domingo, 28 de septiembre de 2008

Chávez y las Zonas de Defensa y Seguridad Integral


Chávez y las Zonas de Defensa y Seguridad

 

            Cuando Chávez anunció en agosto de este año, la nueva ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (LOFANB), se produjo un gran revuelo por la “militarización” de la sociedad civil y la politización del estamento militar. Ese planteamiento resulta falaz y fútil en su contenido. Cuando hablamos de militarización nos referimos lo entendemos como un movimiento social que puede llegar a constituir un régimen político, en el cual los militares, sobrepasando los límites de su función, transforman los valores y las actitudes que les son propias, convirtiéndolas, elevándolas al ápice de la jerarquía categorial, en una filosofía y hasta en una Razón de Estado.

            En esos términos se trata de una sociedad que gira alrededor de la idea o representación que tienen los militares de la realidad. Nada más lejano de lo que realmente ocurre. Sin embargo, esa discusión manejada en la agenda pública que se presenta en los medios de comunicación, no dejó percibir la importancia geoestratégica que contenía la LOFANB.

            Uno de los aspectos claves en esta Ley, es lo referente al planteamiento geopolítico. Históricamente nosotros habíamos mantenido una posición subsumida en los intereses estratégicos de los EEUU, producto de la aplicación de la denominada Doctrina Monroe y sus consecuencias desde el punto de vista militar. Quizás la única excepción viene dada por la convocatoria al Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826 por parte de Simón Bolívar, pero de resto – y sobre todo después de la II Gran Guerra (1939-1945)- nuestro país mantuvo un poderío militar basado en el apoyo y sostenimiento norteamericano a cambio de la sumisión doctrinaria. Eso se tradujo en un desdoblamiento de los lindes fronterizos y los espacios marítimos con su consecuente pérdida de soberanía. Es esa una contundente realidad que fue planteada en la Reforma Constitucional mediante la modificación de los Artículos 11 y 16 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV). Chávez entendió que era necesario replantearse en el contexto geoestratégico mundial la posición de los lindes fronterizos aunado a la socialización del tema de la seguridad y defensa, más allá de una óptica meramente militar. Por ello la LOFANB señala que el problema de la Seguridad es un hecho de co- responsabilidad entre militares y civiles; para ello implementa las Zonas de Defensa Integral Estratégicas que son planteadas en el Art.24 de la ley.

            Las Zonas de Defensa Integral, son entendidas como un espacio del territorio con características geoestratégicas, y se establecen según la Gaceta Oficial N° 39.016 del 15 de septiembre del presente año cinco (5): 1) la región occidental (Falcón, Lara, Zulia, Táchira, Trujillo y Mérida), 2) región los Llanos (Guárico, Cojedes, Apure, Barinas y Apure), 3) región oriental (Anzoátegui, Monagas, Nueva Esparta y Sucre), 4) región Guayana (Amazonas, Delta Amacuro y Bolívar) y 5) región central (Miranda, Vargas, Carabobo, Aragua, Yaracuy y el Distrito Metropolitano). Esas zonas son claves para la explotación y control de fuentes de agua, recursos de bioma, petróleo, minerales estratégicos entre otras cosas. Sin embargo, deja por fuera todo lo referente a los espacios marítimos donde tenemos 550.000 Km2 en el frente Caribeño y 300.000 Km2 en el frente Atlántico. Creemos que eso representa una debilidad geoestratégica terrible pues sigue dejando indefenso el espacio marítimo, más aun cuando ha sido reactivada la IV Flota norteamericana cuyo espacio de acción es precisamente esa zona.

            El Caribe y el Atlántico son dos frentes claves para el desarrollo de nuestra geoestrategia de seguridad pues incluyen recursos marítimos, de flora y fauna, aunado a las reservas gasíferas que tenemos en la frontera marítima con Trinidad y Tobago. No obstante, más importante aun es la posibilidad que tenemos de ejercer plena soberanía sobre un amplio espacio (más de 850.000 Km2) que hasta ahora se han mantenido totalmente desguarnecidos.

            Hemos planteado ante miembros de la Asamblea Nacional esta observación y esperamos que sea sometida a consideración, dada la significación que tiene para una prospectiva de seguridad y defensa de Venezuela. Asimismo, eso implicaría una articulación de las autoridades civiles y militares para permitir que esos lindes marítimos puedan alcanzar su plena potencialidad y entren en la dinámica de integración económica que se da en el Gran Caribe, pues como se recordará aparte de Margarita, ninguna de las islas, islotes, archipiélagos que tenemos ahí (más de 180) están consolidados desde el punto de vista social, territorial y económico. Esperamos poder corregir esa situación.

 

Dr. Juan Eduardo Romero

Juane1208@gmail.com

28/09/2008

jueves, 18 de septiembre de 2008

La situación socio- política en Venezuela

La situación socio- política en Venezuela (agosto- septiembre 2008)

Esta etapa en el gobierno de Chávez es de mucha complejidad. Por una parte, para el desarrollo mismo de la democracia en el país y por la otra para las fuerzas políticas y sociales que se mediran electoralmente. Para la democracia, por el hecho que la elección directa de los representantes a los cargos populares por parte del PSUV, coloca a la oposición en la disyuntiva de emular en lo inmediato esa acción. No hacerlo, refelejaría una resistencia a la profundización de la democracia y los sometería de nuevo a la volatilidad en la que se han visto inmersos para concretar las "candidaturas unitarias" en los diversos estados del país. El gran reto de la democracia en Venezuela, esta relacionado con la consolidación en este proceso de repolitización de la sociedad, discurriendo entre el resurgir de los partidos políticos o la maduración del carácter político de la sociedad organizada. 

Por otra parte, las fuerzas políticas y sociales deben realizar una escogencia. Esa escogencia está marcada entre la coexistencia recíproca y tolerante, o la permanente confrontación con sus derivados violentos. La develación de un plan de desestabilización y magnicidio, más allá de las posiciones encontradas, señala que aun perviven sectores que no entienden que en democracia la imposición voluntaria electoral es una forma de resolución de conflictos. Tampoco se llega a comprender que esa imposición no debe significar sometimiento del "otro" que no resultó favorecido. Se trata de rearticular, de resemantizar la política, entendida como un hacer juntos entre diversos. Para ello es necesario, es obligatorio, restituir los cauces institucionales provistos tanto por las organizaciones políticas como por la misma actividad participante de los ciudadanos. Hacerlo, es darnos la oportunidad de entendernos en la diversidad.

Veo con preocupación, como hasta ahora se ha banalizado la campaña electoral. Es necesario debatir acerca de la oferta electoral de los candidatos. No se trata de afirmar como se ha hecho, que es el momento de salir de Chávez. Tampoco se trata de indicar que "vienen por Chávez después de noviembre". Debemos reflexionar sobre las implicaciones del modelo socio- político plasmado en la Constitución de la República, aprobada en 1999. Nos guste o no, es ese el Contrato Social vigente entre los venezolanos. No podemos tener una Constitución hecha a la medida del gusto o pareceres de cada uno de nosotros. La Constitución es una estructura normativa que refleja relaciones de poder y una dinámica socio- política moderna. Acogernos a ella es nuestra prioridad. podemos sí señalar o llamar la atención acerca de lo que puedan considerarse desviaciones en su aplicación. Para ello hay mecanismos jurídicos establecidos en ella. Es decir, hay salidas institucionales. Su existencia no justifica, bajo ninguna razón, intentos violentos de alteración del orden político. Las reglas del juego político son claras. Quizás se pueda estar descontento con su aplicación, pero siguen existiendo  opciones para desenvolverse.La coyuntura crítica en la que nos encontramos señala algunos retos para el gobierno y la oposición. 

Para el gobierno se trata de no perder buena parte del espacio político que han logrado ocupar en casi 10 años de ejercicio del poder. Esas 18 gobernaciones obtenidas no pueden mantenerse - hablando políticamente- es seguro que logren sostener su representación en 11 0 12 de esas gobernaciones como máximo. Ello seria una lección de gobierno para el chavismo, o algunos sectores de este, que no ha comprendido la necesidad de mantener la eficacia y eficiencia como condición sine qua non para la gobernabilidad. En el caso de la oposición, la situación es más compleja. No han logrado pasar del discurso "hay que salir de Chávez". La futilidad de sus planteamientos ha atentado contra sus posibilidades políticas. Sin embargo, han logrado construir una relación medianamente homógenea en torno a sus candidaturas, pero carente de una propuesta de acción política. Tienen que entender que es necesario construir una propuesta alternativa, no sólo para competir con el chavismo, si no para generar mayor democracia al ofrecer alternativas de poder.

