martes, 2 de septiembre de 2008

BUSH Y CHÁVEZ: LUCHA POR LATINOAMERICA

BUSH Y CHÁVEZ: LUCHA POR LATINOAMERICA


Recientemente, tanto el Presidente George W. Bush como el Presidente Hugo Chávez, realizaron una gira por Latinoamérica. Para el Presidente de los EEUU, se tradujo en un intento - tardió- de "mirar" con atención los profundos intereses y preocupaciones que su Gobierno tiene en la región. Lamentablemente para la gestión de los republicanos que acompañan a Bush, las condiciones - y ambiciones- mundiales no le han permitido inmiscuirse más en los asuntos latinoamericanos. La aventura de Afganistán e Irak, ha desviado la atención de la política exterior norteamericana, tradicionalmente preocupada de las "desviaciones" latinoamericanas.
Los intentos por controlar las reservas de petróleo de Irak, reactivar su industria de hidrocarburos, aunado a la incidencia entre shíitas y sunnitas en ese territorio, han sido preocupaciones más significativas para Bush, que lo sucedido en Latinoamérica.
Esa actitud, ha sido un error político. Mientras Bush ha estado preocupado por la "lucha contra el terrorismo", en nuestra región se ha generado una profunda crisis institucional, asociada con los sistemas políticos que años y años de ingerencia de los EEUU fueron conformando, buscando instituir en toda Latinoamérica el "two-party sistem", o sistema bipartidista estable, que permitiera asegurar las condiciones de explotación y aprovechamiento de los recursos naturales y la fuerza de trabajo. En estos casi ocho años de gobierno de Bush, partidos tradicionales e históricos como el Conservador en Colombia, la democracia Cristiana en Chile, el partido Peronista en Argentina, Acción Democrática en Venezuela, entre otros, han experimentado una profunda crisis de liderazgo que les ha impedido "entender" las condiciones del cambio histórico en cada uno de esos espacios. Por otro lado, los movimientos sociales, asociaciones civiles, grupos de presión, actores sociales, han elaborado nuevos marcos interpretativos que les han facilitado la tarea de incentivar la acción colectiva más allá de los canales formales previstos por esos partidos históricos. El resultado ha sido el surgimiento de formas de protestas que devienen en liderazgos personalistas y movilizantes, difíciles de controlar en el sentido establecido con los partidos históricos. Por otra parte, este tipo de liderazgos ha enarbolado banderas de reivindicación social y propuestas antiglobalizadoras que han enturbiado la tradicional incidencia de los EEUU sobre la política interna en cada uno de los países de la región.
El gobierno de Bush, procura en este momento, en unas condiciones desventajosas, derivadas de la enorme resistencia antibélica generada por su política agresiva en Irak, aunado a la pérdida de mayorías en el Congreso, mantener una política de "atención" a Latinoamérica, centrándose en dos figuras contradictorias del liderazgo político en la región: Uribe y Lula, los presidentes de Colombia y Brasil.
Para Uribe, es una ratificación de su alianza establecida desde un inicio para buscarle una salida militar al conflicto colombiano, mediante la concesión de cualquier tipo de condiciones sociales, militares y estratégicas para que los contingentes de "asesores civiles" norteamericanos trabajen en territorio colombiano. Eso se traduce en una "ocupación" efectiva por parte de personal civil y militar de los EEUU de amplías zonas colombianas, ligadas a espacios estratégicos con Panamá, Ecuador, Venezuela y Brasil. Para Uribe, la intermediación estratégica con el gobierno de Bush, se ha traducido en una ganancia política que le ha facilitado la modificación de la Constitución para permitir su reelección y granjearse el apoyo de los conservadores, la derecha y los sectores económicos colombianos. Como retribución a ello, Uribe permite el acceso total a las trasnacionales norteamericanas a la exploración de la Amazonas colombiana, la intervención en la explotación petrolera y en general a la intervención de reservas de agua y biomasa en la selva Amazónica.
El caso de Lula, es algo parecido. El Presidente de Brasil, un país que se ha ubicado entre las 0cho (8) economías más fuertes del mundo, ha pasado de un discurso radical que le sirvió para llegar al poder luego de variados intentos, a un discurso de apertura al capital, que se tradujo en resistencias y enfrentamientos en su propio Partido de los Trabajadores (PT). Lula se ha manejado en la típica ambición de liderazgos latinoamericanos, eso es entre la ambiguedad y el compromiso. Ambiguo pues sus posiciones como líder sindical que fue se han flexibilizado para permitir el establecimiento de empresas trasnacionales que han elevado la inversión y el empleo en Brasil, a costa de las reivindicaciones sindicales. Con el compromiso, pues sigue siendo una figura emblemática del surgimiento de la izquierda en la zona.
Para Bush, recurrir a estos dos liderazgos, es una forma de intentar minimizar sus errores de atención a las necesidades de la región, al mismo tiempo que pretende construir un contraliderazgo al populismo radical y étnico impulsado por Chávez, y que ha tenido impacto en Ecuador con Rafael Correa y en Bolivia, con Evo Morales. De hecho la gira de Chávez estuvo centrada en el impulso de los movimientos sociales antiglobalizadores, con enormes lazos con las luchas étnicas en Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile.
Para Chávez, la gira significó avanzar en la construcción de escenarios regionales que le permitan extender su liderazgo más allá de las fronteras venezolanas. Ello debe entenderse como una consecuencia de la abrumadora hegemonía construida después de las elecciones de diciembre de 2006 en Venezuela. Chávez pulverizó los partidos históricos (AD y COPEI) ligados a la socialdemocracia y el socialcristianismo, y avanza hacia la estructuración de una fuerza política pensada en el sentido de los bloques históricos de poder planteados por Gramsci en Italia.
Para Chávez se trata de crear condiciones similares a las establecidas en Venezuela, sin caer en una excesiva ingerencia, para facilitar la emergencia de liderazgo sociales con bases étnicas y populares que confronten con los modelos de partidos impulsados por los intereses norteamericanos. Eso se traduce en apoyos sociales y económicos, aprovechando la bonanza petrolera para gobiernos como el de Correa y Morales.
En este sentido, la gira de ambos presidente (Bush y Chávez) tuvo un punto en común: la construcción de asociaciones de liderazgo hemisféricos, sólo que en sentido contrarios. Para Bush están pensados como una cuña de impulso a la integración al ALCA, para Chávez como una base de apoyo para el ALBA. El resultado: la activación de un ciclo de protesta muy corto en toda Latinoamérica al mismo tiempo. Violencia y movilizaciones en Colombia, Uruguay, Brasil, protestas y actos masivos en México, Nicaragua, Panamá, Venezuela.
La conclusión clara: muy tarde la reacción y la preocupación expresada por el gobierno de Bush en la zona. Está en marcha un proceso de crisis institucional de las formas políticas en América Latina que será muy díficil de parar a través de la intermedicación de las agencias y el apoyo de los EEUU.
Dr. Juan E. Romero
Historiador- Profesor Universitario
La Universidad del Zulia- Venezuela
juane1208@gmail.com
03/04/2007

No hay comentarios: