jueves, 4 de septiembre de 2008

LA DEMOCRACIA INTERNA EN VENEZUELA

LA DEMOCRACIA INTERNA EN VENEZUELA

Cuando se analiza el funcionamiento de los sistemas políticos, se considera la estructura de los partidos políticos, las condiciones y seguridades implícitas en los procesos de elección, así como las dinámicas de democracia interna, esencialmente referidas a la elección de sus autoridades.
En la historia de los sistemas políticos en nuestro país, los indicadores antes señalados, no han sido precisamente los más utilizados. El sistema de partidos establecidos desde 1958, tuvo una etapa inicialmente multipartidista, con un promedio de organizaciones políticas entre 1958-1973 de más de seis (6) partidos principales. Eso nos explica las características inestabilidades que se confrontó en esos años. En cuanto a la condición de pulcritud del sistema electoral, la organización de los procesos comiciales fue en ese mismo período particularmente poco transparente. Este aspecto está matizado por el hecho que la conformación del Consejo Supremo Electoral (CSE) estuvo determinado por la representación en el mismo por los partidos más votados en cada proceso electoral. Ese reglamento se mantuvo hasta su reforma con la Ley del Sufragio y Participación Política en 1997.
Con respecto a los procesos de democracia interna, esté ha sido quizás el que mayor déficit ha tenido en nuestra historia. Los principales partidos históricos: Acción Democrática (AD), Comité Político Electoral Independiente (COPEI), Partido Comunista de Venezuela (PCV), Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), Movimiento al Socialismo (MAS) y Unión Republicana Democrática (URD); sí bien realizaron procesos internos, lo hicieron marcados por la duda y con escasa supervisión, generando en la mayoría de los casos, cismas o separaciones; y en otros profundos daños que afectaron el futuro del partido político.
En el caso de procesos más recientes, sobre todo en lo que respecta a las nuevas organizaciones políticas, nos encontramos también con particularidades. Sí comenzamos con los partidos opuestos a Chávez, nos conseguimos con organizaciones que han surgido esencialmente de personalismos, tal es el caso de Alianza un Bravo Pueblo (ABP), encabezada por Antonio Ledesma. Es este un ejemplo vivaz de la escasa democracia interna de una organización política, pues su funcionamiento se encuentra basado en los rasgos personales de su liderazgo. Otro caso interesante, es el de Primero Justicia (PJ), que desde sus orígenes tiene una particularidad: el de haber surgido de una organización civil; aparte de eso hasta antes del 2006 no había realizado ningún proceso de elección interno, aspecto completamente contradictorio en una organización política cuyo principal elemento discursivo es la defensa de la democracia. Cuando PJ, realizó su proceso interno entre 2005-2006, la escasa pulcritud en el censo de representantes, aunado a diferencias internas en cuanto a la concepción del trabajo político, produjo una separación que se concretó en la salida de parte de “ los históricos” fundadores: Gerardo Blyde, Leopoldo López, entre otros.
En el caso de Un Nuevo Tiempo (UNT), nos encontramos otra organización surgida más bien del voluntarismo político de su líder: Manuel Rosales. Hasta los momentos, no ha existido un proceso de democracia interna, por el contrario la estructura de organización del partido ha sido esencialmente “dedocrática”. Se tiene que recordar como en la campaña electoral del 2006, Rosales nombró, uno a uno, los representantes de organización, secretario general, secretario político y otros cargos, sin mediar ninguna consulta con sus bases. De nuevo se observa una prueba del profundo déficit democrático de nuestras organizaciones.
En los casos de las organizaciones cercanas al gobierno de Chávez, nos encontramos con dinámicas parecidas. El Movimiento Quinta república (MVR), sí bien en sus estatutos habló de democracia horizontal y vertical, para representar consultas permanentes con sus bases, terminó resultando en la imposición de liderazgos personalistas, representados en las tendencias internas. Es importante recordar, los resultados desastrosos para el chavismo en el Zulia cuando ha impuesto candidaturas sobre los pareceres de las bases. En el MVR hubo intentos de elección, de hecho se dio un proceso en el año 2005, pero en el mismo surgió problemas entre las diversas tendencias, pero sobre todo cantidad de problemas por las dudas acerca de la estructura del registro electoral. En los casos de otras organizaciones que apoyan a Chávez, como es el PPT, PODEMOS, entre otros el proceso es el mismo, en cuanto el déficit democrático interno.
Precisamente, ese déficit democrático histórico, es lo que ha marcado en forma diferencial el recientemente culminado proceso de elección de las autoridades del PSUV. Se trata de una dinámica de democracia interna, que mezclando elecciones directas e indirectas ha permitido conformar una estructura partidista que responde a un proceso de consulta democrática, con padrones electorales que pueden ser verificados por las diversas tendencias. Esta dinámica insisto en ello, puede ser el inicio de un cambio en el funcionamiento de las organizaciones políticas y la forma como estas toma, ejecutan y planifican la agenda pública de acción. Por otra parte, la estructura resultante tiene una mezcla interesante. En primer lugar, hay una macro estructura dirigente, formada por los Vice-presidentes, en donde resalta la figura siempre lúcida de Muller Rojas. Aunado al vice-presidente se unen sus equivalentes regionales, que indudablemente asumen la conformación del país en regiones políticas, un viejo esquema de los partidos históricos clásicos europeos, pero que había sido abandonado en la dinámica organizacional en América Latina.
Esa organización por micro- regiones (Zulia- Falcón, Andes, centro- Occidental, Capital, oriental, Guayana, entre otras), permite distribuir y organizar al partido, buscando con ello la conformación de un Bloque Hegemónico, en el sentido planteado por Antonio Gramsci, es decir, un partido capaz de movilizar y convencer al “otro” que se asume como un sujeto histórico que es necesario ganar en la dinámica política. Por otra parte, la elección de una estructura por Estado, que comparte responsabilidades con los vice-presidentes regionales genera un constante debate, que hasta ahora había sido infructuoso en la democracia interna del chavismo.
Sin duda, la elección del PSUV nos ocupara – a quienes somos estudiosos de la realidad política- más de un análisis, pues las formas de relacionamiento y las posibilidades de discusión democrática que abre son significativas y definitivamente distintas de lo que conocemos en la historia política venezolana. Ojala que las demás organizaciones políticas emulen este proceso democrático de elección de sus autoridades. Sí eso sucede estaríamos siendo testigos de un verdadero proceso de democratización. Ya veremos que hacen ¡.

Dr. Juan Eduardo Romero J
Historiador- profesor universitario
juane1208@gmail.com Q
22/04/2008


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