A nivel internacional también es crítica la situación. La próxima elección de los EEUU, ha hecho que arrecie las acciones radicales hacia Venezuela. El candidato republicano, John McCain, como buen representante de los intereses norteamericanos tiene que satanizar - aun más- al gobierno de Chávez. Para ello ha escogido el tema narcotráfico y guerrilla. Sectores internos se han aliado a esta opción y no ven el peligro que representa dejar abierto esa compuerta al lobby de intereses de los EEUU. eso no significa que desconozcamos que existen vinculaciones en la Guardia nacional con el narcotráfico, pero esas mismas vinculaciones existen también entre sectores de seguridad en los propios EEUU y nadie las denuncia. El tema de trasfondo es la energía y la incomodidad de la política nacionalista de Chávez. La reducción de las reservas probadas de las trasnacionales petroleras y la confirmación de la magnitud de las reservas de Venezuela, vuelve la mirada hacia nuestro país. Geopolíticamente, la no alineación de Chávez y la réplica de su actitud en toda Latinoamérica, es peligrosa para los intereses de los EEUU y ello se traduce en una ansia de intervención que puede resultar muy peligrosa. Esa intervención no sería, tal como dice el chavismo, a través de una invasión. Más bien se trata de señalar a Venezuela como un Estado Forajido, figura del derecho internacional ligada a la violación de derechos humanos, convenios y regulaciones del derecho Público Internacional. Al declarar a nuestro país forajido, se abre la puerta para sanciones políticas, financieras y administrativas que serían terribles para el desarrollo económico del país. Por eso la campaña de acusaciones contra Venezuela y funcionarios de Estado, buscando establecer una asociación con el narcotráfico, la guerrilla y el terrorismo. 

Acá, no se trata de apoyar a Chávez. Se trata de entender el trasfondo de la estrategia norteamericana para obtener control sobre las reservas estratégicas de petróleo. Sí se quiere ser duro con el chavismo, hay que insistir en que cumpla con el proyecto de estado vertido en la Constitución, sin caer en dogmatismo o extremismos. Por eso señalo que el momento que se experimenta es clave para el futuro de la democracia en nuestro país-

miércoles, 10 de septiembre de 2008

LAS 3 ERRES DE CHÁVEZ

            LAS 3 ERRES DE CHÁVEZ

 

            El anuncio que hizo Chávez en el Aló presidente del domingo 06 de enero, debe ser visto con una lectura múltiple. En primer lugar, es el resultado de los efectos de la primera derrota política contundente que ha sufrido, desde que llegó al poder en diciembre de 1998. El rechazo manifestado al proyecto de Reforma Constitucional refleja como buena parte de los más de 7 millones de votos que obtuvo en diciembre de 2006, mostraron actitudes muy conservadoras en torno a los denominados valores socialistas.

            En segundo lugar, el anuncio responde a la necesidad de reposicionar las fuerzas políticas que lo han apoyado en estos casi 10 años de gestión. La propia dinámica socio- política que ha implementado, sobre todo a partir de la relegitimación de los poderes efectuadas en julio del año 2000, ha generado una progresiva depuración de los diversos sectores que conforman el chavismo, esta depuración ha tenido un doble efecto. Por un lado, ha cohesionado sus fuerzas hacia lo interno, permitiendo identificar los elementos más cercanos a su postura política, pero por otra parte, las fuerzas políticas que en un momento lo habían apoyado al dejar de hacerlo han pasado a constituirse en elementos fuertes en la conformación de la oposición.

            En tercer lugar, Chávez está haciendo una lectura sui generis de los planteamientos de Antonio Gramsci sobre la construcción de un bloque histórico. Esta construcción implica unas alianzas de clases, en un sentido amplio, de forma tal que logre el convencimiento de sectores heterogéneos de la sociedad venezolana en torno a un compromiso con el proyecto de país. Este proceso tiene sus riesgos. Sí, no viene acompañada esta nueva etapa por una profundización del debate ideológico, que a decir verdad, ha estado ausente en lo interno del chavismo, se puede derivar en un proceso de endulcoramiento ideológico que produzca una migración de la preferencia electoral que hasta ahora había capitalizado Chávez.

            No hay duda, que el planteamiento en torno a la revisión, la rectificación y el reimpulso (las 3 erres) establecido por Chávez busca la consolidación del chavismo como un  factor hegemónico. Chávez en la etapa 1999-2006 completó el proceso de desplazamiento de los factores políticos opuestos a su oferta electoral, pero el crecimiento aritmético que experimentó en el lapso 2000-2006 se vio estancado en esta aventura política de la reforma. El mismo presidente comentó la falsa percepción que tuvo del momento, o más bien de la oportunidad política para lanzar el ajuste ideológico hacia el socialismo del siglo XXI. Creo que sí pretende avanzar en este debate ideológico un buen comienzo seria la adecuada discusión acerca de las particularidades del planteamiento. Los recién conformados batallones electorales – las antiguas unidades de batalla electoral (ube)- deben empezar por generar una discusión profunda de las bases del pensamiento clásico marxista. Aplicando las tesis de Gramsci, el PSUV que es más un partido de masas que de cuadros, debe ser capaz de motorizar la conformación de un bloque histórico que incluya otros sectores, no necesariamente comprometidos en esta etapa de debate, pero que sí puedan compartir ciertos valores definitorios de esa idea de socialismo a la venezolana, marcada por la solidaridad, el compromiso ético y la eficiencia.

            La revisión pasa por los mecanismos institucionales de desarrollo político. Una de las lecciones del 2-D es que la maquinaria burocrática del chavismo hizo mucho daño, en cuanto su estancamiento al momento de generar respuestas políticas. En este sentido, revisión y rectificación están acompañados, pues la otra lección del 2-D es que hay cerca de 3 millones de votantes del chavismo que son susceptibles de migrar hacia donde mejor sople el viento, y evitarlo – para el chavismo- pasa por mantener las expectativas de mejora en la calidad de vida de los venezolanos y no hay duda, que el actual estado de inercia del aparato burocrático no ayuda a esto.

            De nada vale mantener un crecimiento económico sostenido, sí esté no viene acompañado por la eficacia al momento de la administración. El reimpulso estará marcado entonces por el establecimiento de una práctica ideológica que acompañe el tan anunciado proceso de cambio y eso se traduce en manejos más pulcros en la resolución de las necesidades del ciudadano promedio. Las 3 erres, se traducen en una oportunidad para retormar el proceso de consolidación de las expectativas que le han permitido capitalizar las preferencias del voto del elector. No avanzar en el fortalecimiento organizacional en el transcurso de este año, puede traducirse en una posibilidad de derrota política en las elecciones para alcaldes y gobernadores. No hay duda, que la situación del chavismo es difícil pues tiene que lidiar  con dos dinámicas paralelas: la organización de sus fuerzas en torno al PSUV y el compromiso de actuar eficazmente ante las necesidades de sus electores y adeptos políticos, todo es un espacio muy corto de maniobra política que comienza ya y termina con las elecciones. La oportunidad es clara, pero el riesgo si no se asume con seriedad el debate es mucho.

            Sí Chávez desarrolla la tesis de Gramsci de construcción de un Bloque Histórico, asegura su hegemonía más allá del 2012, de lo contrario puede acelerar la migración de un voto que demostró el 2-D no estar comprometido ideológicamente con sus propuestas.

 

Dr. Juan Eduardo Romero

Historiador

Juane1208@gmail.com

Los retos del chavismo para el 2008

Los retos del chavismo para el 2008

 

            No hay que tomar a la ligera los resultados electorales del pasado 2-D. Hemos afirmado que los casi 3 millones de votos de diferencia entre el 2006-2007, indican que el chavismo tiene una base electoral dura de cerca de 4.300.000 votos. Eso es una ventaja estratégica que debe ser usada como tal, pero al mismo tiempo debe generarse una profunda reflexión sobre la forma en que ha sido divulgado el contenido ideológico en torno al Socialismo del Siglo XXI.

            Cuando Chávez triunfa el 06-D del 2006, inmediatamente afirma que quienes votaron por él lo hicieron por el socialismo. Comenzó un planteamiento muy general sobre la naturaleza de ese socialismo, sin que existiera por parte de los funcionarios del partido (MVR. PPT. PCV) o del Estado (Gobernadores, Alcaldes, Diputados, Concejales) un debate epistemológico profundo que distanciara  está propuesta de la natural asociación con el socialismo real soviético o cubano. Esa falla, tendría sus efectos contundentes en este ejercicio electoral.

            Es este compromiso, de comenzar el debate ideológico con seriedad el primer reto para el chavismo. Cuando hablo de comenzar, es que considero que aparte de las alocuciones realizadas por el propio Chávez no ha existido un debate con seriedad hasta el momento. Ello conlleva revisar la estructura de funcionamiento del PSUV, desde la dinámica de nombramiento de la estructura como  las funciones y formas de afiliación que ha adelantado. Esta debe ser una primera acción de carácter inmediato. No se explica como un partido que se ufana de tener cerca de 5.400.000 aspirantes a militantes inscritos, llega a obtener en un ejercicio electoral sólo 4.300.000. Sin duda, en sus filas hay más de 1 millón de inscritos por simple conveniencia o miedo a una nueva lista Tascón.

            En una lectura fatua, se afirmaría que este comportamiento forma parte de la cultura política del venezolano. Es el típico comportamiento del que se “anota a ganador”. Sin embargo, a pesar de aceptar ese comportamiento cultural debo rechazarlo categóricamente. Un partido moderno – y eso pretende ser el PSUV-  debe incidir en un proceso de formación ideológica y política que lleva su tiempo. Es cierto que hay un camino adelantado: la creciente politización ciudadana del venezolano en los años recientes, que han manifestado su decisión de movilizarse. Sin embargo, no debe confundirse ganas de movilizarse con preparación política. Movilizarse es un acto emotivo, producto muchas veces de la reproducción de una conducta o la emulación de comportamientos o acciones colectivas, pero cuando hablamos de preparación política se habla de coherencia organizativa, compromiso ideológico y responsabilidad institucional. Nada de eso se observó en el ejercicio electoral del 2-D, por lo menos de parte de las fuerzas chavistas.

