viernes, 5 de septiembre de 2008

Izquierda en América latina


Izquierda en América latina

¿Vieja y Nueva Izquierda en Latinoamérica?

El año 2006, fue muy movido: elecciones en Colombia, Brasil, Ecuador, Perú, Nicaragua, Chile y Venezuela, llamaron la atención del mundo. De todas ellas, surgió el planteamiento del surgimiento de una ola de gobiernos de izquierdas en toda la región. La pregunta obligatoria es: ¿ qué tanta coincidencia existe entre Lula, Bachellet, Correa, Evo Morales y Chávez?, ¿ comulgan todos con los mismos planteamientos?. La respuesta es un contundente no. Y no se trata, de reproducir el planteamiento de Teodoro Petkoff, en cuanto existe una izquierda borbónica y otra moderna. Se trata de entender, que las interpretaciones y el contexto socio-histórico es muy diverso en cada uno de esos espacios.

El caso emblemático es Brasil y su presidente Lula da Silva. La composición multiétnica, compleja y conflictiva de la sociedad brasileña, donde perviven rasgos de segregación muy fuerte, de exclusión social y sociocentrismo, es un factor que incide en la interpretación que hace Lula de las ideas derivadas del planteamiento de Marx, Lenín y Stalín. Otro elemento, es que la economía del gigante del Sur, ha alcanzado unos niveles altísimos. El crecimiento del PIB de Brasil entre 2004-2005-2006 fue de 4.9, 2.3 y 4 respectivamente, que sin duda es significativo y permite entender la colocación de ese país entre las ocho (8) economías más sólidas del mundo. Ese crecimiento hace que la idea de socialismo, y el papel que Lula les asigna a los partidos de izquierda, particularmente al Partido de los Trabajadores (PT) sea completamente diferente. De hecho, en la campaña de Brasil, una de sus principales críticas surgió de una militante del PT.

Para Brasil, hablar de socialismo, del papel de la izquierda se hace muy difícil, por cuanto el planteamiento teórico que esbozan no afecta en nada la estructura del estado nacional, en lo que respecta a la explotación del trabajo y la generación de ganancias. Para Lula, avanzar en torno a los postulados de Marx, en lo que tiene que ver con la modificación de las contradicciones del Estado Nacional Burgués no es posible, por el contexto del desarrollo de las fuerzas económicas.

Los casos de Ecuador y Bolivia, son diferentes. Sí bien ambos países tienen sociedades muy complejas, en lo relativo a la multietnicidad, a las condiciones de pobreza, los desequilibrios en la distribución de la riqueza y el impacto de las compañías trasnacionales, sus democracias entran en el marco de las denominadas "democracias étnicas", que no son más que procesos de ascenso de movimientos sociales indígenas de reconocimiento de sus derechos socio-políticos y de un empoderamiento ciudadano generalizado. Rafael Correa y Evo Morales, no tienen las posibilidades de crecimiento económico y prosperidad de Brasil.

La economía de Ecuador, entre el 2004,2005, 2006 y 2007, experimentó un PIB de 7.6, 3.9, 3 y 2.5 %, respectivamente; cifras nada halagadoras. Esas variaciones en el desarrollo económico, la presión de un ciclo de protestas que en ese país le ha costado la presidencia a diversos gobernantes (Bucaram, entre otros), son propicias para avanzar en una propuesta de construcción del socialismo, que ataque esencialmente las formas de distribución mediante la mediación del estado, como gran protector del capital privada.

Para la Bolivia de Evo Morales, se presenta un panorama parecido. El PIB entre el 2004,2005, 2006 y el 2007 (proyecciones estimadas), es de 3.6, 4.1, 3.3 y 3%. Esas condiciones económicas le generan una presión social, que en su caso se suman a los diversos impactos que tiene una nación con enormes diferencias regionales, y con un proceso de integración social y ciudadana aun deficitario. En ese contexto, las ideas de un socialismo que impulse una modificación de las formas que el Estado Nacional adquiere en la distribución de los beneficios generados por la explotación del Gas y la producción de hojas de Coca, cobra una utilidad política de primer orden. De nuevo - sin caer en determinismos económicos- las condiciones económicas son esenciales para entender los modelos que toma la izquierda en Latinoamérica.

El caso de Venezuela, es también emblemático. Cuando Chávez llega al poder en 1998, la economía venezolana viene de un constante deterioro, con variaciones en el PIB muy significativas. Desde 2004, el PIB de Venezuela, ha pasado de 17.9% en ese año, a 9.3 % en 2005, 7 en 2006 y un nada mal 4.5% proyectado para el 2007 (Datos del Informe de la CEPAL). Los procesos de inversión social, a través del empleo de los cuantiosos recursos provenientes del boom petrolero en políticas sociales mediante las misiones sociales, le ha creado una base de apoyo popular enorme.

En ese contexto, Chávez lanza en el 2007, una propuesta de avance en torno al Socialismo del Siglo XXI, mediante una Ley Habilitante, que incluya emisión de un conjunto de leyes claves (Educación, Hidrocarburos, Economía, Fuerzas Armadas, Ley de División Territorial, entre otras) en la modificación de las condiciones del Estado.En el caso de Chile, el papel que tienen las fuerzas sociales afianzadas en el poder económico y político durante la dictadura de Pinochet, conjuntamente con las propias condiciones del acuerdo de la concertación que llevaron al poder a Bachellet, la llevan a proponer un socialismo más cercano a un modelo socialdemócrata que a otra propuesta. En definitiva, al contrario de lo señalado por algunos analistas, las diferencias en las condiciones socio-históricas en Latinoamérica, sólo generan un punto en común: el retroceso de las fuerzas ligadas al (neo)liberalismo, en los sistemas políticos en estas sociedades. De resto, las posibilidades de coincidencias en lo que respecta al modelo socialista aun están muy lejos, falta ver el alcance de las reformas o cambios en la estructura y el papel de esos Estados nacionales y su papel en el contexto económico mundial.

Dr. Juan E. Romero

Historiador/Profesor LUZ

1/2/2007

 

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