jueves, 29 de marzo de 2012

LOS TEMAS O AGENDAS DE LA GUERRA SICOLÓGICA Desde mediados de la década de los años 70, del pasado siglo XX, se viene desarrollando el denominado enfoque de “agenda setting”. Este enfoque desarrollado en EEUU, señala que los medios no nos dicen como pensar, sino “sobre qué pensar”. Se trata de entender que los medios de comunicación (impresos, audiovisuales o webs/blogs) señalan un conjunto de temas, que son repetidos automáticamente, construyendo una “agenda” temática que es repetida por la “agenda política” (los actores políticos con visibilidad en los medios y la vida pública) como en la “agenda pública” (la que maneja el ciudadano común). La agenda setting, muestra como desde los medios se “selecciona” – a través de los periodistas, y de los jefes de información o responsables de medios- cuales temas aparecen en el día a día, permanecen o desaparecen en los noticiarios, en la prensa o en las páginas web o redes sociales. Se trata de “direccionar” las expresiones de los actos de habla de cada ciudadano. Se trata de establecer una línea de dirección de las discusiones, comentarios y análisis que hacemos en nuestra vida cotidiana. Todos los estudios realizados – Latinobarómetro, Datanálisis y otros- demuestran que cada vez con mayor frecuencia, en toda Nuestra América los ciudadanos se informan según lo que es comentado y reseñado en los medios impresos y audiovisuales. Es sobre este estudio – que corresponde a una realidad concreta- que desde los EEUU se adelanta las Operaciones de Guerra Sicológicas (OPGUS) contra Venezuela. Medios de Comunicación como El Nacional, El Universal, Tal Cual, diarios de circulación regional como El Impulso, La Verdad, El Carabobeño, Amanecer, Versión Final, siguen este enfoque de agenda setting, sobre todo relacionado con un conjunto de temas que podemos enumerar: 1) la salud precaria del presidente, 2) la existencia de disputas internas para definir el sucesor de Chávez, 3)los problemas de inseguridad de los venezolanos, 4) las carencias en el cumplimiento de los programas públicos del Gobierno, 5) la próxima (y segura) crisis alimentaria (leche, carne, café, entre otros rubros claves) y 6) fallas en el servicio público (electricidad, transporte, agua). Todos esos temas conllevan a una misma operación de guerra sicológica: el fracaso inevitable del proyecto bolivariano y por lo tanto, de la construcción de una respuesta contrahegemónica al capitalismo. Esos temas de agenda, vienen acompañados de otros sub-temas, enmarcados en el mismo enfoque de “agenda setting”: 1) el carácter “popular” de la candidatura de Capriles Radonski, 2) la captación del descontento “interno” dentro de las filas del PSUV, procurando un “goteo” de líderes importantes (gobernadores, alcaldes, concejales, diputados, funcionarios públicos de importancia) y 3) la posibilidad de una “transición” no traumática post-Chávez. Se trata de una estrategia, destinada no a los sectores “duros” – militantes, con claridad política- del PSUV, sino aquellos grupos que se han “adherido” oportunamente al beneficio de las políticas del proyecto bolivariano, pero que carecen de un verdadero compromiso revolucionario. Se trata de avanzar sobre las confusiones y la falta de claridad, derivadas de las carencias y debilidades en la formación política, que sí bien ha sido intentado ser superado a través del Sistema de Formación Socio-Política, no ha tenido el éxito esperado. Debe entenderse además, que el contexto internacional, con un precio del petróleo por encima de los 100 US$, con las necesidades de elevar la popularidad del presidente Obama, inventándose nuevos conflictos que motoricen el “patriotismo” del pueblo norteamericano en un momento electoral, aunado a hechos concretos internos de la dinámica venezolana, manifestado por el innegable liderazgo carismático de Chávez que “nubla y oscurece” el débil discurso de Capriles, la brecha entre la intención de voto en el escenario polarizado Chávez/Capriles. Estas condiciones generan desesperación y alarma en los círculos y redes opuestas – y en plena acción conspirativa- contra el gobierno venezolano. Esta situación ya ha tenido paralelismos en nuestro país: debe recordarse que en los años 2001-2002 se dio un proceso de movilización y agresión violenta (Fedecamaras/CTV/Gente del petróleo) que precedió las acciones del golpe de abril de 2002 y el paro petrolero, basándose en situación de presión social (paralización de la industria petrolera, asesinatos selectivos que impulsen una reacción social) y el “goteo” de personajes ligados al gobierno (Luís Miquilena, militares y políticos). Por ello, las operaciones de guerra sicológica (OPGUS) vienen perfectamente articuladas y sincronizadas, más aún en el caso venezolano, donde vemos una acción externa – marcada por anuncios sobre la inevitabilidad del desenlace mortal de la salud de Chávez- y otra interna – marcada por “mostrar” un candidato opositor joven y sano, que contrasta con un presidente “enfermo- buscando con ello lograr alcanzar el desplazamiento del poder a los militantes del proyecto bolivariano. El manejo de crisis del derrame en Monagas, la alarma sobre la calidad del agua, la “salida” del Gobernador de Monagas, la visibilización de un Capriles grabado jugando futbol o baloncesto, rumores sobre el deterioro de Chávez, son sólo parte de las acciones iniciales de esta nueva etapa de Guerra Sicológica que antecede el escenario electoral del 7-O. Debemos estar atentos al accionar de esta agenda de medios y sus ejecutores en Venezuela y el exterior. Dr. Juan E. Romero Historiador Juane1208@gmail.com 21/03/2012
EL DISCURSO DE CAPRILES O FALSEAR LA REALIDAD Hemos señalado en otros artículos que el discurso expresa más que verbos, predicados o complementos directos. Se expresa una forma de ver la vida, una visión ideológica de la realidad, donde se interpreta lo vívido desde nuestro campo de expectativas y necesidades. El discurso es un mecanismo esencial para lograr el convencimiento. Eso es un aspecto clave del control hegemónico. No solo se puede lograr la dominación mediante un ejercicio físico coactivo o violento, ese tipo de control es momentáneo e inestable, pues toda acción genera una reacción; por eso debemos “convencer” al otro. Un pensador extraordinario, Michel Foucault, señalaba que como todos los hombres tenemos capacidad del habla, construimos “mecanismos prohibitivos” que hacen que un discurso sea más eficaz que otro. Esos mecanismos, hacen que un discurso se reproduzca y se amplié en el uso colectivo; son entre otros el autor (el especialista que dice o hace sobre un tópico determinado), la verdad-mentira, la razón-locura. Así, un autor reconocido – y por ello los programas de opinión llevan especialistas- dice “algo”, lo que dice es verdad y está basado en la razón. Quién no es un autor autorizado y especializado, no dice la verdad y sus expresiones son una locura. Esa imagen la vimos en un momento en el proceso histórico venezolano, cuando se intentó estigmatizar a Chávez, pues “estaba loco”, era un maniático egocéntrico. Con ello se procuraba iniciar un proceso parecido al que le ocurrió al ex presidente de Ecuador Ortiz Bucarán, que fue juzgado y expulsado de la presidencia por “actos de locura”. En el caso del discurso de la oposición, desde el inicio del proceso de las primarias, los candidatos dejaron entrever que el ciudadano-presidente basaba su actuación en actos “irracionales”, que producían la exclusión, que dejaba fuera a la “mayoría de los venezolanos”. Asistimos de esta forma, a una estrategia de ocultamiento, mediante la cual se busca falsear la realidad cotidiana. La verdad, es que “los excluidos” (grupos propietarios, grupos económicos, la elite propietaria) han sido los que históricamente han excluidos a los sectores populares; sólo que ahora, la gestión presidencial ha tenido como sujetos protagonistas las poblaciones más humildes y tradicionalmente excluidos – los trillados estratos D y E- y ese cambio en la agenda política no es tolerado. La transformación -a través del discurso del presidente- de los sectores tradicionalmente excluidos en sujetos protagonistas de la política pública ha sido tomada como un “acto irracional”, que debe ser revertido. Sin embargo, no se anuncia públicamente, pues esos sectores representan el 81% de la población inscrita en el REP. Como no se puede decir públicamente, se disfraza con un llamado a alcanzar todos los progresos y la felicidad. Es el llamado al “capitalismo popular” de María Corina Machado. Se trata de disfrazar la realidad. Eso viene acompañado con el discurso que quienes impulsan el socialismo, son pobres, ignorantes, salvajes y bárbaros. Hay una formulación del “nosotros” y del “ellos” muy claro. El Nosotros – es decir los militantes de la derecha- son civilizados, educados, proclives al éxito como clave del capitalismo. Los “otros” – los socialistas- son violentos, son hordas, proclives a la violencia irracional. En ese proceso, debe “rescatarse” un discurso de igualdad, pues este gobierno – esa es la tesis del falseamiento de la realidad- ha generado una división que no existía. Esa afirmación es una mentira histórica. Las divisiones sociales existen históricamente desde finales del siglo XVI. Hemos construido una sociedad donde se privilegia el poseer sobre el ser, sólo que los mecanismos de control social – la escuela, la iglesia, la familia, la televisión, los medios audiovisuales- han “invisibilizado” esas divisiones. El gran éxito de Chávez, ha sido hacer evidente las contradicciones sociales que han estado vigentes en el transcurso de la historia de Venezuela. Por eso el discurso de Capriles Radonski, habla de “un camino”, esa vía es la de readoptar el pensamiento neoconservador, donde la oportunidad de superación no viene por el accionar del individuo, sino a través de la “educación”, pero no una educación dialógica – al estilo propuesto por Paulo Freire- sino una educación repetitiva, dominante, subyugadora. Capriles además ha utilizado la estrategia de mostrarse como un sujeto humilde, tranquilo, dispuesto al diálogo. Esa estrategia se corresponde con un plan destinado a relegar al olvido su accionar violento en los acontecimientos del 12 y 13 de abril de 2002, cuando penetro en espacios territoriales de Cuba – la embajada en Caracas-, procedió a la detención – sin garantías- de funcionarios de Chávez, en fin, dio al traste con ordenamientos jurídicos de conservación de derechos. Se trata de una estrategia que busca obtener beneficios del “chavismo descontento”, ese chavismo popular maltratado por la derecha endógena enclaustrada en el PSUV, que hace negocios, que trafica con las necesidades y que no comparte el proyecto bolivariano. La estrategia discursiva de Capriles va a buscar mostrar su capacidad física, sobre todo ante la recaída en la salud del presidente, se trata de hacer hincapié en que su salud no da para más y que sin Chávez, no hay proyecto bolivariano, buscando crear miedo e inhibir la movilización popular a favor del PSUV, favoreciendo su proyecto neoconservador. Ese discurso será progresivo y debe generar un debate profundo. Dr. Juan E. Romero Historiador Juane1208@gmail.com 3/03/2012
EL RECORRIDO DE CHÁVEZ: 18 AÑOS DESPUÉS (1994-2012) Cuando el 26 de marzo de 1994, el comandante de la insurrección cívico-militar del 4-F, Hugo Chávez Frías fue liberado se daba inicio a un ciclo de movilización social, que debe ser comprendido en sus dimensiones nacionales e internacionales. Lo primero, es que la insurrección del 4F se da en un contexto de desencanto y aparente preponderancia del pensamiento neoliberal. La estrepitosa caída del llamado socialismo real – el modelo soviético levantado por V.I Lenin, Trosky y Stalin- presagiaba una época de total control del pensamiento neoconservador, representado en la tesis de Francis Fukuyama y su libro El fin de la Historia y el último hombre. Esa visión neohegeliana del orden y de un “estado ideal”, era sostenida sobre las bases “productivas” del pensamiento liberal con Freeman y Hayek a la cabeza, desde las escuelas norteamericanas de economía, que impulsaran una reducción del Estado – el estado de Bienestar surgido en el marco de la crisis del capitalismo en 1929- la apertura comercial y financiera de las economías, una política de privatización y eliminación de subsidios, que excluía a todo aquel sin capacidad propia, en el marco de la economía de mercado. La izquierda militante, que tan duramente había sido golpeada por igual en Nuestra América, tanto por las dictaduras férreas del Cono Sur como por las democracias representativas, se había edulcorado en sus propuestas de cambio institucional. Habían sido progresivamente penetradas y controladas, bien por la fuerza – caso de Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Chile- o bien por su institucionalización democrática (caso de Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, Costa Rica, México). Internamente, el fracaso militar de la insurgencia significó un triunfo político, que no podría ser saboreado inmediatamente dada la detención, encarcelamiento y aislamiento de los comandantes del 4F. Por otra parte, la detención de los responsables militares dejó abierta una discusión que tendría su impacto en el proceso histórico posterior. Nos referimos a una discusión entre dos tesis: la insurgente y la de quiebre institucional. La tesis insurgente – cuya cabeza visible es el Comandante Chávez- sostenía la imposibilidad de construir un cambio político-institucional sobre las bases vigentes del sistema democrático liberal-burgués instaurado a partir de la constitución de 1961. En esta tesis, se plantea la vía insurgente, con la característica de impulsar la movilización y protesta popular, generando una crisis que “abriera” el ascenso de las fuerzas populares y la toma del poder. Esta vía, insistía en la posibilidad del uso de la violencia “revolucionaria” tal como fue sostenida en el pensamiento político del siglo XIX y XX. En contravía, se encontró la tesis del quiebre institucional, a cuya cabeza se estaba el comandante Francisco Arias Cárdenas. En su planteamiento, debía penetrarse – mediante la asimilación dentro del aparato institucional de los complotados del 4F- las estructuras del Estado y sus instituciones, entrando en el juego político con los hasta entonces actores dominantes ( AD y COPEI) y a partir de ahí, realizar una alianza con otros sectores progresistas de izquierda y centro-izquierda, con los cuales alcanzar triunfos electorales. Estas tesis se confrontaron a partir de la frase del Comandante Chávez “por ahora, por ninguno”, formulada en los años 1995, en el marco de las elecciones regionales que ese año se celebraron. La frase encarnaba una diferencia de opinión, dos tendencias existentes en lo interno del MBR-200, representada por los liderazgos de Chávez y Arias. En nuestro criterio, la sustentación de Chávez o más bien su argumentación, tenía que ver con su desconfianza hacia las implicaciones de la institucionalización del MBR-200 en una alianza con otras fuerzas. Encontramos en sus planteamientos de los años 1994-1996, la muestra concreta de una visión no incluyente de un conjunto de actores políticos que tenían presencia en el escenario venezolano del sistema político. La tesis de Arias Cárdenas, significó su incorporación como miembro de la estructura de poder del gobierno de Rafael Caldera, como representante del programa vaso de leche, que estaba enmarcado en una política social asistencialista. Desde dentro del gobierno, Arias comenzó a establecer alianzas con fuerzas de izquierda radical – como la Causa R- o moderadas – como el MAS- en un intento de concretar la efectividad de su tesis. Sobre esa base, se da su candidatura a gobernador del Zulia, con el apoyo de la Causa Radical y todo el proceso de movilización que lleva a su triunfo, con un gran apoyo popular en diciembre de 1995, a partir de ahí, muestra la viabilidad del éxito electoral de los complotados el 4F. Ese triunfo, genera cambios en la tesis insurgente y lleva a Chávez a legalizar el MBR-200 mediante la conformación del Movimiento Quinta república (MVR), organización desde la cual levantara la estructura que le permite imponerse en las elecciones de 1998. Sin embargo, el triunfo de Chávez lo aleja y confronta con Arias, y en ese marco debemos entender sus diferencias en el año 2000. No obstante, se demostró que la tesis de Arias que señalaba lo perjudicial que era la influencia de Luís Miquilena en el entorno presidencial, acabaría dándole la razón y reimpulsando la alianza entre ambos, posterior a los intentos de golpe de estado en 2002-2003. A partir de las elecciones de agosto de 2004 y hasta las presidenciales de 2006, encontramos a un Chávez que reacomoda las tesis políticas que le dan sustentación, se aleja progresivamente de la alianza de frentes políticos más o menos radicales y toma el camino de construcción de la tesis del socialismo bolivariano, dentro del cual se mantiene. El socialismo bolivariano, esbozado a partir de enero de 2007, con la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) implica varios cambios. En primer lugar, rompe con la tesis de la violencia revolucionaria que había sido esbozada en el siglo XIX. Ello lo confronta con sectores ortodoxos como los encabezados por Douglas Bravo y Bandera Roja (BR), que terminan aliándose con los enemigos históricos de la derecha para enfrentar a Chávez. En segundo lugar, se estructura una organización que sobre la base del impulso de la organización popular comienza a estructurar una respuesta política que pueda ir más allá de la existencia de un partido. En tercer lugar, se replantea el accionar político a partir de la idea de la movilización permanente, desde la cual se pretende superar la tesis de la movilización únicamente por motivos electorales. En cuarto lugar, entiende las ideas de “revolución permanente” formuladas a partir de 1932 por León Trosky, en el sentido que ningún proceso revolucionario puede permanecer estático y aislado –el planteamiento de Stalin- y se da a la tarea de “extender” diplomáticamente su influencia en la región, concretada en iniciativas como el ALBA-TCP, UNASUR, Banco del Sur, CELAC entre otros. Como vemos, 18 años después el camino de Chávez, ha pasado de ser un fenómeno mediático – por su aparición de un minuto 20 segundos en 1992- a constituirse en una referencia continental, que aún debe ser sopesada en su justa medida y alcance revolucionario. Dr. Juan Eduardo Romero La Universidad del Zulia Historiador Juane1208@gmail.com 28/03/2012.

jueves, 6 de mayo de 2010

PLAN COLOMBIA II Y LA GEOPOLÍTICA DE VENEZUELA

PLAN COLOMBIA II. IMPLICACIONES GEOPOLÍTICAS PARA AMÉRICA LATINA

EL CONTEXTO GEOPOLÍTICO DE FINALES DEL SIGLO XX

El anuncio de la instalación de un conjunto de bases militares en territorio colombiano, con el apoyo, presencia y asesoría norteamericana no debe ser visto en forma descontextualizada. Toda la dinámica obedece a un marco general, que se ubica en el denominado Proyect for The New American Century (PNAC) o Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, formulado en 1992, esencialmente por dos (2) personajes muy destacados en el gobierno de George W. Bush: Paúl Wolfowitz y Donald Rumsfeld. En él se identificaban los retos para la Seguridad y Defensa de los EEUU en los inicios del siglo XXI, haciendo hincapié en la necesidad de obtener un mayor control sobre las fuentes abastecedoras de petróleo a la economía y la industria norteamericana.
De tal forma, que el PNAC identificó las prioridades a desarrollar por la política exterior norteamericana en los años finales del siglo XX y principio del XXI. Entre las acciones del PNAC, se estableció la necesidad de fortalecer los lazos estratégicos con países latinoamericanos, impulsando al mismo tiempo proyectos de integración económica. El lapso comprendido entre la formulación del PNAC y su configuración estratégica en el gobierno de George W. Bush, sirvió para hacer una propuesta mucho más ambiciosa, que derivó en la pretensión de obtener una hegemonía política, militar y económica en todo el contexto mundial. Los acontecimientos que terminaron con los sucesos del 11 de septiembre de 2001, le otorgaron a los EEUU la excusa perfecta para adelantar la completa implementación de los postulados del PNAC.
La geopolítica de los EEUU insistió en la preponderancia militar y la asociación estratégica con los denominados “estados tapón” o “estados de contención”, ubicados en espacios estratégicos-territoriales considerados claves para los intereses de los EEUU. En este marco, es que surge la propuesta de ejecución del Plan Colombia, inicialmente planteado y desarrollado entre 1998-2007, que incluyó – en función del logro de los objetivos de fortalecimiento militar-estratégico de los EEUU en la región- la instalación, entrenamiento y equipamiento de nuevos grupos de combate en las fuerzas armadas colombianas. Militarmente se tradujo en: 1) instalación y puesta en funcionamiento de cinco (5) radares en zonas diversas de Colombia (Isla de San Andrés, Riohacha, Vichada, San José de Guaviare y Leticia), 2) conformación de Brigadas de Acción Rápida (BAR) destinadas a movilizar un conjunto de efectivos militares con gran poder de fuego y acción contrainsurgente y 3) reforzamiento de bases militares ubicadas en Tres Esquinas (Putumayo, frontera con Ecuador) y Tolima. Detrás de toda la excusa de la lucha contra el narcotráfico se encuentran jugosos contratos económicos coordinados por empresas transnacionales norteamericanas tales como DynCorp (entrenamiento de militares y policías), Lockheed Martin (radares y mantenimiento aviones), Bell Helicopter Textron (venta y mantenimiento de helicópteros Blackhaw), Sikorsky Aircraf (equipamiento y venta helicópteros de combate), que han permitido que Colombia incremente su capacidad militar y su poderío de reacción ofensiva, creando serios desequilibrios estratégicos en Sudamérica.
El SIGNIFICADO DEL PLAN COLOMBIA II

La 1era fase del Plan Colombia, desarrollada hasta el 2006, incluyó una inversión de 10 mil 700 millones de dólares, que permitió aumentar la capacidad militar de Colombia, elevando sus fuerzas armadas por encima de 400.000 efectivos, una cifra muy superior a los 160.000 militares con que contaba antes de 1998. La II Fase del Plan Colombia, denominada Estrategia para el Fortalecimiento de la Democracia y el Desarrollo Social, significa una inversión de 43 mil 800 millones US$, la mayoría en equipamiento, mantenimiento y fortalecimiento de la estructura militar. No se debe perder de vista, que esta fase tiene como epicentro de acción las zonas fronterizas con Ecuador y Venezuela, aumentando la tensión entre el gobierno de Uribe con Chávez y Correa.
El alcance de esta fase del Plan Colombia, no ha sido suficientemente explicado por parte de las autoridades colombianas, quienes se han negado a la circulación pública de los términos del acuerdo con los EEUU, uno de los aspectos del controvertido Plan. Ello ha generado enormes resistencias, provenientes del Consejo de Defensa Sudamericano de la recién creada Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), organismo impulsado desde la convergencia geopolítica de Venezuela y Brasil, con la anuencia y apoyo de los presidentes de Bolivia (Evo Morales) y Ecuador (Rafael Correa), así como de Cristina de Kisnher (Argentina).
Hay un aspecto adicional que hasta ahora no ha sido muy nombrado, es el tema de los yacimientos de hidrocarburos existentes en el Golfo de Venezuela. Como se sabe, Colombia mantiene una controversia con Venezuela producto de la reclamación de espacios marítimos (plataforma continental, mar territorial y zona económica exclusiva) en esa localidad geográfica. La reclamación se basa en el hecho que Colombia cuenta con 36 kilometros de costa en el Golfo, derivado de la distancia existente en Punta Espada (sitio donde comienza el Golfo de Venezuela) y Castillete (frontera colombo-venezolana/hito N° 1). Esa exigencia histórica de Colombia, adquiere mayor peso al considerar el hecho que en esa zona se han descubierto enormes yacimientos de petróleo y tomando en consideración que los informes de la Agencia Internacional de Energía (AIE) señalan que a nuestro vecino le quedan poco menos de 40 años de reservas de hidrocarburos, se comprenderá la gravedad del desarrollo de los planes militares en el Caribe por parte de Colombia y los EEUU, para la geopolítica energética del gobierno de Hugo Chávez.
Sí esto no es suficiente, no podemos dejar de señalar que esa Fase II, conlleva el reforzamiento de las bases establecidas en la Amazonía colombiana, con lo cual la amenaza de la presencia militar se extiende hacia Brasil. A todo ello, debe sumársele el clima antinorteamericano propiciado por una izquierda que tiene copado el escenario electoral en toda Sudamérica, con lo que terminamos en una situación de gran tensión para los inicios de la 2da década del siglo XXI.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador e investigador
Juane1208@gmail.com