            El segundo reto, pasa por desarrollar una rearticulación de los marcos interpretativos que habían servido para movilizar a millones de ciudadanos desde 1998. Cuando se estudia el comportamiento electoral del chavismo, se observa que hubo un progresivo crecimiento a partir del año 2004, producto del “efecto misiones”. Ese efecto parece haber disminuido en su eficacia motivado a uno de los males del socialismo real: el burocratismo. Este es un subpunto del 2do reto: revisar la estructura de respuesta social y los marcos de movilización que impulsarón a las misiones y que parecen haberse “fosilizado” el 2-D.

            En tercer lugar, el manejo que tuvieron los medios oficiales, los funcionarios distó de ser efectivo, en términos de reducción de la dispersión que pudiera causar la propaganda en contra. Se ha dicho que el bombardeo de los medios hizo daño, pero yo me pregunto: ¿ es que en algún momento ese bombardeo ha dejado de ser frecuente desde 1999? ¿ No será que la capacidad de respuesta en esta ocasión fue reducida a su mínima expresión?. De ser así, debe exigirse una responsabilidad en los órganos de propaganda política del chavismo.

            En cuarto lugar, hay que rearticular la vinculación con los liderazgos regionales y locales. Buena parte de lo que paso, duélale al chavista más recalcitrante, tiene que ver con una natural reacción de no intervención de buena parte de los alcaldes, gobernadores y concejales, que vieron sus apetencias de continuidad reducidas a cero cuando sólo el comandante aseguró la reelección como propuesta constitucional. Hay ahí un ejercicio de crítica que el propio presidente debe asumir y restituir esos lazos que existen, pero se han visto afectados por las tendencias internas que subsisten.

            En quinto lugar, hay que repensar el ritmo de la ejecución del partido único. Un proceso de construcción de una unidad revolucionaria no debe ser objeto de un “decreto”, debe ser producto de un proceso de maduración que acá no existió. La imposición del ritmo de construcción del partido, fue asfixiante y casi coactivo, y ello explica que la maquinaria electoral – que había sido efectiva antes- no funcionará como debía. En fin de cuentas,  tal como lo entienden los chinos, la crisis representa dos cosas: un agotamiento pero también una oportunidad. El chavismo, experimentó un agotamiento de su caudal electoral – en este momento- pero tiene la oportunidad de recuperarlo, dependiendo de su capacidad de autocrítica y corrección. Veremos que ocurre.

 

Dr. Juan E, Romero

Historiador/profesor universitario

Juane1208@gmail.com

ANÁLISIS CRÍTICO SOBRE EL 2 DE DICIEMBRE

ANÁLISIS CRÍTICO SOBRE EL 2 DE DICIEMBRE

 

            El proceso electoral que vivimos el pasado 2 de diciembre, genera varias reflexiones sobre la realidad socio- política venezolana. En primer lugar, la naturaleza de la campaña electoral fue especialmente dinámica y contradictoria. Se estructuró sobre dos ejes: el miedo y el cambio ideológico. El miedo como estrategia de la oposición fue efectiva, se escogió recurrir a los valores culturales sobre la libertad, la propiedad y la venezolanidad, que fueron antepuestos a los planteamientos ideológicos de construcción del socialismo.

            El cambio ideológico, por su parte, recurrió a la estrategia de la solidaridad y el compromiso social, no obstante esto, el manejo realizado distó mucho de ser efectivo, dejando espacios para que el Bloque del No creara dudas y temores sobre el impacto del proceso de cambio. En este sentido, los que apoyaron el Sí no fueron capaces de crear intersubjetividades eficaces en el convencimiento de la gente y su necesaria movilización para votar.

            En segundo lugar, los resultados numéricamente hablando fueron sorprendentes. Ello es así pues en ningún otro proceso electoral la abstención había afectado a las fuerzas del chavismo. ¿Qué paso para que por primera vez fuera afectado?. La respuesta es múltiple. Hay una primera aproximación, derivada del total de la votación de Chávez, sobre todo sí se hace análisis electoral comparado. El chavismo ha obtenido 3.673.685, 3.757.773, 5.800.629, 7.309.080, 4.379.392 y 4.335.136, respectivamente en las elecciones de 1998, 2000, 2004, 2006 y las opciones A y B en el 2007. Cómo se observa, entre el 2004 y el 2006 se experimentó un crecimiento significativo de la votación que se vio reducido drásticamente en estas elecciones. Creemos que el miedo al cambio institucional propuesto lo explica. Sin embargo, acompañando al miedo se debe señalar dos factores adicionales: 1) la disputa por el liderazgo en el PSUV y 2) las debilidades organizativas. Con respecto al primer factor, la coincidencia o yuxtaposición entre la elección de los voceros y comisionados con la propuesta de Reforma produjo una dispersión de esfuerzos terribles. En relación al segundo factor, el PSUV demostró que la autodisolución de las demás organizaciones políticas que durante 11 procesos electorales habían sido efectivas fue un error; que todavía no ha sido  capaz de articular en lo interno la capacidad de movilización que demostraron en esos eventos electorales.

            Hay, por otra parte, otra explicación sociopolítica del fenómeno de la abstención: el cansancio electoral. La realización de tantos ejercicios electorales puede haber incidido en el resurgimiento de un sentimiento antipolítico, o puede haberse producido una mezcla entre el sentimiento de cansancio y el miedo a los cambios, que en sí es una resistencia ideológica. Eso serviría para explicar por qué el chavismo perdió (pues no se pronunció) 2.973.944 votos entre diciembre de 2006 a diciembre 2007. Ahora bien, del total de votos sacados por el chavismo, se desprende que cuenta con una base dura de votos de más de 4 millones de electores, es decir, ese es el número de comprometidos ideológicamente.

            De esa cifra se desprende, que dentro del PSUV hay cerca de 1 millón de inscritos que están ahí simplemente por anotarse a ganador o en el peor de los casos, por temor a los efectos de una lista Tazcón. La enseñanza, tanto para el chavismo como para quienes se le oponen, es que hay cerca de 3 millones de electores, que son claves al momento de decidir un triunfo electoral, y que hasta ahora se han inclinado por el liderazgo carismático de Chávez, pero que el 2-D demostró sus resistencias o reticencias al cambio drástico.

            En tercer lugar, la institucionalidad democrática venezolana salió fortalecida pues el resultado se traduce en el comienzo del fin de la transición política iniciada en 1998. Ello es así, por que al salir a defender la oposición a Chávez, la Constitución de 1999 se hizo coparticipe del Proyecto de país contenido en ella y que ha sido la base de acción del presidente de la república hasta ahora. Asimismo, los compromete con los mecanismos institucionales de expresión del voto a través del CNE, como órgano rector. Para la oposición, se trata ahora de construir una base propositiva que logre atraer a ese chavismo no radical que se pronunció en el 2006 por el mantenimiento de Chávez en la presidencia, de forma tal que el compromiso de acción política es enorme tanto para las fuerzas políticas que apoyan lo apoyan como para quienes lo adversan.

            Se trata de cómo el chavismo radical - que atemorizó con la propuesta de cambio a los simpatizantes no comprometidos ideológicamente- logra rearticular las preferencias hacia el liderazgo carismático de Chávez o se arriesga  -sí no rectifica o calibra la propuesta de cambio- a que emigre definitivamente esos casi 3 millones de votos hacia una oposición que pueda atraerlos sin radicalismo. Las cartas de la decisión política están echadas para el año 2008, año electoral y clave para responder a estas incógnitas.

 

Dr. Juan Eduardo Romero

historiador/ profesor universitario

juane1208@gmail.com   

            

LOS RETOS PARA LA OPOSICIÓN A CHÁVEZ EN EL 2008

LOS RETOS PARA LA OPOSICIÓN A CHÁVEZ EN EL 2008

 

            El triunfo de la oposición el 2-D debe ser administrado, en el sentido que tienen la oportunidad política que no tuvieron desde el ascenso de Chávez en diciembre de 1998. Una clave para el liderazgo político en esta sociedad de la telemática, es la capacidad de construir lo que Michell Foucault denominó un discurso que es dicho, es decir un discurso que por aceptación o rechazo es repetido, y que otorga al emisor la capacidad de imponer la agenda pública, es decir la agenda de discusión de una sociedad.

            Desde la llegada al poder de Chávez en los años finales del siglo XX, los partidos históricos (AD-COPEI-MAS), así como otros actores sociales (iglesia, medios de comunicación) no hicieron más que seguir los enunciados discursivos emitidos por el propio Chávez. Ello fue una constante, casi una ley general, en el comportamiento político entre 1999-2006, pero en este año 2007 comenzó a estructurarse un resquicio marcado por la dinámica de acción colectiva implementada por los estudiantes, que agregaron nuevas formas de movilización que abrieron un espacio – ayudado por los medios de comunicación social- que ha sido aprovechado para desestructurar la pretensión hegemónica del chavismo.

