaba el comandante Francisco Arias Cárdenas. En su planteamiento, debía penetrarse – mediante la asimilación dentro del aparato institucional de los complotados del 4F- las estructuras del Estado y sus instituciones, entrando en el juego político con los hasta entonces actores dominantes ( AD y COPEI) y a partir de ahí, realizar una alianza con otros sectores progresistas de izquierda y centro-izquierda, con los cuales alcanzar triunfos electorales. Estas tesis se confrontaron a partir de la frase del Comandante Chávez “por ahora, por ninguno”, formulada en los años 1995, en el marco de las elecciones regionales que ese año se celebraron. La frase encarnaba una diferencia de opinión, dos tendencias existentes en lo interno del MBR-200, representada por los liderazgos de Chávez y Arias. En nuestro criterio, la sustentación de Chávez o más bien su argumentación, tenía que ver con su desconfianza hacia las implicaciones de la institucionalización del MBR-200 en una alianza con otras fuerzas. Encontramos en sus planteamientos de los años 1994-1996, la muestra concreta de una visión no incluyente de un conjunto de actores políticos que tenían presencia en el escenario venezolano del sistema político. La tesis de Arias Cárdenas, significó su incorporación como miembro de la estructura de poder del gobierno de Rafael Caldera, como representante del programa vaso de leche, que estaba enmarcado en una política social asistencialista. Desde dentro del gobierno, Arias comenzó a establecer alianzas con fuerzas de izquierda radical – como la Causa R- o moderadas – como el MAS- en un intento de concretar la efectividad de su tesis. Sobre esa base, se da su candidatura a gobernador del Zulia, con el apoyo de la Causa Radical y todo el proceso de movilización que lleva a su triunfo, con un gran apoyo popular en diciembre de 1995, a partir de ahí, muestra la viabilidad del éxito electoral de los complotados el 4F. Ese triunfo, genera cambios en la tesis insurgente y lleva a Chávez a legalizar el MBR-200 mediante la conformación del Movimiento Quinta república (MVR), organización desde la cual levantara la estructura que le permite imponerse en las elecciones de 1998. Sin embargo, el triunfo de Chávez lo aleja y confronta con Arias, y en ese marco debemos entender sus diferencias en el año 2000. No obstante, se demostró que la tesis de Arias que señalaba lo perjudicial que era la influencia de Luís Miquilena en el entorno presidencial, acabaría dándole la razón y reimpulsando la alianza entre ambos, posterior a los intentos de golpe de estado en 2002-2003. A partir de las elecciones de agosto de 2004 y hasta las presidenciales de 2006, encontramos a un Chávez que reacomoda las tesis políticas que le dan sustentación, se aleja progresivamente de la alianza de frentes políticos más o menos radicales y toma el camino de construcción de la tesis del socialismo bolivariano, dentro del cual se mantiene. El socialismo bolivariano, esbozado a partir de enero de 2007, con la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) implica varios cambios. En primer lugar, rompe con la tesis de la violencia revolucionaria que había sido esbozada en el siglo XIX. Ello lo confronta con sectores ortodoxos como los encabezados por Douglas Bravo y Bandera Roja (BR), que terminan aliándose con los enemigos históricos de la derecha para enfrentar a Chávez. En segundo lugar, se estructura una organización que sobre la base del impulso de la organización popular comienza a estructurar una respuesta política que pueda ir más allá de la existencia de un partido. En tercer lugar, se replantea el accionar político a partir de la idea de la movilización permanente, desde la cual se pretende superar la tesis de la movilización únicamente por motivos electorales. En cuarto lugar, entiende las ideas de “revolución permanente” formuladas a partir de 1932 por León Trosky, en el sentido que ningún proceso revolucionario puede permanecer estático y aislado –el planteamiento de Stalin- y se da a la tarea de “extender” diplomáticamente su influencia en la región, concretada en iniciativas como el ALBA-TCP, UNASUR, Banco del Sur, CELAC entre otros. Como vemos, 18 años después el camino de Chávez, ha pasado de ser un fenómeno mediático – por su aparición de un minuto 20 segundos en 1992- a constituirse en una referencia continental, que aún debe ser sopesada en su justa medida y alcance revolucionario. Dr. Juan Eduardo Romero La Universidad del Zulia Historiador Juane1208@gmail.com 28/03/2012.