MEDIDAS ECONÓMICAS Y PROSPECTIVA ELECTORAL

MEDIDAS ECONÓMICAS Y PROSPECTIVA ELECTORAL

Recientemente, en esta misma columna, señalamos que el PSUV tiene la ventaja de contar con el liderazgo personal de Chávez, que fácilmente se confronta con los muy dispersos y epilépticos personajes de la oposición. Todos los estudios de consultoras de opinión pública como Datanálisis, Consultores 21, IVAD, entre otras ratifican la preponderancia del liderazgo de Chávez sobre cualquier otro de la oposición, llámese Ledezma, Borges, Capriles Radosky, Pérez Viva y otros. La situación se torna más difícil cuando se mide la intención de voto según preferencia partidista, en ese caso el PSUV reúne una preferencia que circunda el 36% mientras que el resto de los partidos de oposición llegan – todos juntos- a un pírrico 9,5%. Eso, aunado a la especial división de las circunscripciones – que discute el CNE- le otorga una ventaja adicional al PSUV. Sin embargo, no todo es cálculo fácil para el partido de gobierno.
El ajuste económico anunciado este viernes pasado- que se ha dado en llamar el Viernes Rojo- tiene varias aristas. La 1era, es el enorme peso del gasto público y los programas sociales. El gasto social del ejecutivo nacional, paso a representar un 7,8% del PIB para 1998 a más de un 13,1% en 2007. Entre 2008 y 2009, la dinámica de incremento de gasto público se mantuvo, pero con un impacto negativo generado por la caída en los precios del petróleo a finales del último trimestre de 2008 y el 1er trimestre de 2009, que llevo a una reducción del precio del barril de petróleo de más de 100 US$ a menos de 40 US$. Dada la naturaleza del sistema económico venezolano, que depende de la conversión en bolívares de los ingresos por concepto de venta de petróleo, una reducción de los ingresos compromete seriamente la permanencia de los programas sociales. En esta óptica, la subvención que mantenía el Estado, al sostener la relación dólar/bolívar en 2,15 BsF se traducía en una pérdida de recursos que pudieran ser destinados a la inversión social. Adicionalmente, el mantener esa subvención se ha traducido en una paralización del aparato productivo, como consecuencia de la natural tendencia parasitaria del sector industrial venezolano, que ante esa acción del Estado ha optado por incrementar la importación en vez de invertir en producir nacionalmente. En este punto, debemos ser conscientes y señalar la indudable complicidad de algunos sectores corruptos en el gobierno nacional, que han otorgado dólares para incentivar la importación y con ello, hemos aumentado la dependencia del exterior.
Hay una 2da arista, y es el tema de la inflación. El costo de estas medidas sobre el índice de precios al consumidor (IPC) sigue siendo un tema álgido. La inflación acumulada de los últimos tres años (2007-2008-2009) 22,5%, 30,9% y 25,1%, que da un total de 78,5%, ha afectado consistentemente los ingresos de los venezolanos, sobre todo lo relacionado con el ingreso mínimo que bien se sabe ha sido esbozado como un logro del gobierno nacional, al elevarlo sustancialmente en los últimos años. Los economistas coinciden en afirmar que todo proceso de devaluación genera una espiral inflacionaria, en el caso nuestro todo dependerá del accionar del INDEPABIS y su desenvolvimiento para evitar un excesivo encarecimiento de los precios. Sea como sea, el punto central deviene del hecho de cómo se administra el manejo público de estas medidas, más aun cuando este es un año electoral. Por una parte, el cálculo del gobierno nacional es que con este ajuste monetario en la paridad dólar/bolívar el gobierno central recibirá, a través de la conversión de los dólares provenientes de la venta de petróleo, más bolívares fuertes que serán destinados al mantenimiento del gasto social. En esta acción hay un riesgo calculado, que es el efecto inflacionario que piensa ser comedido a través de las instituciones del Estado, pero esencialmente con la ampliación del gasto del sector público, destinado a atender a los sectores D y E, que electoralmente son claves.
Para el gobierno de Chávez, se trata por lo tanto, de adelantar una política de gasto público que permita mantener la inversión social en esos estratos, que precisamente son los que han facilitado su éxito electoral. Por su parte, la oposición se encuentra con una oportunidad dada por la devaluación, pero tienen la debilidad de no contar con una agenda de proposiciones que se presenten como alternativa a la agenda política, esa debilidad puede ser un elemento adicional en las posibilidades de éxito o fracaso de sus candidatos, en las próximas elecciones legislativas. Como sea, la oportunidad política que tiene la oposición parece perderse en una interminable crítica sin proposiciones, en este caso seguiremos con la hegemonía del PSUV y Chávez. Finalmente, el chavismo mantiene el reto de estructurar una política pública eficaz y libre de señalamientos de corrupción y lentitud burocrática, de no hacer la superioridad política puede ser puesta en entredicho en cualquier momento.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
12/01/2010

DESPUÉS DE LAS PRIMARIOS: RETOS POLÍTICOS EN VENEZUELA

DESPUÉS DE LAS PRIMARIAS: RETOS POLÍTICOS

Ya se completo el ciclo: la Mesa de la Unidad Democrática (MUD??) y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) procedieron a elegir a sus candidatos. Aunque hablar de elecciones significaría equiparar las consultas, y sin lugar a dudas hay diferencias importantes.
En 1er lugar, hay una distancia por el tema de la concurrencia. Mientras que la elección de la MUD fue parcial, no sólo en el número sino en los espacios,; la del PSUV fue total: en cada uno de los 87 circuitos que conforman las circunscripciones electorales.
En 2do lugar, hay una diferencia en la forma de entender la democracia que quedo manifestado en las formas de concurrencia y resolución electoral. Para la MUD la lógica democrática preponderante, está asociada a lo que se denomina la teoría elitista de la participación. En esta interpretación la participación es democrática pero sólo entre los pocos que reúnan un conjunto de condiciones, entre las que resaltan la virtud que se asume como conocimiento entre iguales. Dicho así, es democrática la “elección” de la MUD pues se dio entre iguales: los miembros de los partidos que formaban la mesa. En respuesta contraria, el PSUV generó una consulta que se concretó en una cifra: más de 3500 pre-candidatos sometidos a la voluntad popular. Esos candidatos fueron penetrados, escrutados y analizados por las percepciones que los militantes tenían sobre ellos, para permitirles o no la representación.
En 3er y último término, hay una diferencia muy marcada en cuanto al tema de la transparencia electoral. El PSUV hizo público el total de concurrentes y las actas, así como las cifras; en cambio la MUD se reservo esa información. Subyace en este comportamiento otra muestra contundente del temor a la participación mayoritaria sin duda alguna. Ahora bien luego de las concluidas las primarias y más allá de estas diferencias vienen un conjunto de retos que deben ser asumidos.
Para el PSUV, se trata de ponderar el accionar de aquellos candidatos que como Calixto Ortega, María de Queipo, Rafik Souki, por sólo nombrar a diputados zulianos, tuvieron unos niveles de compromiso y responsabilidad política muy importante en el lapso 1998-2010. Creo que no puede ser puesto en duda el compromiso que asumieron, la demostrada capacidad política manifestada, pero a pesar de ello; las bases enviaron un mensaje claro: quieren mantener un contacto más directo con sus representantes y ello con la finalidad de profundizar en la construcción de la idea de democracia y su sombra siempre fiel: la participación. El PSUV y sus responsables políticos deben evaluar este mensaje que fue remitido en forma de la voluntad general por sus militantes. Es un mensaje acerca del propio futuro del proceso revolucionario y las oportunidades de profundización del protagonismo popular en lo que resta del siglo XXI.
Por su parte la MUD, tiene el reto de ver como construye un discurso que hable de democracia cuando más del 80% de los candidatos que presentan, no fueron fruto de una elección verdaderamente democrática. El reto de criticar a Chávez, sobre la base de un supuesto – o real- autoritarismo, se ve seriamente comprometido ante la dinámica mediante la cual “eligieron” a sus líderes. Este aspecto es más preocupante, sí se considera las apreciaciones que tanto Luís Vicente león – Datanalisis- como Alfredo Keller han hecho sobre las expectativas de los electores que se definen como antichavistas. Ambos coinciden que ese sector pide a gritos una propuesta alternativa y eso precisamente, es de lo que más carecen en estos momentos. Sí la MUD no logra articular una propuesta alternativa a Chávez, más allá de la simple asignación de culpas, estaríamos asistiendo a una situación en donde el PSUV aseguraría de nuevo la mayoría.
Esto que decimos no debe generar exceso de confianza en la dirigencia del PSUV, ellos tienen el reto de generar un debate acerca del tipo de socialismo que impulsan estos candidatos. Creo que debe pasarse en el seno del partido, del maniqueísmo del uso del rojo para demostrar el carácter revolucionario, a un verdadero debate de ideas sobre cómo impulsar y entender el socialismo del siglo XXI, que aun no existe y debe ser construido sí se quiere mantener los espacios que se han conquistado. De lo que hablamos es una dinámica que conduce finalmente a pensar la vida democrática en las zonas que menos han sido debatida: en los espacios internos de las organizaciones partidistas. Sí vemos los procesos de los dos (2) últimos domingos, notamos una misma expresión: antichavistas y chavistas coinciden en que es importante el espacio de opinión a lo interno de las estructuras de participación ciudadana. Es decir, ambos coinciden – por encima de sus diferencias de apreciación ideológica- que la consulta entre los militantes es el mejor vehículo para dilucidar la forma de conducir la política en el hoy.
Construir la democracia a partir de estos procesos internos, tendrá su impacto en la propia vida social del venezolano. Ambas fuerzas se debaten en el campo de lo propositivo: el PSUV en sugerir un modelo socialista y la MUD, en sugerir una alternativa al agotamiento de la democracia representativa. Como sea, ambas actitudes es una ganancia y un avance para la vida política y para la representación de la democracia.


Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
05/05/2010

200 AÑOS DE PROBLEMAS NO RESUELTOS EN LA HISTORIA DE LATINOAMÉRICA

Clase Magistral

“200 AÑOS DE PROBLEMAS NO RESUELTOS EN LA HISTORIA DE LATINOAMERICA”

Dictada por
Dr. Juan Romero

El 20 de abril de 2010, en el Auditorio Carlos Marx
de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Sede Zulia

(Grabación y transcripción
José Javier León
joseleon1971@gmail.com
www.josejavierleon.blog.com.es)


Agradezco profundamente a la UBV los espacios que nos ha brindado. Tengo además un compromiso en este Bicentenario. Todos saben y a quienes no lo sepan, les informo que soy historiador y además historiador formado en una matriz bastante distinta de lo que ha sido la matriz tradicional de interpretación histórica, y eso nos ha llevado a ir desarrollando algunos elementos muy importantes desde el punto de vista conceptual en torno a este Bicentenario.
Yo quiero comenzar mi intervención esclareciendo algo que se sigue marcando en los medios de comunicación, si ustedes vieron buena parte de los medios de comunicación ayer y hoy, hay dos grandes matrices o dos grandes temas de agenda, primero que «no hay nada que celebrar, absolutamente nada» y segundo que «si hay algo que celebrar es el hecho que la revolución del 19 de abril fue una revolución de blancos, de mantuanos». Eso no es fortuito, eso forma parte de una matriz de interpretación histórica impulsada desde la Academia Nacional de la Historia (estamos enfrentados precisamente a ellos), y es así porque esa matriz obedece, a mi modo de ver, a dos semánticas distintas, la semántica o discurso de la dominación, de la opresión, la coacción, versus la semántica del discurso de la liberación, de la reafirmación de la humanidad. Y es que si quisiéramos resumir la historia de la humanidad, la podemos resumir en torno a la lucha entre esas dos semánticas, la semántica del opresor que explota, que subyuga, que oprime, y la semántica, la dialéctica del que resiste, del que insurge, del que se rebela, del que se opone a la desestructuración de sus dinámicas, y es efectivamente la lucha entre esas dos semánticas la que hemos visto en la historia de la humanidad.
Pero, lamentablemente y esto es importante también decirlo, esa semántica no se ve en los libros de textos con los cuales enseñamos historia a nuestros alumnos, no se ve en los libros de texto de su hermanito, de su sobrino, de su ahijado, de su nieto, de su hijo. La semántica que está vertida en los libros de textos oficiales, y ese ha sido y se lo he dicho en las oportunidades que he visto a Aristóbulo, o cuando he coincidido con el ministro Navarro, se los he dicho, que ese ha sido el gran error y la materia pendiente de esta Revolución Bolivariana. Nosotros no hemos cambiado para nada los materiales didácticos con los cuales seguimos impartiendo clases. Si hablamos de construir un «hombre nuevo», y hablamos de construir un «nuevo republicano», si hablamos de construir un «nuevo ciudadano», los libros con los que enseñamos a ese supuesto hombre nuevo siguen reflejando al viejo republicano, al viejo ciudadano, una vieja lógica de la dominación, por lo tanto insisto (que) no hemos hecho gran cosa al respecto.
Y en el caso específico del proceso histórico venezolano la Academia Nacional de la Historia se ha hecho a la tarea de imponer esa lógica de la dominación, y nosotros sutilmente irla aceptando, y la aceptamos cuando repetimos frases como ésta… Ayer escuché al presentador oficial del discurso decir que «se iba a dar inicio a los actos de la declaración de la independencia», y me desestructuré como buen historiador que soy, porque eso puedo aceptar que lo diga alguien que no esté cercano al gobierno, que no esté articulado, pero alguien que esté articulado, y repita el mismo discurso de la dominación, no tiene ningún sentido. Lo que celebramos ayer, lo que comienza a celebrarse ayer, es el inicio contundente de la ruptura del nexo imperial y el labrado del camino de la independencia.
Además, y esto es importante, y desde la Comisión Nacional del Bicentenario lo hemos venido discutiendo con profunda seriedad, está el tema de establecer, desde esa semántica del opresor versus la semántica de la liberación, una unidad que existe, porque si bien ustedes ven que toda América Latina celebra el Bicentenario en estos momentos, en todo este año, (porque) en mayo ocurre en Argentina; en 1808 ocurrió en Quito la Primera Junta o el primer intento de Junta; en Montevideo; en septiembre en México; y así vamos en todo este año; si bien esto es así, yo llamaba a la reflexión sobre este hecho: en el año 2004 se celebraron 200 años, (es decir) el bicentenario de la primera revolución negroide exitosa en América, que fue la revolución de Haití. Yo no vi actos de conmemoración como los que estamos viendo ahora. ¿Por qué no vimos actos de conmemoración tan significativos como los que vemos ahora? Porque los negros en esa lógica de la dominación no hacen revolución, porque la revolución es parte de la semántica, de la construcción epistémica de la ciencia del blanco, y sólo el blanco es capaz de articular en esa lógica de la dominación un discurso coherente, y por lo tanto no se podía celebrar en el 2004 el bicentenario de una revolución surgida desde un espacio contrahegemónico, desde una lógica contrahegemónica, desde una semántica de la liberación. ¿Ustedes ven que pasó por debajo de cuerda? Fue un asunto casi doméstico de discusión entre historiadores el tema del Bicentenario de Haití, pero yo no vi manifiestos de los cabildos, no vi pronunciamiento de gobernaciones, no vi pronunciamientos ni discursos de los presidentes, no lo vi, y eso significa y es lo preocupante que el discurso de la dominación, esa semántica de la dominación, sigue caminando y arrastrándose entre nosotros sin que lo sepamos, y la única forma de deconstruirlo es denunciarlo y reconstruirlo a partir de su propia negación.
¿Por qué digo además esto? Porque desde la Comisión Nacional del Bicentenario y la Comisión Estadal de la cual me honro de ser asesor vemos con profunda preocupación que incluso historiadores nuestros se quedan en lo que llamamos la «fechalización» y la «emeritización». Yo tengo grandes amigos historiadores profundamente comprometidos con este proceso, que no tengo nada que dudar de su compromiso, pero su discurso histórico, y coincidimos hace 15 días en una reunión con el Presidente, era el mismo cuentito de Emparan y todo ese proceso. A mí esa historia no me sirve y no me sirve no porque quiero ignorarla, sino que no me sirve porque sin saberlo esos compañeros comprometidos están repitiendo ese discurso de la dominación que estamos enfrentando y que hay que enfrentar, no sirve de nada hablar.
Escuchaba a una de estas profesoras amigas hablar de la importancia de la abdicación de Bayona para explicar este proceso, y le decía yo «¡carajo es que no te das cuenta que lo que tú estás diciendo es que este proceso de insurgencia nuestro no sería posible si en Bayona, en Europa no se daba esa vaina! ¡¿Es que aquí no ocurría nada?!» Y me decía, es que no podemos ignorar el contexto internacional. Una cosa es no ignorar la oportunidad política del contexto internacional y otra cosa es ignorar que desde la propia irrupción del europeo hay un proceso de resistencia y que las exigencias de Guaicaipuro, de Nigale, de todo ese conjunto de compañeros indoamericanos tiene que ver con un planteamiento sustancial que va a ser parte del discurso de la emancipación, que es el derecho a la propia condición humana, y por lo tanto ese discurso de la emancipación que sí se vale, que sí se significa porque era escrito, resulta que ya estaba ahí en nuestra presencia indoamericana, y cuando decimos nuestros historiadores que la revolución de abril no hubiese sido posible sin la consecuencia del tratado de Tratado de Fontainebleau en 1807 y la Abdicación de Bayona de 1808, estamos sujetando la dinámica propia del cambio y la contradicción a un hecho europocéntrico. Si eso no es reproducción del discurso europeo, díganme ustedes qué es.