            La oposición debe entender, que la victoria expresada el 2-D, es más la conjunción de diversos factores que el producto propio de su esfuerzo, sin dejar de negar la perseverancia de sectores como Primero Justicia, en construir un discurso político que compita de tú a tú con el liderazgo carismático de Chávez. Esa victoria, se conformó sobre dos factores que supieron explotar: 1) el miedo al cambio ideológico, sobre todo al compararlo con los valores culturales del venezolano y 2) el cansancio electoral y el propio desgano del chavismo.

            El primer factor, fue magistralmente manejado por los técnicos en comunicación política de la oposición, haciendo hincapié en la asociación de la idea de socialismo con el modelo soviético o cubano. La posibilidad de asociar la propuesta del socialismo del siglo XXI con esos referentes sociales y políticos, generó un verdadero caos de resistencia en los naturalmente opuestos a Chávez, como en quienes lo apoyaron. Este accionar se vio favorecido por la incapacidad epistemológica del chavismo – los dirigentes del PSUV, los miembros del Comando Zamora- para desmontar los discursos políticos de la oposición. El acompañamiento por los medios de comunicación, no fue algo nuevo, de forma tal que el alegato que hemos venido escuchando de buena parte de la dirigencia chavista, es – por decir lo menos- fútil y vanal. Lo real es que la capacidad temática para defender una propuesta política fue anulada por sus propias carencias ideológicas.

            El segundo factor, fue clave para el triunfo de la oposición. El chavista que votó en diciembre de 2006 – por convicción o simpatía con Chávez- se inhibió en este ejercicio electoral, o en una menor medida se manifestó en contra. Una apreciación sobre ese desgano – lo hemos dicho en otras oportunidades- señala que cerca de 3 millones de simpatizantes del chavismo, que están ahí por una cultura política que los impulsa a “anotarse a ganador”, generando un comportamiento tránsfugo que les permite ser hoy chavistas cuando antes fueron adecos, copeyanos, urredistas, u otro espécimen político ya desaparecido o en peligro de extinción, pueden ser “captados” por un discurso político capaz de manejar referentes culturales que respondan a sus expectativas de vidas.

            La oposición puede intentar en este año 2008, aprovechar esa momentánea crisis de expectativas de los simpatizantes al chavismo para generar un discurso político que los atraiga hacia sus planteamientos. Ello pasaría por construir una proposición alternativa al propio chavismo pero dentro del marco de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV).

            Para lograrlo, creo que deben seguirse “llenando de calle”. Es decir, buscar competir en los propios espacios que el chavismo ha abierto en esta transición política iniciada en 1999. La dinámica de los consejos comunales, las mesas de aguas, energía y otras formas de asociación, es un espacio de competencia que al generarse beneficia la construcción de una ciudadanía más comprometida con el sentido de la participación social.

            El reto es múltiple para la oposición a Chávez. En primer lugar, el compromiso de la unidad política, pues hasta ahora han logrado mantener la precaria unidad planteada con la candidatura de Rosales en diciembre de 2006. En segundo lugar, es la posibilidad de definir una plataforma ideológica capaz de competir con el chavismo, en esto no han logrado avanzar seriamente y constituye su mayor reto para el 2008. En tercer lugar, el mantenimiento de una línea de acción constitucional y de respeto al juego democrático, que desista de la búsqueda de salidas violentas o de desobediencia civil, que puedan abrir un nuevo ciclo de protestas violentas, tal como el experimentado entre el 2001-2003. Finalmente, la soberbia que he observado en algunos sectores de la oposición que hablan de una eventual salida de Chávez, no hacen sino subestimar el liderazgo carismático y la capacidad de recuperación que tiene el presidente, creo ver venir una reacción de reconquista de esos sectores desencantados del chavismo y que nos hace vislumbrar un 2008 marcado por emisiones discursivas que compiten por ese electorado clave, con ofertas electorales que buscan fijar las preferencias de voto y con ello asegurarse espacios de participación política esenciales para construir una hegemonía en el sentido gramsciano. El 2008 nos dirá quién tuvo mayor capacidad, sí el chavismo o la oposición. Estaremos atentos.

 

Dr. Juan Eduardo Romero

Historiador

Juane1208@gmail.com

viernes, 5 de septiembre de 2008

Venezuela, Ecuador y Bolivia: el efecto de los movimientos sociales

Venezuela, Ecuador y Bolivia: el efecto de los movimientos sociales

 

Lo que sucede en América Latina, con este aparente resurgir de la izquierda histórica, debe ser visto desde la óptica de las prácticas disruptivas de los movimientos sociales. Nos referimos a que las formas preponderantes de los modelos democráticos en latinoamérica, sustentados como estuvieron entre los años 60 y 90 del pasado siglo XX, sobre los partidos políticos falló rotundamente.

Los supuestos sobre los que debió construirse el accionar de los partidos políticos en Sudamérica (Colorado, demócratas cristianos, AD, Liberal, Conservador, peronista, por sólo nombrar algunos casos), la respuesta social, la capacidad de cohesión colectiva, la intermediación con las estructuras del Estado Nacional; todas ellas fracasaron y generaron una desbandada de los ciudadanos hacia su confianza en los partidos.

Esa huida ciudadana, acompañada como estuvo de acciones disruptivas - entendidas como formas de protesta y reto al status quo- impulsó la antipolítica  como expresión de la cultura política en todo el contexto espacial sudamericano. Con ello, se potenció formas de articulación social más allá de los espacios institucionalizados canalizados por y desde el partido político. La oportunidad política brindada a los movimientos sociales permitió el surgimiento de un descontento y desconfianza generalizada sobre la capacidad del liderazgo democrático surgido desde los partidos, para solucionar la crisis de expectativas de los ciudadanos. Por ello, acciones como la adelantada por los carapintadas en Argentina o las propiciadas por el propio Chávez, en Venezuela, durante 1992, no fueron percibidas negativamente, por lo menos no tanto considerando que pusieron en riesgo el sistema político en ambos países.

¿ Cómo entender esto? la respuesta debe ser múltiple. Por una parte las denominadas reformas de 1era generación, que derivaron en un agresivo proceso de privatización en toda latinoamérca, disminuyó la calidad de vida del ciudadano y minimizó la capacidad de intermediación del partido político, entre el ciudadano y el Estado. Ese espacio dejado libre por los partidos, aunado al descontento hacia las instituciones políticas, fue aprovechado para la articulación de movimientos sociales que reivindicaron la condición de ciudadanía social, entendida como reclamo para una mejor calidad de vida; aspecto esté que apareció lejano en el contexto privatizador de los años 90.

El retroceso electoral de los partidos históricos en toda Latinoamérica, debe ser vista como una manifestación del voto castigo contra la debilidad institucional de los partidos gobernantes y su endulcoramiento ideológico, que hizo posible la transformación del partido en un cascarón vacio y desvinculado de la realidad. En esas circunstancias, liderazgos carismáticos como el de Chávez, Menem, Fujimori, consiguieron un espacio para articularse como mecanismos colectivos de respuestas a la crisis de expectativas, generando movilización y apoyo a sus propuestas. Debemos eso sí, estar claros que el desenvolvimiento institucional no es igual para Fujimori, Menem o Chávez, sobre todo por aquello de tratar de encajarlos bajo la mirada conceptual del neopopulismo.

En este punto, hay que entender que los movimientos sociales exitosos en sus prácticas disruptivas, manejan lo que se denomina repertorios de protestas y acción que suelen ser emulados por otros movimientos sociales. Eso explica por qué Chávez, al tener éxito en el desplazamiento de  los actores tradicionales en Venezuela mediante la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en 1999, adelantará una reingeniería institucional que procuró - y logró en gran medida- desplazar de los cargos de representación política a los actores tradicionales. Esa reingeniería institucional, ha sido emulada por Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador. No se trata de decir que son manipulados por Chávez, se trata que su accionar demostró la efectividad para los movimientos sociales del manejo de un discurso de ruptura con el viejo orden institucional y la posibilidad que tiene un discurso montado sobre la base del rescate de lo social, como tema de la agenda política.

El éxito de las misiones sociales en Venezuela, visto desde el tema de la incorporación de los excluidos ha sido emulado por parte de los demás presidentes, todo ello basado además en torno al planteamiento del nacionalismo petrolero. El hecho que el precio del barril de petróleo haya pasado de menos de 10 US$ por barril en 1998 a más de 100 US$ en este año, le da a Chávez, Morales y Correa una base de acción política que se traduce en una amenaza a los propios intereses de los grupos de poder en sus respectivos países.

No se trata de plantear que su accionar sea 100% correcto. Se trata de entender que responden a unas condiciones de cambio social que les ha permitido tener éxito electoralmente, al identificar a los electorados claves. Para Chávez, se trata de los estratos D y E, en condiciones de extrema pobreza que representaron el 82% del caudal electoral. Para Evo, se trató de las comunidades aymaras y quechuas, históricamente excluidas. Para Correa, se trató de los sectores sociales decepcionados con el retroceso del Estado Social. Todos ellos son casos evidentes de un accionar de los movimientos sociales, con marcos interpretativos que comparten elementos comunes: lucha contra la pobreza, el rescate de los político más allá de lo simplemente electoral, la incorporación de grupos de excluidos en la toma de decisiones públicas, el empoderamiento colectivo, la corresponsabilidad social, son sólo algunos de los temas.

Ahora bien, pensar que está reingeniería no produce resistencias es ilógico. Las primeras resistencias son internas. Los grupos de poder, que funcionan a través de redes de relaciones se resisten a ser desplazados. Internamente, se presenta la dificultad de la efectividad de las medidas colectivas tomadas por los respectivos líderes carismáticos y finalmente, se trata de la propia capacidad de diseñar una política pública transparente. Externamente, el reajuste institucional los enfrenta con los intereses económicos y geoestratégicos de las transnacionales y los propios intereses en la región de los EEUU. No se debe olvidar que Venezuela, Bolivia y Ecuador reúnen entre los tres (3) cerca del 12% de las reservas de petróleo del mundo, cerca del 6% de las reservas de gas, un aproximado de 3% de la reserva de bioma y cerca de un 5% de las reservas de agua potable. Todos ellos elementos estratégicos para el futuro de las naciones en el siglo XXI.

Los EEUU , han visto retroceder no sólo sus apoyos institucionales en buena parte del continente, además experimentan una grave situación económica derivada del hecho del enorme gasto energético que conlleva mantener movilizadas en situación de guerra a sus efectivos militares en Irak, Afganistán y otras partes del mundo. Estamos hablando que cada soldado movilizado gasta un promedio de 60 litros de gasolina diarios, Los EEUU tiene más de 184.000 en Irak, unos 85.000 en Afganistán y unos 33.000 más en otras partes del mundo. Todo ello se traduce en un gasto energético que supera los 15.000.000 de litros diarios, a un costo estimado cada litro de 1,20 US$. Se trata de una cifra que somete a una situación de inseguridad a todo el aparato institucional de los EEUU. Ante esto, gobiernos como el de Chávez, Evo y Correa resultan, por decir lo menos, molestos y de ahí las resistencias externas.

Todo esto nos permite entender la conflictividad actual y futura del área sudamericana en estos años. Pero debe ser objeto de una discusión seria, acerca de los modelos de democracia, el papel de los partidos y el accionar de la sociedad civil. De nuevo, es una oportunidad extraordinaria para el análisis de lo inmediato.

 

Dr. Juan E. Romero

La Universidad del Zulia

Historiador 27/08/2008 

  1.  

Izquierda en América latina


Izquierda en América latina

¿Vieja y Nueva Izquierda en Latinoamérica?

El año 2006, fue muy movido: elecciones en Colombia, Brasil, Ecuador, Perú, Nicaragua, Chile y Venezuela, llamaron la atención del mundo. De todas ellas, surgió el planteamiento del surgimiento de una ola de gobiernos de izquierdas en toda la región. La pregunta obligatoria es: ¿ qué tanta coincidencia existe entre Lula, Bachellet, Correa, Evo Morales y Chávez?, ¿ comulgan todos con los mismos planteamientos?. La respuesta es un contundente no. Y no se trata, de reproducir el planteamiento de Teodoro Petkoff, en cuanto existe una izquierda borbónica y otra moderna. Se trata de entender, que las interpretaciones y el contexto socio-histórico es muy diverso en cada uno de esos espacios.

El caso emblemático es Brasil y su presidente Lula da Silva. La composición multiétnica, compleja y conflictiva de la sociedad brasileña, donde perviven rasgos de segregación muy fuerte, de exclusión social y sociocentrismo, es un factor que incide en la interpretación que hace Lula de las ideas derivadas del planteamiento de Marx, Lenín y Stalín. Otro elemento, es que la economía del gigante del Sur, ha alcanzado unos niveles altísimos. El crecimiento del PIB de Brasil entre 2004-2005-2006 fue de 4.9, 2.3 y 4 respectivamente, que sin duda es significativo y permite entender la colocación de ese país entre las ocho (8) economías más sólidas del mundo. Ese crecimiento hace que la idea de socialismo, y el papel que Lula les asigna a los partidos de izquierda, particularmente al Partido de los Trabajadores (PT) sea completamente diferente. De hecho, en la campaña de Brasil, una de sus principales críticas surgió de una militante del PT.

Para Brasil, hablar de socialismo, del papel de la izquierda se hace muy difícil, por cuanto el planteamiento teórico que esbozan no afecta en nada la estructura del estado nacional, en lo que respecta a la explotación del trabajo y la generación de ganancias. Para Lula, avanzar en torno a los postulados de Marx, en lo que tiene que ver con la modificación de las contradicciones del Estado Nacional Burgués no es posible, por el contexto del desarrollo de las fuerzas económicas.

Los casos de Ecuador y Bolivia, son diferentes. Sí bien ambos países tienen sociedades muy complejas, en lo relativo a la multietnicidad, a las condiciones de pobreza, los desequilibrios en la distribución de la riqueza y el impacto de las compañías trasnacionales, sus democracias entran en el marco de las denominadas "democracias étnicas", que no son más que procesos de ascenso de movimientos sociales indígenas de reconocimiento de sus derechos socio-políticos y de un empoderamiento ciudadano generalizado. Rafael Correa y Evo Morales, no tienen las posibilidades de crecimiento económico y prosperidad de Brasil.

La economía de Ecuador, entre el 2004,2005, 2006 y 2007, experimentó un PIB de 7.6, 3.9, 3 y 2.5 %, respectivamente; cifras nada halagadoras. Esas variaciones en el desarrollo económico, la presión de un ciclo de protestas que en ese país le ha costado la presidencia a diversos gobernantes (Bucaram, entre otros), son propicias para avanzar en una propuesta de construcción del socialismo, que ataque esencialmente las formas de distribución mediante la mediación del estado, como gran protector del capital privada.

Para la Bolivia de Evo Morales, se presenta un panorama parecido. El PIB entre el 2004,2005, 2006 y el 2007 (proyecciones estimadas), es de 3.6, 4.1, 3.3 y 3%. Esas condiciones económicas le generan una presión social, que en su caso se suman a los diversos impactos que tiene una nación con enormes diferencias regionales, y con un proceso de integración social y ciudadana aun deficitario. En ese contexto, las ideas de un socialismo que impulse una modificación de las formas que el Estado Nacional adquiere en la distribución de los beneficios generados por la explotación del Gas y la producción de hojas de Coca, cobra una utilidad política de primer orden. De nuevo - sin caer en determinismos económicos- las condiciones económicas son esenciales para entender los modelos que toma la izquierda en Latinoamérica.

El caso de Venezuela, es también emblemático. Cuando Chávez llega al poder en 1998, la economía venezolana viene de un constante deterioro, con variaciones en el PIB muy significativas. Desde 2004, el PIB de Venezuela, ha pasado de 17.9% en ese año, a 9.3 % en 2005, 7 en 2006 y un nada mal 4.5% proyectado para el 2007 (Datos del Informe de la CEPAL). Los procesos de inversión social, a través del empleo de los cuantiosos recursos provenientes del boom petrolero en políticas sociales mediante las misiones sociales, le ha creado una base de apoyo popular enorme.

En ese contexto, Chávez lanza en el 2007, una propuesta de avance en torno al Socialismo del Siglo XXI, mediante una Ley Habilitante, que incluya emisión de un conjunto de leyes claves (Educación, Hidrocarburos, Economía, Fuerzas Armadas, Ley de División Territorial, entre otras) en la modificación de las condiciones del Estado.En el caso de Chile, el papel que tienen las fuerzas sociales afianzadas en el poder económico y político durante la dictadura de Pinochet, conjuntamente con las propias condiciones del acuerdo de la concertación que llevaron al poder a Bachellet, la llevan a proponer un socialismo más cercano a un modelo socialdemócrata que a otra propuesta. En definitiva, al contrario de lo señalado por algunos analistas, las diferencias en las condiciones socio-históricas en Latinoamérica, sólo generan un punto en común: el retroceso de las fuerzas ligadas al (neo)liberalismo, en los sistemas políticos en estas sociedades. De resto, las posibilidades de coincidencias en lo que respecta al modelo socialista aun están muy lejos, falta ver el alcance de las reformas o cambios en la estructura y el papel de esos Estados nacionales y su papel en el contexto económico mundial.