Y por lo tanto, los que estamos sosteniendo desde la comisión nacional es que este bicentenario que iniciamos es un ciclo, un ciclo que además hay que conectar con esa lucha de la resistencia, porque la motivación es la misma, está imbuida dentro de la confrontación entre la semántica de la dominación y la semántica de la liberación. Y en esa lógica, en ese planteamiento hay que entender por lo tanto las rebeliones de Andresote, la insurgencia de José Leonardo Chirinos, el proceso de los Comuneros, que se nos olvida. A nosotros se nos olvida que un conjunto de blancos de orilla en 1780 organizó una experiencia extraordinaria que sólo va a tener parangón en la comuna de París de 1800 y se nos olvida, y es una experiencia americana, nuestramericana, ¡ah, pero nadie la nombra! No significa que ignoremos el aporte de Miranda y su planteamiento de la Colombeia, en absoluto, yo no estoy diciendo eso, lo que estoy diciendo es que hay un conjunto de indicadores, un conjunto de rasgos que en esa dialéctica de la confrontación entre la dominación y la liberación están presentes desde mucho antes del 19 de Abril, y eso significa por lo tanto que la lucha continúa, que la lucha tiene sentido, y que en ese sentido de materias pendientes, de dialécticas de la liberación versus dialécticas del oprimido, tenemos que seguir construyendo y reflexionando.
Pero además, quiero decir algo que es sustancial, la Academia Nacional de la Historia, llámese Academia Nacional de la Historia de Venezuela, llámese Academia Nacional de la Historia de Colombia, llámese Academia Nacional de la Historia de México, llámese Academia Nacional de la Historia de Perú, cualquiera de las academias nacionales de la historia tiene el mismo discurso: las revoluciones de 1810 fueron revoluciones de blancos. Y revísenlo, revísenlo en los libros de texto. Pero voy más allá, hasta las representaciones pictóricas. Busquen las dos grandes representaciones pictóricas sobre los dos procesos que son iconos de la independencia, 19 de abril de 1810, 5 de julio de 1811, los dos cuadros de Juan Lovera, vean con detalle los cuadros de Juan Lovera y señálenme una sola mujer que aparezca, señálenme un solo mestizo que aparezca pintado, un solo negro, un solo zambo, un solo indígena, búsquenme uno solo, cuéntenmelo, les permito los dedos, estos dos y les sobran los dos. No hay ni uno, porque en la representación pictórica también hay la representación de la dominación, y resulta que entonces también en nuestros actos reflejamos la pintura de Juan Lovera del 5 de Julio y del 19 de Abril, sin darnos cuenta que en esa pintura está también subjetivamente la dominación, porque esa pintura invisibiliza a los sujetos sociales y ese es precisamente el interés de la historia de la dominación, invisibilizar, desaparecer a los sujetos sociales.
Y se ha logrado, lean el Acta del 19 de abril de conformación del gobierno y usted verá cómo nombran a Vicente Emparan, cómo nombran a José Cortez de Madariaga, cómo nombran a José Félix Ribas, representante del gremio de los pardos (si José Félix Ribas era pardo yo soy catire de ojos azules con cabello y frondosa cabellera además) ¿Y por qué sucede efectivamente eso? Ah, porque en la lógica colonial los pardos y los negros no hacen la revolución, no aparecen en la revolución y ese discurso lo hemos venido reproduciendo.
Y esta generación a la cual pertenezco, que es una generación intermedia, que tuvo profesores de gran valía pero que hoy estamos confrontados, hoy están en la acera del frente y nosotros de este lado confrontándonos dialécticamente, Elías Pino Isturrieta, Manuel Caballero, Manuel Suzzarini, Ángel Lombardi, un conjunto de individuos a los que le debemos… el propio Agustín Blanco Muñoz, gran amigo y compañero, pero que estamos enfrentados dialécticamente hoy, esa generación nunca dijo algo sobre lo cual mi generación sí reflexionó. Desde que yo era estudiante y trabajaba como asistente de investigación de Ángel Lombardi padre, sabíamos que la Academia Nacional de la Historia tenía 15 tomos de este color (con las dos manos hace un gesto para señalar unos 20 centímetro de grosor) para que ustedes tengan idea, que reúnen lo que se llama Expedientes sobre Juicios e Infidencias entre inicios del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX. Para explicarlo para que los que no son historiadores y no tienen que cubrir lo que nosotros llamamos «horas nalga» es decir horas sentados en un archivo leyendo documentos, los historiadores decimos que a nosotros nos pagan por «hora nalga», (porque) tenemos mucho tiempo trabajando con «esas cosas», resulta que los juicios de infidencias jamás habían salido a la luz pública, los tenía la Academia Nacional de la Historia desde su fundación allá por el año 1888. ¿Por qué la Academia Nacional de la Historia, nos preguntábamos nosotros, nunca hizo una reseña de un documento, nunca presentó un paper en un congreso, nunca publicó un libro sobre los juicios e infidencias? Algo debe pasar, decíamos. Cuando comenzó todo esto de la conformación de la Comisión del Bicentenario que comenzó realmente cuando se conformó la comisión muy amplia sobre la investigación sobre la muerte de Bolívar y tuve el honor de que me invitaran a formar parte junto con otros historiadores de mi generación, nosotros planteábamos en una reunión con el Presidente la necesidad de rescatar algunos archivos que están en manos de los Boulton, en manos de la Academia Nacional de la Historia, e hicimos especial énfasis en los juicios de infidencias, porque el olfato nos decía que algo había allí para que los tragalibros de la Academia Nacional de la Historia no hubieran publicado nunca ni una línea, y le insistimos al Presidente durante más de un año y nada. En octubre del año pasado finalmente nos dio respuesta, emitió un decreto, el decreto llegó a la Academia Nacional de la Historia, la gente del Archivo General de la Nación con mi buen amigo Luis Pellicer, investigador contemporáneo conmigo, tomó posesión de los 15 tomos y comenzamos a trabajar, a leer, a transcribir de la paleografía española característica del siglo XVIII, muy compleja, primero a mano y después a computadora, después el proceso de escaneado. Llevamos apenas, de los 15 tomos, cinco tomos escaneados y transcritos y nos hemos conseguido con cosas como esta...
De nuevo insisto en eso de la invisibilización, por que allí aparece Emparan, aparece José Cortés Madariaga, aparece José Félix Ribas, aparece Lino de Clemente, protagonizando el hecho, pero no aparecen los blancos de orilla, no aparecen los negros, no aparecen los pardos, no aparecen los indios, no aparecen los mestizos. Pero resulta que en los juicios de infidencias sí aparecen. Y cuando estamos trabajando ahora recientemente en el inicio del tomo VI, el primer juicio que nos conseguimos en el tomo VI, expediente XVI, del archivo de infidencias y juicios, es un proceso a un tipo común, Carlos Sánchez, 50 años, carnicero, pardo, es decir hijo de negro o negra con india o indio, y cuando comenzamos a leer el juicio nos llama profundamente la atención, como todos ustedes saben primero hay una declaración acusadora por parte del fiscal, cuando comenzamos a leer y a trascribir la paleografía del siglo XVIII el juicio a Carlos Sánchez, repito, carnicero, imagínense ustedes oficio más vil en la lógica de la dominación colonial que alguien que trabaja destazando reses, se llena de sangre y huele todo el día a carne putrefacta, no hay nada más vil en la lógica profundamente de castas de la sociedad colonial que el oficio de carnicero. Pero resulta que Carlos Sánchez, de 50 años, pardo, iletrado, sin dinero, es el capitán de las milicias de pardos, es el capitán de las milicias que fueron creadas cuando los corsarios y piratas comenzaron a invadir la capitanía general de Venezuela y se vieron en la obligación, porque los blancos criollos y los blancos peninsulares eran muy poquitos, de conformar milicias de pardos.