Dr. Juan E. Romero

Historiador/Profesor LUZ

1/2/2007

 

jueves, 4 de septiembre de 2008

Bolivia: crónica de un conflicto anunciado

BOLIVIA: CRÓNICA DE UN CONFLICTO ANUNCIADO

Hay veces en que el oficio de historiador resulta muy pesado, sobre todo cuando en base a la aplicación de la prospectiva y la interpretación de los procesos sociales vemos aproximarse el conflicto social. En el caso de Bolivia, anunciábamos en una de nuestras columnas pasadas la eventual conflictividad en nuestro hermano país.
Era de esperarse: Bolivia se encuentra en un momento clave de la reacción de la izquierda emergente en Latinoamérica. En su espacio territorial se viene desarrollando una experiencia histórica para el Altiplano Andino, que corresponde a la máxima expresión de la irrupción de movimientos sociales indígenas, que reivindican su derecho a organizarse y ser responsables de la dirección de las gestiones públicas, echan atrás más de cinco (5) siglos de exclusión y sometimiento. Esta situación impacta las relaciones de poder y las redes de intereses que han prevalecido en su historia republicana.
Las expresiones segregacionistas, sociocéntricas manifestadas por el prefecto de Santa Cruz revelan los profundos odios raciales presentes en el país fundado por Bolívar y Sucre. Se trata de cómo una élite ligada a la explotación de los recursos naturales para su propio beneficio, se siente amenazada ante las nuevas líneas definitorias de las acciones estatales establecidas en el proyecto de Constitución presentado por la Asamblea Nacional Constituyente. Hay una contundente confrontación sustentada en dos visiones antagónicas de la sociedad boliviana; por un lado nos encontramos la perspectiva de integración social de unos espacios que históricamente habían estado segregados y sometidos; que en esta coyuntura crítica se asumen como reivindicativos de sus raíces culturales aymaras y entienden que es necesario el control social sobre las escasas bondades económicas existentes. Por la otra parte, nos vemos frente a las iniciativas foráneas que emplean los vehículos de siempre: empresarios, medios de comunicación y movimientos sociales enmascarados en un discurso democrático, pero que en sus manifestaciones se revelan profundamente intolerantes y antidemocráticos.
Nos es casual, que cuando procedemos a realizar análisis comparativos nos encontramos en Bolivia, Venezuela, Colombia, Ecuador una misma matriz: sectores económicos, históricamente poderosos que se resisten a los procesos de cambio y democratización de las bases económicas de la sociedad, que trabajando conjuntamente con movimientos sociales – conformados por jóvenes de diversos origen social- asumen la “defensa” de valores individuales, en una perspectiva esencialmente liberal acerca del bienestar individual sobre el colectivo. Todo ello matizado a través de los medios de comunicación que le brindan su apoyo irrestricto. Sin embargo, lo más grave ocurre detrás de las sombras: el apoyo trasnacional mediante el financiamiento a organizaciones y movimientos sociales bajo la excusa de programas de fortalecimiento democrático, auspiciados incluso desde el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Cabe preguntarse: ¿ porque esta conflictividad en este momento?. La respuesta es múltiple y en parte ya la hemos asomado: la iniciativa de democratizar y ampliar los procesos de reconocimiento de la ciudadanía cultural, entendido como la incorporación de grupos sociales y étnicos socialmente desplazados de la toma de decisiones y del ejercicio del poder, a pesar de ser mayorías numéricas. Eso se traduce en una verdadera apertura democrática nunca antes existente, pero sobre todo es un cambio cultural difícil de entender en sociedades con estructuras de castas como Bolivia: que los sujetos sin voz se alcen y transformen en actores sociales contundentes y dinámicos, sin importar sus orígenes étnicos o su herencia familiar.
Hay otro factor de especial relevancia y está asociado al momento de cambio geopolítico que experimenta Latinoamérica. Los países desarrollados, organizados en el llamado G-8, disponen cada vez de menos fuentes de energía. La mayoría del consumo energético global – casi el 80%- se va, sectorialmente hablando, en transporte e industrias, ligados al desarrollo capitalista. Menos del 30% se dedica al consumo en hogares, escuelas, hospitales y otras áreas importantes. Las grandes áreas de explotación petrolera, las zonas ubicadas en Asia central y Oriental, medio oriente, entre otras zonas conocidas como “el creciente mayor” se encuentra sometidas a una conflictividad enorme, aspecto este que dificulta contar con una producción constante de energía amén de aumentar los costos de producción. En este punto se inserta la realidad latinoamericana: Bolivia, Ecuador, Venezuela , Colombia y Brasil constituyen el denominado “creciente menor”, que cuenta con importantes reservas estratégicas en gas y petróleo que lo convierte en centro de atención por los países industrializados.
La provincia de Santa Cruz, no sólo es la más importante en recursos gasíferos e hidrocarburos, por otro lado reúne buena parte de las tierras productivas del país y con ella la otra gran potencialidad de Bolivia: la producción de soja. Adicionalmente es la puerta de entrada de nuestro hermano país al área amazónica que cuenta con importantes reservas hídricas. En definitiva la zona agrupa los dos factores esenciales de las confrontaciones geopolíticas en este siglo XXI: agua y petróleo.
La estrategia adelantada con el referendo – írrito e ilegal al hacerse fuera de la constitución boliviana- repite parte de las acciones emprendidas en torno al antiguo Departamento del Darién en Colombia y que a principio del siglo XX permitiría el surgimiento de nuestro hermano Panamá. Se trata de organizar grupos cívicos que en nombre de la “autonomía” y contra el “abandono centralista” proponen y exaltan una identidad regional que se asume contraria al espíritu nacional. Se reivindican las diferencialidades locales y con ella se construye un clivaje – o enfrentamiento- nación vs región. En ese enfrentamiento se organiza – con base a apoyos financieros diversos-grupos sociales que impulsan y elevan esas diferencialidades, enmascarando con ello una idea base de la propuesta neoliberal: la reducción del papel del Estado y la privatización de las explotaciones mineras. Llama poderosamente la atención que el discurso del Comité Cívico de Santa Cruz, coincide con el discurso autonomista de Manuel Rosales y otros grupos que impulsan estatutos autonomistas, que bajo la mascarada liberal contribuyen a separatismos y fanatismos regionales.
Se trata de comprender como en este contexto geopolítico de principios del siglo XXI nos encontramos en una coyuntura crítica, donde las acciones del capital trasnacional, interesado en controlar los recursos mineros estratégicos, pasan por organizar movimientos sociales, que con estrategias disruptivas y de reto al poder establecido buscan dividir e impulsar dinámicas contrarias a la ampliación e inclusión democrática de las minorías étnicas y sociales. En Bolivia, donde entre el No y la abstención cerca del 50% se resistió a la falsa autonomía, se encuentra Latinoamérica con el trance de la disgregación y la dispersión social impulsada desde el exterior, habrá que asumir una dura defensa de la integración en este momento histórico.

Dr. Juan E. Romero
Historiador7profesor universitario
Juane1208@gmail.com
04/0572008

Ajuste Socio-político en América Latina

Ajuste Socio-político en América Latina
Ajustes Institucionales en América Latina
Las elecciones desarrolladas en América latina durante el 2006, no solo significaron la irrupción de nuevos actores étnicos (Evo Morales, Rafael Correa), la ratificación de actores políticos de gran liderazgo (Chávez y Lula), sino que se traducen en un reajuste institucional que pone en jaque la estructura del Estado Nacional Dependiente, estructurado durante todo el siglo XX en nuestras latitudes.
El primero que comienza el proceso de ajuste estructural, fue Chávez, que se ha convertido después de Fidel Castro, en el patriarca político de la izquierda latinoamericana. El proceso Constituyente convocado en 1999, se tradujo en un dinámica de desplazamiento de los actores políticos tradicionales, que no supieron responder a las condiciones de emergencia social imperantes en la región. Sin embargo, el Proceso Constituyente no altero para nada la estructura de explotación del Estado Dependiente. Las formas de protección del capital privado, la estructura productiva sigue estando igual que antes de la llegada al poder de Chávez. Por eso, en su juramentación para el periodo 2007-2013 Chávez anuncio una radical reforma del Estado, que propende a disminuir la incidencia y protección del estado Nacional sobre las formas de apropiación de los excedentes productivos.
El ejemplo marcado por Venezuela, es decir, iniciar la Reforma con la convocatoria de una Constituyente, ha sido seguida por los presidentes de Bolivia, Evo Morales y del Ecuador, Rafael Correa. Para ambos mandatarios, dadas las condiciones de dificultad económica y movilización social en que han llegado al poder, este proceso se puede traducir en una pugna alrededor del control del poder legislativo y la promulgación de las nuevas condiciones socio-políticas de cohabitación entre viejos y nuevos actores sociales.
Para Evo Morales, la situación es más delicada que para Rafael Correa, debido al elemento de presión determinado por la presencia de transnacionales ligadas al negocio de explotación de las fuentes de hidrocarburos (Gas) en Bolivia. Sin embargo, para Correa las condiciones de polarización política que experimenta la sociedad ecuatoriana no son nada fáciles. En ambos casos, se observa una gran expectativa de la población indígena tradicionalmente marginada del accionar de los gobernantes en esos países.
En este sentido, el apoyo económico y político vertido desde la presidencia de Chávez es sustancial para ambos mandatarios. No se trata de afirmar que se conviertan en un "satélite chavista", tal como ha sido afirmado por sectores en Bolivia y el Ecuador. Se trata de entender, que todos esos procesos caen dentro de una oleada de cambio, impulsada por movimientos sociales imbuidos en las ideas de la resistencia a la globalización, que han creado estrategias disruptivas efectivas, reproducidas por diversas organizaciones sociales y políticas, desplazando del poder a factores tradicionales.
Chávez, Morales y Correa, tienen la oportunidad de construir una relación Estado-sociedad civil- movimientos sociales, que vaya más allá de las formas de explotación establecidas durante muchos siglos en América Latina. Su éxito depende de los niveles de participación y movilización, asociados al mismo tiempo a un reajuste en las formas de distribución de la riqueza de manera mas equitativa. Mantener las expectativas de cambio, satisfacerlas o no, es el gran reto que enfrentan en este ajuste estructural que se plantean, mas aun si consideramos las difíciles condiciones internacionales en que las plantean.
La administración Bush parece decidida a iniciar una escalada contra "los populismos radicales", tal como ha sido expresado por Condolezza Rice, que son vistos como movimientos socio-políticos "peligrosos" para el modelo de democracia procedimental impulsado desde Washington. En virtud de las limitaciones para actuar directamente, los EEUU han optado por la estrategia del apoyo de factores o fuerzas políticas en el interior de Bolivia, Venezuela y Ecuador, destinadas a obstaculizar los procesos de ajuste estructural. Este accionar, ya demostró en el caso de Venezuela, una gran conflictividad social (tal como quedo evidenciado en los hechos de 2002-2003), para los casos de Bolivia y Ecuador es de esperar reacciones violentas, que ya han aparecido en el caso de Bolivia y uno de los gobernadores opuestos a la Constituyente. Para los Latinoamericanos en general, estas experiencias arrojan luces sobre las posibilidades de construcción de alternativas sociales y políticas a los intentos de dominación de EEUU, pero habrá que hacerles un seguimiento a las estrategias que dispongan las fuerzas sociales nucleadas alrededor de esos liderazgos "populistas radicales" para resistir la intervención - no directa- de los EEUU.
Juan Eduardo Romero J.
Historiador- La Universidad del Zulia
Venezuela
14/02/2007

LA DEMOCRACIA INTERNA EN VENEZUELA

LA DEMOCRACIA INTERNA EN VENEZUELA

Cuando se analiza el funcionamiento de los sistemas políticos, se considera la estructura de los partidos políticos, las condiciones y seguridades implícitas en los procesos de elección, así como las dinámicas de democracia interna, esencialmente referidas a la elección de sus autoridades.
En la historia de los sistemas políticos en nuestro país, los indicadores antes señalados, no han sido precisamente los más utilizados. El sistema de partidos establecidos desde 1958, tuvo una etapa inicialmente multipartidista, con un promedio de organizaciones políticas entre 1958-1973 de más de seis (6) partidos principales. Eso nos explica las características inestabilidades que se confrontó en esos años. En cuanto a la condición de pulcritud del sistema electoral, la organización de los procesos comiciales fue en ese mismo período particularmente poco transparente. Este aspecto está matizado por el hecho que la conformación del Consejo Supremo Electoral (CSE) estuvo determinado por la representación en el mismo por los partidos más votados en cada proceso electoral. Ese reglamento se mantuvo hasta su reforma con la Ley del Sufragio y Participación Política en 1997.
Con respecto a los procesos de democracia interna, esté ha sido quizás el que mayor déficit ha tenido en nuestra historia. Los principales partidos históricos: Acción Democrática (AD), Comité Político Electoral Independiente (COPEI), Partido Comunista de Venezuela (PCV), Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), Movimiento al Socialismo (MAS) y Unión Republicana Democrática (URD); sí bien realizaron procesos internos, lo hicieron marcados por la duda y con escasa supervisión, generando en la mayoría de los casos, cismas o separaciones; y en otros profundos daños que afectaron el futuro del partido político.
En el caso de procesos más recientes, sobre todo en lo que respecta a las nuevas organizaciones políticas, nos encontramos también con particularidades. Sí comenzamos con los partidos opuestos a Chávez, nos conseguimos con organizaciones que han surgido esencialmente de personalismos, tal es el caso de Alianza un Bravo Pueblo (ABP), encabezada por Antonio Ledesma. Es este un ejemplo vivaz de la escasa democracia interna de una organización política, pues su funcionamiento se encuentra basado en los rasgos personales de su liderazgo. Otro caso interesante, es el de Primero Justicia (PJ), que desde sus orígenes tiene una particularidad: el de haber surgido de una organización civil; aparte de eso hasta antes del 2006 no había realizado ningún proceso de elección interno, aspecto completamente contradictorio en una organización política cuyo principal elemento discursivo es la defensa de la democracia. Cuando PJ, realizó su proceso interno entre 2005-2006, la escasa pulcritud en el censo de representantes, aunado a diferencias internas en cuanto a la concepción del trabajo político, produjo una separación que se concretó en la salida de parte de “ los históricos” fundadores: Gerardo Blyde, Leopoldo López, entre otros.
En el caso de Un Nuevo Tiempo (UNT), nos encontramos otra organización surgida más bien del voluntarismo político de su líder: Manuel Rosales. Hasta los momentos, no ha existido un proceso de democracia interna, por el contrario la estructura de organización del partido ha sido esencialmente “dedocrática”. Se tiene que recordar como en la campaña electoral del 2006, Rosales nombró, uno a uno, los representantes de organización, secretario general, secretario político y otros cargos, sin mediar ninguna consulta con sus bases. De nuevo se observa una prueba del profundo déficit democrático de nuestras organizaciones.
En los casos de las organizaciones cercanas al gobierno de Chávez, nos encontramos con dinámicas parecidas. El Movimiento Quinta república (MVR), sí bien en sus estatutos habló de democracia horizontal y vertical, para representar consultas permanentes con sus bases, terminó resultando en la imposición de liderazgos personalistas, representados en las tendencias internas. Es importante recordar, los resultados desastrosos para el chavismo en el Zulia cuando ha impuesto candidaturas sobre los pareceres de las bases. En el MVR hubo intentos de elección, de hecho se dio un proceso en el año 2005, pero en el mismo surgió problemas entre las diversas tendencias, pero sobre todo cantidad de problemas por las dudas acerca de la estructura del registro electoral. En los casos de otras organizaciones que apoyan a Chávez, como es el PPT, PODEMOS, entre otros el proceso es el mismo, en cuanto el déficit democrático interno.
Precisamente, ese déficit democrático histórico, es lo que ha marcado en forma diferencial el recientemente culminado proceso de elección de las autoridades del PSUV. Se trata de una dinámica de democracia interna, que mezclando elecciones directas e indirectas ha permitido conformar una estructura partidista que responde a un proceso de consulta democrática, con padrones electorales que pueden ser verificados por las diversas tendencias. Esta dinámica insisto en ello, puede ser el inicio de un cambio en el funcionamiento de las organizaciones políticas y la forma como estas toma, ejecutan y planifican la agenda pública de acción. Por otra parte, la estructura resultante tiene una mezcla interesante. En primer lugar, hay una macro estructura dirigente, formada por los Vice-presidentes, en donde resalta la figura siempre lúcida de Muller Rojas. Aunado al vice-presidente se unen sus equivalentes regionales, que indudablemente asumen la conformación del país en regiones políticas, un viejo esquema de los partidos históricos clásicos europeos, pero que había sido abandonado en la dinámica organizacional en América Latina.
Esa organización por micro- regiones (Zulia- Falcón, Andes, centro- Occidental, Capital, oriental, Guayana, entre otras), permite distribuir y organizar al partido, buscando con ello la conformación de un Bloque Hegemónico, en el sentido planteado por Antonio Gramsci, es decir, un partido capaz de movilizar y convencer al “otro” que se asume como un sujeto histórico que es necesario ganar en la dinámica política. Por otra parte, la elección de una estructura por Estado, que comparte responsabilidades con los vice-presidentes regionales genera un constante debate, que hasta ahora había sido infructuoso en la democracia interna del chavismo.
Sin duda, la elección del PSUV nos ocupara – a quienes somos estudiosos de la realidad política- más de un análisis, pues las formas de relacionamiento y las posibilidades de discusión democrática que abre son significativas y definitivamente distintas de lo que conocemos en la historia política venezolana. Ojala que las demás organizaciones políticas emulen este proceso democrático de elección de sus autoridades. Sí eso sucede estaríamos siendo testigos de un verdadero proceso de democratización. Ya veremos que hacen ¡.

Dr. Juan Eduardo Romero J
Historiador- profesor universitario
juane1208@gmail.com Q
22/04/2008