Y Carlos Sánchez, ese carnicero de 50 años, que no sabía leer y escribir, que era pardo, resulta que era el capitán de las milicias de pardos del 19 de abril de 1810, y cuando el fiscal lee las argumentaciones por las cuales va a juicio, dice que Carlos Sánchez, de 50 años, de oficio carnicero, casado, va a juicio por haber sido infiel al rey y haberse atrevido a posar sus manos y a detener bajo coacción al capitán general de Venezuela Vicente Emparan.
¡Señores, eso significa que no hay un coño de 19 de abril sin Carlos Sánchez! Pero como Carlos Sánchez era carnicero y pardo, e indigno, no podía aparecer firmando, Carlos Sánchez fue el responsable de apresar a Vicente Emparan cuando salió de la Catedral de Caracas de la misa de Semana Santa y de llevarlo detenido bajo coacción a cabildo abierto, donde ahí sí aparecen los blancos para decir que no aceptaban su imposición. Pero resulta que en el acta del 19 de Abril no aparece Carlos Sánchez, resulta que en nuestros libros de historia Carlos Sánchez no existe, resulta que si no le quitamos los archivos a la Academia Nacional de la Historia no sabemos que Carlos Sánchez existe, y eso hoy tiene un peso importante. Porque cuando decimos hay 19 de abril gracias a pueblo y a Carlos Sánchez estamos diciendo que las revoluciones las hacen los colectivos, y que la revolución carajo no la hacen los blancos, que la revolución no es una vaina exclusiva de los letrados, que la revolución es un acto colectivo que se reconstruye a sí mismo, y eso es lo que se está diciendo, y entendimos entonces por qué la Academia Nacional de la Historia mantuvo férreamente controlado ese archivo de juicios e infidencias, y entendemos entonces buena parte de la posición que nos confronta hoy en día con la Academia Nacional de la Historia, porque eso significa que así como eso sucedió en la Junta de Caracas, pudo haber sucedido en la Junta de Colombia, pudo haber sucedido en la Junta de México, pudo haber sucedido en la Junta de Buenos Aires, pudo haber sucedido en la Junta de Quito, porque en todas ellas, en toda Nuestramérica, y ese es otro término sobre el cual voy a deliberar, (sobre) las conceptualizaciones con las cuales nos identificamos, en ese espacio de Nuestramérica el 85 % como mínimo eran pardos, mestizos, negros, indígenas, no eran blancos, y es lamentable porque además, en los libros de historia de todos esos espacios de Nuestramérica se repite que la revolución la hicieron los blancos.
Y así como conseguimos ese juicio de infidencias hay juicios de infidencias también retenidos en Colombia, en Brasil, en Chile, en Argentina, en La Habana, en Puerto Rico, en México, en Costa Rica, en Uruguay, en Paraguay, en Nicaragua, en El Salvador, en Panamá, en Sevilla, (allí) deben estar esos juicios de infidencias y precisamente una de las primeras obligaciones que tenemos es que estamos preparando la edición de 400 mil ejemplares de los documentos transcritos de los juicios de infidencias, porque quién ha dicho que somos nosotros los historiadores la única voz autorizada para escribir la historia. Yo no lo he dicho, jamás lo he sostenido, creo -como decía Aquiles Nazoa- en los poderes creadores del pueblo, creo en las posibilidades de la construcción, y tanto es así que lo he visto. Voy a introducir aquí una pequeña anécdota: el día viernes hicimos una convocatoria a través del Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología y el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a un conjunto de colectivos, de maestros, de miembros de los Centro de Reflexión Comunitaria de Fundacite, de las Redes de Innovación Productiva, de las Redes de Alfabetización Tecnológica, y acudieron 350 maestros, líderes comunales, líderes comunitarios, al MACZUL. A las 9 y media comenzamos la actividad con un discurso de reflexión mucho más corto que este que estoy dando y que les prometo que será corto para que interactuemos, y los organizamos en grupos a partir de un conjunto de palabras sobre las cuales reflexionar: paz, solidaridad, ciudadanía, estado, nación, república, independencia, revolución, insurgencia, insubordinación, libertad. Después del mediodía, a eso de las tres de la tarde, ya habíamos terminado y ellos habían hechos sus carteles para presentar la experiencia, se paran los compañeros de la mesa de «paz» que habían hecho una presentación extraordinaria diciendo cómo entendían ellos la paz, diciendo que entendían la paz como respeto a las leyes, respeto a la condición humana, y se para una compañera wayuu, sequita por el hambre, chiquita por las penalidades, de La Sierrita, una localidad del municipio Mara, y se para ella después que intervienen sus compañeros, solicita la palabra y dice «profesor, ¿puedo intervenir?», «cómo no, intervenga». «Yo voy a diferir de mis compañeros, aunque estoy de acuerdo con lo que ellos dicen yo creo que hay algo esencial que nos falta a nosotros para construir la paz» y dice ella «no hay paz si pasamos hambre». Una compañera wayuu, que apenas si ha terminado con la Misión Robinson (de) asimilarse culturalmente al manejo de la imposición que implica el dominio del castellano, pero para ella la paz no es leyes, la paz es no pasar hambre. Yo le decía al compañero Nelson Márquez de Fundacite que escuchando eso yo pensaba que tenía que empaquetar mis maletas e irme a vivir en una playa porque no tengo nada que hacer en un aula de clases, cuando los colectivos son capaces de construir conceptos tan sólidos como esos.
Y eso me recuerda otra anécdota, como les dije, hace 15 días coincidíamos en Caracas en el Coloquio “De Abril a Abril, alcances de una revolución”, que reunió a todos los que hemos formado lo que llamamos la red de investigación y memoria de historiadores por el Bicentenario, que reúne en estos momentos a cerca de 50 académicos de diversas universidades y cerca de 450 líderes comunitarios de diversas partes del país, que estamos articulando en torno a las actividades del Bicentenario, y después que tuvimos el debate en el Palacio de Santa Rosa de Lima donde está el acta del 19 de abril, diagonal a la Catedral ahí mismo en la plaza Bolívar, y diagonal al edificio La Francia recientemente expropiado, decidimos trasladarnos a una comunidad muy populosa llamada Sarría, y en Sarría, una zona con una gran vivencia en organización, comenzamos a deliberar sobre estos conceptos. Y discutiendo nosotros sobre cómo entendíamos la independencia nos solicitó la palabra una mujer humilde, como de unos 75 años, marcada por el esfuerzo de la vida. Nosotros hablábamos de independencia, de condición humana, hablábamos de independencia como soberanía plena, pero ella pide la palabra y le damos la palabra, y cuando interviene comienza diciéndonos «profesores yo a ustedes los respeto mucho, los considero mucho, sé que ustedes son hombres y mujeres muy serias, pero la independencia de la que ustedes hablan yo nunca la he visto, yo no he sido independiente para haber evitado que dos de mis cinco hijos se me murieran de hambre, yo no he sido independiente para haber logrado culminar la primaria que nunca pude, yo no he sido independiente para haber logrado que mis hijos terminaran el bachillerato, yo no he sido independiente para no tener que trabajar lavando y planchando en casa de ricos toda mi vida para medianamente darle vida a mis hijos, por lo tanto profesores esa independencia de la cual ustedes me hablan es completamente irreal desde mi punto de vista». Nosotros hicimos como Condorito, ¡plof!, y después dicen que el pueblo no es sabio, después dicen que sólo desde la academia se produce conocimiento, y hay que escuchar a esos colectivos reflexionando sobre conceptos como estos para entender la enorme capacidad que tienen, y esto es clave en esta coyuntura, esto es clave en este momento histórico de América Latina, esto es clave para los retos que tenemos en la actual circunstancia histórica, porque se trata de un hecho importante, de un hecho significativo que tratamos de impulsar en esta discusión del Bicentenario:

1. Democratizar la historia
Queremos sacar la historia de los cubículos donde los historiadores cobramos por hora nalga cumplida, queremos salir de esa lógica, queremos que desde las colectividades, desde una visión retrospectiva, desde el hoy hacia el ayer, reconstruyamos esos manuales tan enmarcados en la lógica de la dominación, porque en esos manuales hay sectores invisibilizados y la invisibilización, la desaparición en esos manuales no es fortuita, es un mecanismo de dominación, es un mecanismo de control.

2. Un Ciclo Bicentenario
Nosotros asumimos el Ciclo del Bicentenario, y esto es importante decirlo, es un ciclo, no es sólo hoy el 19 de abril de 1810, sino que en el 2011 celebramos el bicentenario del 5 de julio de 1811, en el 2012 la pérdida de la Primera República, en el 2013 el bicentenario de la Campaña Admirable, en el 2014 el bicentenario del Decreto de Guerra a Muerte, en el 2015 la toma de Angostura, en el 2021 el bicentenario de la Batalla de Carabobo, en el 2026 el bicentenario de la convocatoria al Congreso Anfictiónico, en el 2030 el bicentenario del fallecimiento del Libertador. Es un ciclo bicentenario, es un ciclo que debe producir una profunda reflexión, una profunda reconceptualización desde el punto de vista del conocimiento y la epistemología de esa historia tan manipuladora, de esa historia tan cómoda, y dejar que las conferencias, que nuestros escritos, incluso (los) de nuestros historiadores nos echen el cuentico del Tratado de Fontainebleau entre Napoleón y Carlos IV que permitió la abdicación de Bayona en 1808, que permitió el surgimiento de las Juntas Conservadoras de los Derechos de Fernando VII, y que permitió las firmas de las actas de conformación de los gobiernos provinciales.

3. Ir más allá de la «fechalización» y la «emeritización».
Se trata, insisto, de ir más allá de lo que llamamos la «fechalización» y la «emeritización» que nos encierra y hace que esa historia sea ajena a nosotros, que la veamos lejana y que nos importe un bledo, que no nos interese absolutamente nada, porque en esa lógica no tiene valor, porque ahí no aparecemos, esa historia no está vestida de colores, esa historia no tiene diversidad étnica.

4. Dominación versus Liberación
En cuarto lugar, porque superar la fechalización y la emeritización es nuestro tercer gran objetivo en este Ciclo Bicentenario es plantear la reflexión sobre el Bicentenario como una dicotomía, la dicotomía entre la semántica de la dominación versus la semántica de la liberación, y ver esa dicotomía en un marco de larga duración temporal, más allá del hecho mismo de la fecha de 1810 o de 2010, y verlo en el proceso histórico nuestromaericano y mundial.

5. Desmontaje del cientificismo europocéntrico
En quinto lugar, y no por eso menos significativo, nos hemos trazado como objetivo el desmontaje de la mentalidad científica importada, de esa epistemología histórica que hace ver que los procesos que se dieron en nuestramérica son consecuencia de lo sucedido en Europa, que nuestras constituciones son unas constituciones consecuencia del debate que va a producir la promulgación de la Constitución de Cádiz de 1812. Y nuestros historiadores, porque además debo decirlo son nuestros historiadores militantes que lo dicen, no se dan cuenta de la trampa ideológica que subyace en el planteamiento cuando hacemos la historización, cuando reconstruimos históricamente el proceso desde la óptica esencialmente europea.
Nosotros nos negamos a esa dinámica, nos negamos a construir y a pensar el Ciclo Bicentenario desde la lógica de la dominación, desde la lógica de la mentalidad científica europea, y plantemos una ruptura epistémica con esa mentalidad científica europea, y por lo tanto decimos la ciencia no es neutra, y «no nos asumimos neutros» como decía Benedetti. Bienvenida la neutralidad de Octavio Paz, bienvenida la neutralidad de Manuel Caballero, bienvenida la neutralidad de Manuel Suzzarini, bienvenida la neutralidad de Ángel Lombardi, que sean felices siendo neutros, pero yo no voy a contribuir a hacer una historia neutra, creo en la historia comprometida, y comprometida sobre estos preceptos epistémicos que estoy diciendo. ¿Que no soy neutro?, me alegro de no serlo.

6. Nuestramérica
Por otra parte, y esto nos lleva en sexto lugar, a sostener lo que llamamos la reivindicación de la identidad nuestramericana, porque las dos denominaciones que han sido dominantes son parte de esa mentalidad científica importada. Cuando hablamos de América Latina hablamos del concepto de americano esbozado por los franceses y que se comienza a construir a partir de la invasión a México de Maximiliano. Cuando hablamos de iberoamérica y de hispanoamérica lo hacemos también desde la lógica de la dominación hispana y no nos damos cuenta y lo repetimos, y por eso, siguiendo a Martí, nosotros sostenemos desde la Comisión Nacional del Bicentenario que hay que hablar de Nuestramérica, esa América vestida de negro, de indio, de mestizo, de mulato, esa América mixta, compleja y diversa, Nuestramérica, no Latinoamérica, no Iberoamérica, no Hispanoamérica, porque es parte de esa mentalidad importada científica dominante.
Y hablar en clave nuestroamericana nos lleva lógicamente a resaltar la presencia histórica de lo que llamamos los sujetos subalternos, los sujetos dominados que no han aparecido en la historia y que los archivos y estas nuevas investigaciones nos dicen que están y siguen haciendo historia hoy en día.
Si no, véanlo en América Latina, pásense por el panorama de noticias mundiales y usted verá, usted encontrará cómo ese pueblo vestido de colores está activamente articulado y movilizado, y eso nos lleva en este esfuerzo científico a construir nuevas categorías, y por eso es que comenzamos utilizando a Martí, proponiendo la sustitución de la denominación Latinoamérica o iberoamérica por nuestramérica, hay que comenzar por reconceptualizaciones muy importantes para desmontar toda la estructura de dominación científica que enseñamos en nuestras escuelas y a través de nuestros manuales de historia, y eso significa por lo tanto que nos declaramos en combate permanente contra un imaginario historiográfico de la dominación que subyace en los discursos oficiales, que subyace en los discursos de las academias, que subyace en las celebraciones pomposas.

7. La continuidad de la Revolución
Finalmente, debemos exaltar la continuidad de la revolución, y esa continuidad se da en dos condiciones que estuvieron presentes ayer y que están presentes hoy. Uno, el carácter antiimperialista, porque las revoluciones del siglo XIX fueron de ruptura del orden imperial; y dos, el carácter anticapitalista. Ambas revoluciones, la de ayer y la de hoy, tienen esa continuidad epistémica.
Muchas gracias.