BARAK OBAMA Y LA VENEZUELA DE HUGO CHÁVEZ


BARAK OBAMA Y LA VENEZUELA DE HUGO CHÁVEZ

Las elecciones internas en el partido demócrata terminaron seleccionando a Barak Obama como su candidato. La dinámica de su elección estuvo marcada por la feroz competencia con la ex primera dama Hillary Clinton, quién contó con todo el apoyo de los sectores más poderosos de la sociedad norteamericana que en algún momento se movieron detrás de su marido Bill Clinton en el período 1992-2000.
Para Obama, las elecciones presidenciales y el debate que ha iniciado con el candidato republicano John McCain está marcado por una agenda de múltiples focos. Uno de ellos es el espinoso tema de la Guerra en Irak. La administración de George W. Bush hizo comprometer a los EEUU en una invasión sobre bases de inteligencia totalmente manipulados, que ocultaban el enorme interés que tiene su gobierno en el tema de las reservas de petróleo con que cuenta Irak y que en su proyección debían ayudar a evitar la catastrófica realidad en la que se encuentra sumido actualmente: un precio del petróleo por encima de los 100 US$ por barril. La situación es distinta para el enfoque de esta cuestión. Para los demócratas se trata de evitar que se repita- tal como parece hasta ahora- un nuevo Vietnam, es decir, un proceso donde la intervención norteamericana sea cada vez mayor con un costo en vida humana y económica enorme que afecte la gobernabilidad y la estabilidad de las instituciones estadounidenses. La situación para los republicanos es diferente, para ellos se trata de mantener una continuidad en la línea trazada por la administración Bush, más aun cuando la naturaleza militar de su candidato le permite incidir sobre esa postura.
Sea como sea, la situación en Irak es grave. Grave desde el punto de vista militar, pues el incremento de los efectivos militares así como los equipos instalados en Irak se traduce en un costo. Se calcula que cada minuto transcurrido en el enfrentamiento en esa zona le cuesta al gobierno de los EEUU un promedio de 5.000 US$. Asimismo no hay una perspectiva clara de triunfo a través de su estrategia militar, por el contrario todo indica que la situación se complica pues la incidencia de Irán y su apoyo a los shiítas, produce una extensión de la intensidad en el conflicto.
La otra gravedad, viene dado por la incidencia que tiene sobre la situación en el Medio Oriente. La invasión a Irak tuvo entre sus objetivos ayudar a estabilizar la zona, según palabras del propio Bush al autorizar la acción militar. No obstante los resultados han demostrado precisamente lo contrario. La inestabilidad de la zona, ha incrementado el conflicto con los árabes por el tema palestino. La llegada al poder de Hamas en el territorio palestino ha incrementado la radicalidad y mantiene la zona en un estado latente, que en cualquier momento puede generar una explosión militar de grandes proporciones.
Toda esta situación, coloca a Barak Obama en una postura crítica. Como intelectual cercano a un planteamiento menos radical del que asume Bush, debe lograr un retiro “digno” que no afecté las posiciones de poder que él mismo puede llegar a representar. Para él se trata de presentar la cuestión del retiro de Irak como una prioridad, sin que con ello le quede la sensación a la opinión pública norteamericana, que han sido derrotados. Asimismo, el tema Irak está vinculado con el futuro de Irán. Las declaraciones de Obama han identificado a ese gobierno como contrario a los intereses de los EEUU y ve con preocupación el desarrollo de su programa nuclear destinado a la generación eléctrica.
En general, la situación en esta zona es un foco de perturbación y preocupación para él y su equipo de asesores. Por otra parte, Obama ha dicho que decidió retomar la política latinoamericana como una de sus prioridades. En este punto se inserta el tema de la Venezuela de Hugo Chávez.
Cómo es bien conocido, nuestro país es uno de los principales proveedores de hidrocarburos en el mercado interno norteamericano, por otro lado el hecho que seamos socios mayoritarios en un conjunto de refinerías que llegan a dominar cerca del 25% del mercado de derivados aumenta la incidencia que podemos tener en la situación económica e industrial de los EEUU. No hay que olvidar que cerca del 70% del petróleo que consume los EEUU se dedican al sector industrial y transporte, por lo que resulta estratégico para un futuro gobierno de Obama mantener una relación fluida con nuestro país. De hecho ha manifestado que retomara una agenda de trato directo con el presidente Chávez. Esa afirmación señala un cambio en la actitud hacia la política exterior hacia Venezuela. Un cambio que sin embargo, debe ser visto con mucho cuidado. Es un cambio en la forma del trato, pero no en las líneas generales que asumen al Estado venezolano como una amenaza a los intereses de los EEUU.
El papel que tiene Colombia, como representante de la visión estratégica de los EEUU en la zona, es un tema de controversia con nuestro gobierno. No hay que olvidar que con el apoyo del gobierno norteamericano la administración Uribe ha incrementado su gasto militar hasta alcanzar los 5.500 millones US$ anuales, incrementando el número de tropas, equipos militares y armamento. Ante ello, la administración Chávez ha activado una política de equipamiento militar en un sentido de disuasión ante el accionar del gobierno colombiano apoyado por los intereses norteamericanos.
El gobierno de Chávez, se ha transformado en un gran obstáculo para el desarrollo de las líneas estratégicas de los norteamericanos, principalmente por constituirse en una referencia de nacionalismo petrolero que atenta contra los intereses expoliativos de las compañías transnacionales ligadas al tema petrolero. Por otro lado, el gobierno de Chávez ha sido puntual en la finalización de la Doctrina Monroe, al permitir la penetración de capitales provenientes de otras zonas geográficas. Particularmente es vital resaltar el papel económico que tienen los chinos, los españoles, los iraníes, los franceses, los italianos, que han ido desplazando al capital a los norteamericanos como principales socios económicos en las empresas productivas del país. Tampoco debe olvidarse la política mantenida por el gobierno venezolano en lo que respecta a los procesos de integración. La reciente propuesta de UNASUR es una espina clavada en el centro de poder y se manifiesta como una acción que plantea una visión estratégica que se contrapone con la perspectiva de seguridad y defensa sostenida tanto por Obama como por McCain, de tal forma que se asiste a una nueva etapa de la confrontación con los intereses norteamericanos pero ahora referidos a una especie de relación directa entre gobierno y gobierno. Hay que estar claro que este nuevo momento no se traduce en el fin de la conflictividad socio- política, más bien se trata de un momento de distensión que puede abrir nuevos causes.

Dr. Juan Eduardo Romero
La Universidad del Zulia

CHÁVEZ Y EL FIN DE LA DOCTRINA MONROE


CHÁVEZ Y EL FIN DE LA DOCTRINA MONROE

La reciente gira por Europa señala un aspecto de la geopolítica de América Latina de la cual habíamos resaltado algunos elementos. Se trata de la culminación de la Doctrina Monroe en el contexto geográfico latinoamericano y sus implicaciones tanto para EEUU como para el resto de los países de Centro, Suramérica y El Caribe.
Como es de todos conocidos, James Monroe presidente de los EEUU entre 1817-1825 formuló estas líneas de acción del gobierno norteamericano que se resumen en tres acciones: 1) negativa a permitir nuevas colonizaciones europeas en América, 2) abstención de los EEUU en los asuntos de Europa y 3) no intervención de los europeos en los gobiernos de América latina. Esas tres acciones se tradujeron y complementaron con las expansiones territoriales de norteamericanas, principalmente a costa de territorio mexicano, la compra de Luisiana a Francia y la adquisición de la Florida a España; con ellas los EEUU se enrumbó a la consolidación de una hegemonía en la región que se ha visto disminuida en los últimos años.
El gobierno de George W. Bush, ha escogido tener una mayor prioridad para otros espacios geográficos, constreñidos al denominado “creciente mayor” (Asia Central y Oriental, Medio Oriente) en donde tiene intereses asociados al tema petróleo y que le ha permitido intervenir en dos de las mayores reservas energéticas del mundo (Afganistán e Irak). Sin embargo, esa selección ha tenido su costo geopolítico, que se manifestó en la introducción de capitales europeos y asiáticos con inversiones estratégicas en áreas económicas vitales, principalmente asociada con recursos naturales de gran valor geopolítico (carbón, petróleo, gas, puertos, vías de comunicación). Acompañando este proceso nos encontramos una dinámica institucional de surgimiento de nacionalismos petroleros de nuevo tipo en América Latina, principalmente signada por una conciencia histórica del significado geopolítico de los recursos energéticos que disponen. Gobiernos como los de Chávez en Venezuela, Lula en Brasil, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador, han levantado la bandera de la defensa de los recursos petroleros y lo han empleado para lograr mayores beneficios económicos para sus ciudadanos.
Estos principios de defensa de la soberanía energética, se han enfrentado con la pretensión norteamericana de mantener un espacio de intervención a través de la acción ejecutada por las fuerzas armadas colombianas, que han sido laboratorio de aplicación de la denominada revolución en armamento militar (RAM), que se traduce en la utilización de los avances en ciencia y tecnología en el área militar. Este desequilibrio generado por Colombia en su asociación militar y estratégica con EEUU ha derivado en el acercamiento con otros focos de la arquitectura mundial o del sistema- mundo, particularmente con países como Rusia y China, que tienen interés en el acceso a explotación conjunta de hidrocarburos y gases, y que además han prestado asesoría y apoyo militar a nuestro país y a otros en el área. El resultado de esta modificación de la tradicional área de intervención norteamericana, aunado al surgimiento de países enmarcados en políticas nacionalistas ha derivado en la culminación de la Doctrina Monroe.
Como parte de esa culminación, el gobierno de Chávez adelanta acercamiento con otras áreas estratégicas mundiales. El contacto y alianza estratégica con Rusia y China( que a su vez tienen vínculos comerciales con Brasil y Brasil con nosotros), para generar proyectos conjuntos que se traducen en un incremento de la inversión de esas naciones en áreas asociadas al petróleo y el gas, aunado a la incorporación cada vez mayor de países europeos (Portugal, España, Francia, Italia) en la conformación de proyectos conjuntos de explotación, exploración y refinación de petróleo. No hay que olvidar, que en la medida que se produce la certificación del petróleo pesado de la faja del Orinoco, que nos coloca con un potencial superior a los 270.000 millones de millones de barriles de crudo (cerca de un 25% de las reservas mundiales, superando a Arabia saudita que tiene 180.000 millones de millones), nuestro país cobra mayor significado estratégico. Estas alianzas, que acaba de firmar colocan un cimiento más el entierro de la hegemonía dominante de los EEUU en la región, y abre nuevos espacios para el desarrollo de políticas independientes y de integración sur- sur. En este contexto es que debe ser vista la gira de Chávez a Europa. Asistimos a un momento clave en la nueva arquitectura mundial que hay que seguir con mucha atención.

Dr. Juan Eduardo Romero
La Universidad del Zulia
Historiador
Juane1208@gmail.com
28/07/2008